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Los Malik son una familia paquistaní con una exitosa floristería. Después de la pérdida de su abuela, Zayn, un estudiante conflictuado, siente que el mundo llegó a su fin. Será cuestión de que Liam, un exitoso abogado con un excel...
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Había una especie de tormenta peligrosa. Las noticias de todo el día lo habían advertido: al llegar la noche, la lluvia se iba a poner violenta, con mucho aire, probablemente complicando la funcionabilidad del voltaje, líneas de teléfono, recepción e internet. La familia Malik decidió que pasarían todos juntos en la casa cercana a la florería, para lo cual Zayn pidió le dejaran estar por su cuenta en su habitación, descansando de los alaridos de sus primos más pequeños. Apenas terminaba de leer un artículo en una revista especializada de arte que le había conseguido su madre, el golpear de fragmentos en su ventana le hizo prestar atención.
Ahí, en el patio, estaba Liam. Con un impermeable gris que le hacía resbalar el agua. Le señaló la estructura de las enredaderas al costado de su ventana y asintió, subiendo con dificultad para después introducirse en la habitación.
Retiró toda su ropa mojada y Zayn le recibió con una toalla, unas pijamas y un camisón grande. ¿Cuál era la situación? Bueno, no había sabido de este hace ya un par de semanas. La comunicación se había vuelto interrumpida en prolongados periodos de tiempo y cuando se podían hablar, era nada más para desearse las buenas noches y ponerse al día con lo que había sucedido para el otro. Cruzó sus brazos y se regresó a su cama, el recién llegado no sabía qué hacer.
— ¿No me quieres dar un beso? —cuestionó Liam. Zayn se rompió en llanto, obviamente sí quería darle un beso. El mayor se introdujo en su cama, no sin antes asegurarse que la puerta estuviera cerrada. Le abrazó con fuerza y besó en los labios— han sido unos días muy complicados y yo... y-yo lamento no poderte haber visto. Lo eres todo para mi y no quiero que sientas que no me importas, pero, el trabajo m-mis ocupaciones. Pensé que con hablar era suficiente.
— Soy un exagerado, Liam, sí, es suficiente —era la cuchara más pequeña en aquella posición— yo quería tenerte a mi disposición todo el tiempo, me cuesta mucho trabajo hacerme de la idea que tienes también una vida ya hecha y responsabilidades que cumplir. Simplemente, lo siento irreal, el que no podamos estar juntos todo el tiempo —en un parpadear, el que le abrazaba le hizo llegar un mensaje a su chat instantáneo.
— ¿Qué dices? —dijo Liam. El mensaje era una imagen de un código QR, había comprado vuelos de primera clase para vacacionar el próximo fin de semana— tú y yo, sin escondernos, paseando, conociendo y disfrutando de lo que somos. Zayn, s-somos novios —tartamudeó— somos novios. Y quiero tratarte como tal, como te lo mereces por estar conmigo y traerme toda la felicidad que me has traído.
El más joven asintió, emocionado. Justo era lo que necesitaba, alejarse un rato para poder encontrarse consigo mismo antes de entrar a la Universidad. Bufó emocionado y le abrazó con fuerza. Aquella noche, durmieron juntos y Liam, en la madrugada, se escabulló de regreso por la ventana para no levantar sospechas.
