22. Adiós 2/2

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Narra Harry:

Físicamente no podía moverme.

Podía ser idiota, pero no estúpido. Mis ojos observaban y analizaban la situación a mil por hora. La falta de ropa de Camille y Theo, el sofá, el cabello despeinado, los labios hinchados, la respiración acelerada... los había atrapado en medio acto.

—Harry —Ella murmuró.

Seguía sin poder soltar palabra. Su mejor amigo se acomodó lentamente en el sofá sin apartar su mirada de la mía.

—Yo... —Mis labios se juntaron, callándome, pensando—. ¿Qué carajo estoy viendo?

La rubia se puso de pie entre tropezones a la vez que recogía su blusa del suelo y se la colocaba.

—Creo que... mejor me voy —Theo arrastró incómodo, quiso levantarse del sillón también.

—Theo, no seas poco hombre y quédate aquí o yo mismo te cortaré las pelotas que no mereces —mascullé.

Muy despacio, el muchacho se sentó de regreso al sofá. Esperé pacientemente a que Camille cierre hasta el último botón de su blusa antes de empezar a hablar con las mejillas rojas. El corazón me latía fuerte y rápido. El rostro había empezado a dolerme por mis facciones inconscientemente fruncidas y los músculos de mi mandíbula apretados con fuerza.

—No pensé que llegarías hoy —Camille habló, dócil.

—Oh, ¿pensabas que no volvería para que así pudieras engañarme? —refuté.

—No, no fue así...

—¿Ah, no? ¿Y qué pasaba aquí?—Los señalé—. ¿Acaban de instalar una sauna en la sala y recién me entero?

Camille le dio una mirada preocupada a Theo.

—¿Podemos hablar solos? —me instó.

Resoplé dándome media vuelta, saliendo de la pequeña sala de estar para dirigirme a la principal y más grande. Escuché los pasos de la rubia pisarme los talones. Una vez que estuvimos solos, ninguno quiso sentarse, así que nos quedamos de pie frente a frente.

—Me sentía sola —ella dijo—. Theo vino hace unas horas y pasó lo que viste.

—¿Desde cuándo? —pregunté con más dureza de la que debería.

—¿Desde cuándo? Jamás te fui infiel, Harry. Nunca vi a Theo de esa manera, es mi mejor amigo.

—Era —corregí con burla—. Y sobre lo que te sentías sola... venía a terminar contigo por esa misma razón. No puedo seguir contigo, Camille.

Mis palabras salieron más frías de lo que había planeado. En mi defensa, estaba molesto. Pensé decírselo delicadamente y pidiéndole disculpas por mi estúpido corazón, pero viendo que ella estuvo apunto de llegar a la cama con su mejor amigo mientras yo no estaba, solo me provocaba náuseas y no quería tener ni un poco de amabilidad con ella.

—¿Venías a terminarme? —repitió. No supe descifrar si era tristeza o sorpresa en su voz.

—Te amo, ¿okay? Tengo un irremediable cariño por ti —le dejé saber—. Pero sé que sabes que Trixie ha estado en mi cabeza últimamente. 

》El punto no es si estaré con ella, si me acuesto con ella, o cualquier tema... El punto aquí es que tú no te mereces eso. El que esté pensando en otra mujer mientras eres mi novia —expliqué—. O eso pensaba. Jamás esperé de ti que me fueras infiel.

—¡No te fui...

—¡Pude tener el corazón en la boca miles de veces por las ganas que tenía de besar a Trixie y meterme en la cama con ella, pero jamás lo hice porque te jodidos respetaba y te daba tu lugar como mi novia! —repliqué de vuelta.

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