32. Hasta que La Muerte nos Separe 2

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Trixie's POV:

—¡Ay, por Dios, si seremos tarados! —Harry gritaba tirando de mi mano.

—¡Habla por ti mismo, a mí no se me cayó el café encima! —grité de vuelta.

Los chillidos de las fans corriendo detrás de nosotros incrementaban. Sus gritos y pisadas se hacían más fuertes solo indicando una cosa: la multitud aumentaba y estaban apunto de atraparnos.

—¡¿Dónde está Ray?!

Vi mi teléfono sin dejar de correr. La ubicación actual de mi mejor amigo indicaba que se encontraba a una cuadra en su carro rojo. Una vez más, cuando estábamos en problemas, Ray Santoro venía al rescate.

—A la vuelta de la esquina. No pares —respondí.

—Oh, como si quisiera morir justo en la premier, amor.

Los pongo en contexto: Harry y yo estábamos listos para asistir a la premier de Don't Worry Darling. Un año y medio después de su grabación y producción, la película sería pronto lanzado a la pantalla grande. Así Harry y yo iríamos juntos. Yo luciendo un vestido sin mangas azul oscuro, unos tacones plateados que me los habia quitado para correr, y Harry una camisa blanca y pantalón de vestir negro.

El inconveniente fue que, al tener unos minutos de sobra antes de llegar a la alfombra roja, Styles y yo decidimos ir por un café y donas. En media merienda a Harry se le derramó el café en su camisa. Y como todos saben, una mancha de café no pasa desapercibida.

Si eso no fuera poco, los fans nos habían visto y se habían pasado la ubicación de la cafetería. Al salir mientras llamábamos a Ray para que nos recoja (ya que vive a pocas cuadras de aquí, gracias al cielo), docenas de fans se nos han acercado y casi acorralado.

Fue ahí cuando nos dispusimos a correr por las calles de Los Ángeles. Ya habían pasado como seis minutos de eso. Estaba cansada, pero definitivamente no quería detenerme y ser presa de los fans. No es que sea una perra malagradecida o algo, al contrario, estaba muy feliz porque, desde que Harry y yo empezamos a ser novios y a emprender nuestros proyectos personales, nuestra relación había madurado.

No éramos solo unos chiquillos enamorados, éramos una pareja real que trabajaba y vivíamos juntos. Peleábamos a veces y también solucionábamos esos problemas después de unas horas. Y aunque el recibimiento que tuve por parte de la audiencia y el fandom al principio no fue tan bueno... con los meses y con las fotos que salían de Harry y de mí de la mano o en el parque, en la playa, o (mi favorita personalmente) mientras nos hacíamos las uñas juntos en un spa... los fans se habían dado cuenta que "Harrixie" era bastante real, sano y se quedaría por un buen tiempo repartiendo amor.

—¡Trixie! —Escuchaba los gritos detrás de nosotros—. ¡Harry, dennos un bebé al fandom!

Exploté en carcajadas sin dejar de correr. Harry puso una cara de "¿Qué carajo acaba de decir?" que solo me dio más risa y provocara que me atore con mi saliva. Mi única respuesta fue alzar mi mano con el pulgar arriba, compartiendo su opinión. Aunque no quisiera un bebé ahora, definitivamente lo imaginaba en un futuro lejano junto a Harry... pero bien lejano.

Harry soltó un gritito aliviado cuando el auto deportivo de Ray dobló en la esquina, haciendo chillar sus llantas. "Highway to Hell" de ACDC se reproducía a todo volumen, dándole un ambiente rockero a la escena. Estaba de más que decir que el italiano se aprovechaba del momento para hacer su entrada triunfal. Lucía un traje negro con corbata, unos lentes negros y en su rostro decoraba una atractiva sonrisa blanca de lado, observándonos por su ventana con burla.

—¡Corre, perra, corre! —gritó con diversión.

Harry y yo cruzamos la pista sin mirar a los lados y dejándosela a Dios. Abrimos las puertas traseras del carro de Ray y mi novio y yo nos lanzamos al interior. El ojiverde no había acabado de cerrar la puerta cuando el vehículo se puso en marcha. Ray era un salvaje.

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