ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝑋𝑋𝐼𝐼𝐼

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—Se desmayó después de ganar y atrapar al profesor —decía Todoroki mientras cargaba en brazos a Kiyomi.

—¡Pobre! Déjala en la camilla, por favor — pidió Recovery-gril—. Ya veo… Parece que solo es una pequeña contusión por el golpe y desgaste por su ardua pelea —dictaminó—, dejémosla descansar, solo necesita reposo.

Todoroki acató la orden y salió de la enfermería, Recovery-gril antes de salir busco una manta para arropar a la chica que ya hacía en una de las camillas.

Al escuchar el inconfundible ruido de la puerta se giró para ver a un chico oji rubí en la puerta mirando a la chica.

—Oh, eres tú, cuando despierte necesitará agua, no dejes que se duerma de nuevo porque le haré un chequeo.
»Estaré viendo las peleas de los demás por si pasa algo me llamas.

«¿Qué le hace pensar que me quedaré aquí con ella?». Eso es lo que daba a entender la expresión de Bakugou.

Ella solo sonrió y le preguntó en un tono bajo:

—A ti como que te importa, ¿cierto?

Su cara cambió a sorpresa y luego a resignación y levantó los hombros; cosa que Recobery-girl transcribió como: “¡¿A ella?!… un poco”.

«¿¡Un poco!? Si se ve que se está muriendo por ella», pensó la mayor, pero no lo dijo, ya llegaría el momento para que él lo entendiera y aceptara. Solo se limitó a reír.

—¿De qué se ríe? —gruño.

—Cuídala, sé que la dejo en buenas manos —dijo mientras los dejaba solos.

Kiyomi 

Cuando logro despertar me encuentro con un techo blanco, definitivamente no es el de mi cuarto, el de mi cuarto tiene estrellitas que brillan en la oscuridad.

Al oler la inigualable mezcla de alcohol y algún otro desinfectante, sé dónde estoy: en la enfermería.

Trato de hablar, pero lo único que me sale es un gruñido que me obliga a cerrar los ojos.

—No te muevas —ladra una voz profunda, y aunque no puedo verlo, sé quién es—. Voy a buscarte un poco de agua —antes de que pueda decir algo, lo escucho salir. 

Cuando vuelve, ya estoy sentada en la cama, tiene una bandeja. Me río y termino sin poder hacerlo porque un dolor me invade el vientre. 

—No hagas eso —gruñe, y eso solo me hace querer reír más. Deja la bandeja en la mesita al lado de la cama.

—No puedo beber tanta agua —digo con una pequeña sonrisa.

—No sabía cómo te gustaba.

En la bandeja tenía agua embotellada, con hielo, a temperatura ambiente y con gas. 

Esta tiene que ser una de las cosas más dulces y adorables que he visto a Bakugou hacer. 

—Tomaré la botella, por favor.

Asiente y la coge de la mesa, le quita la tapa antes de dármela. No creí que tuviera sed hasta que el agua me llega a los labios, y antes de darme cuenta la bebo toda. 

—Conseguiré más.

—No, estoy bien. Me tomaré los otros vasos después.

Me muerdo el labio para no sonreír mientras veo a Bakugou quedarse en medio del cuarto sin saber qué hacer. Aunque no lo logro y una carcajada sale de mi boca seguida de una mueca.

—No te muevas —ordena, agarra la silla del rincón y la coloca junto a la cama, se sienta en la silla y se inclina hacia atrás—. Te voy a vigilar.

𝑵𝒐 𝒎𝒆 𝒎𝒊𝒓𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒐𝒋𝒐𝒔 -𝓑𝓪𝓴𝓾𝓰𝓸𝓾 𝓗𝓪𝓽𝓼𝓾𝓴𝓲Where stories live. Discover now