14. She

903 80 337
                                    

Ayer habíamos encontrado una foto instantánea de Harry detrás de su piano. Una imagen de él y Mitch que atrás tenía escrito: "12N, 1.32PM, 3".

Después de rompernos la cabeza todo el día pensando qué carajo podían significar aquellos números y letras, nos rendimos y dijimos que mañana (es decir, hoy) lo pensaríamos con más claridad.

Me había ido a dormir admirando la foto. Harry sonreía a la cámara abrazando a su amigo, ambos apoyados sobre el gran piano detrás de ellos. ¿Qué podían significar esas cosas escritas detrás del papel?

Hace unos minutos había despertado asimilando el sueño que acababa de tener. Soñé con Harry (no me sorprende). Estaba con él en esta misma mansión, no sabía qué hora del día era, pero de un momento a otro me había acorralado contra la pared e iba a besarme con frenesí. Lamentablemente, mi sueño terminó antes de lo esperado y solo desperté besando mi mano. Patético, pero era la realidad.

Miré mi teléfono cargando en la mesita de noche. Eran diez para las nueve de la mañana. Eso significaba que Harry pronto tocaría mi puerta obligándome a levantarme y que empecemos a hacer algo divertido o que practiquemos alguna canción.

Decidí advertir sus acciones y me puse de pie. Salí de mi cuarto y me dirigí a mi baño donde me lavé la cara, me mojé un poco el cabello y lo acomodé con ayuda de mi crema. Viéndome decente y sintiéndome bonita, me sonreí para mí misma frente al espejo.

Me quedaban diez días antes que deba volver a mi realidad, así que los aprovecharía al máximo con Styles.

—¡Harry! —canturreé fuertemente saliendo del baño.

Troté hasta su habitación al final del pasillo. Toqué su puerta tres veces y escuché un quejido de pereza desde el interior, recién se estaba despertando.

—¡Arriba, muchachón, es un nuevo día para presumir tu belleza! —bromeé sin dejar de golpear su puerta.

—¡Ah, Beatrice, te mataré! —rugió desde adentro— ¡Estaba soñando increíble!

Aguanté una risa en mi garganta y solo apreté mis labios a la vez que abría la puerta de su habitación lentamente. Aproximé mi cabeza por el marco de la puerta y ahí lo vi: en su cama, recostado boca arriba con los ojos cerrados y sus brazos debajo de su cabeza. No llevaba una playera puesta y la sábana solo cubría hasta su abdomen revelando sus tatuajes.

Cristo, perdóname por pecar mentalmente.

—Buenos días —le sonreí adentrándome al cuarto.

—Buenos días van a ser cuando amanezcas aquí. —Me vio con los ojos hinchados por el sueño y su dedo me apuntó a su lado en la cama—. El resto son solo días. 

Detuve mi andar a solo centímetros de llegar a su cama. Me había quedado muda y seguramente roja.

—Veo que amaneciste con ganas de ser Romeo. —Intenté ocultar mis nervios detrás de una broma.

—De hecho —Con un carraspeo y pereza, él se sentó sobre su colchón—, me levanté en modo detective. Estuve pensando sobre los números de ayer en la foto.

Interesada, me acerqué hasta su cama y me senté al borde de esta.

—Yo igual. ¿Tienes ideas?

—¿Qué tal si son coordenadas?

—Pero decía "PM", yo más bien pensaba que eran horas —objeté.

—Mhm —Arrugó su entrecejo—, tienes un buen punto.

—Igual, ¿qué significa ese "12N"? Esa no es una hora —apunté.

—Coordenadas —repitió su primera propuesta, esta vez con astucia.

LoveFiction Donde viven las historias. Descúbrelo ahora