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Arcoíris para todos.

Will.

—Te avisé para que no llegaras tarde, —bufó mi padre en cuánto entre por la puerta—. ¿Hoy por qué fue, un gato atrapado en un árbol o perrito sin dueño?

—Ay papá, cuando salí de clases por el camino ví una anciana con la compra y como…

«Mi padre y sus características»

—Y como siempre —me interrumpió—, la ayudaste. Hijo me parece muy bien que ayudes a todos, pero no puedes olvidar tus deberes. Es un día muy importante para mí.

—Si papá como tú digas. —rodé los ojos—. ¿Cuál es la urgencia?

—Recuerdas a Rose —habló un poco nervioso. Asentí—. Resulta que queremos dar un paso más, hoy iremos a cenar en su hogar. Para conocernos mejor.

— Me parece bien, me doy una ducha rápida y nos vamos.

En el fondo me alegraba mucho. Mi papá es un agente militar retirado, debido a su profesión puedo alardear que he recorrido medio mundo. Hace un mes cuando llegamos a Arizona, mi madre nos abandonó, con la escusa perfecta de:

«Estoy cansada de mudarme»

A la semana se casó, ahora vive en México con su marido, le va bien, yo decidí quedarme con papá. Respecto a Rose se conocieron hace unas semanas y en mis diecisiete años es la primera vez que le veo sonreír. Mi padre es este tipo de persona que se le puede llamar estricto.

Me di una ducha rápida, me coloqué un suéter azul, mis vaqueros negros y calcé mis tenis. Arizona siempre es caluroso pero hoy desde la mañana el clima se sentía extraño.

Alcancé a mi padre en el auto y nos dirigimos a nuestra cena familiar.

— Siento mucho que otra vez tengas que enfrentar ser el chico nuevo del instituto —apretó su mano en el volante y continuó hablando de manera despreocupada—. ¿No te dió ningún ataque de esos?

— Papá se llaman ataques de pánico —me coloqué mis audífonos, si el viaje era largo no tenía intensión de conversar todo el camino. No me malinterpreten amo a mi padre pero es muy cansino—. Y no, no me han dado estoy bien.

Asintió luego comentó algo pero eso último no lo escuché ya había iniciado Someone To You de Banners y me perdí el mis pensamientos.

And if the sun starts setting, the sky goes cold
Then if the clouds get heavy and start to fall
I really need somebody to call my own
I wanna be somebody to someone
Someone to you
Someone to you
Someone to you
Someone to you (someone to you)

En mi mente tarareaba la canción una y otra vez hasta que mi padre me interrumpió.

— Hemos llegado Will —se detuvo sin intenciones de bajarse.

—¡Papá vamos! —le grité—, parece hasta mentira que el mismísimo Gregory Ray este nervioso.

— Hijo lo mío es el ejército, definitivamente. Las mujeres es más difícil —se pasó ambas manos por el pelo—. ¿Estoy bien?

— Papá cualquier jovencita te pediría que fueras su Sugar Daddy —me burlé.

— Will te he dicho mil veces que no me gusta que juegues así.

Carácter de un veterano de guerra.

— ¿Entramos o no? —le ignoré—, tengo hambre.

Caminamos juntos por el sendero, mi padre si que estaba nervioso. Juro que cuando alzó su mano para tocar el timbre hasta le temblaba.

— Buenas noches —nos abrió la puerta una mujer que por su apariencia era Rose—. Adelante. —nos regaló una enorme sonrisa. 

Me gusta, se ve clara, transparente y valoro eso en las personas, muy poco hoy en día son así de cálidos.

— Buenas noches —le dí un beso en las mejillas cuando entré. Ella medio que me abrazó.

— Mucho gusto, William —continuó sonriendo—. Tenía muchas ganas de conocerte.

— Y yo a usted —mi padre se mantuvo mudo todo el tiempo.

— Pasa a sentarte Will —señaló un enorme sofá en la sala de estar—, apenas mi sobrino baje cenamos.

¿Y ese quien es?

Me dejé caer en el sofá, mientras mi padre y Rose desaparecieron por uno de los pasillos, saqué mi teléfono y comencé a jugar. Los pasos provenientes de las escaleras captaron mi atención.

Un chico que debe tener mi misma edad apareció vestido completamente de negro, con un pulóver y pantalón rasgados. Su cabello mojado caía desenfrenado sobre su frente, tenía sus labios muy rosados y sus manos metidas en los bolsillos le daba un aire despreocupado.

Que hago mirándolo tanto, no me gustan los chicos.

Ladeó la cabeza y nuestas miradas se encontraron.

— ¿Tú eres el listillo? —preguntó con voz ronca.

— ¿Qué? —balbuceó.

— ¿Qué si eres el nuevo que está en mi clases de historia? —alargó cada una de las palabras.

— Si, soy yo —caminé hasta él y extendí mi mano—. Mucho gusto William Ray.

— Sé tu nombre —me dió la espalda y se sentó en la mesa del comedor.

Caminé y me senté frente a él.— Yo no me sé el tuyo.

— Tampoco tines que saberlo —encogió los hombros—. No te lo he dicho.

— ¿Y me lo dirás? —indagué. 

Se inclinó y apoyó los codos sobre la mesa.

— Eso es de  mala educación — señalé su gesto.

— Ya me estás tocando un poco demasiado las pelotas William.

— ¿Me dirás tú nombre o que?

— ¿Acaso no lo escuchaste en la clase?

— Para ser sincero no te presté mucha atención —contraataqué, es la primera vez que hablo con alguien de esta manera—. Solo escuché tu error.

— Es imposible —se burló—,todos conocen a Caleb Burck.

— Caleb Burck — repetí su nombre, no voy a mentir, este mes en vacaciones cuando me mudé conocí a una chica que se convirtió en mi mejor amiga y ella si me hacía muchos cuentos nada bueno sobre el tal Caleb, tanto que me lo imaginaba diferente.

— Tu cara me dice que si has escuchado de mí.

— Nada bueno — asentí.

Su mirada se posó sobre mí por unos segundos, mis mejillas comenzaron arder y su vista me incomodaba. Gracias a dios Rose apareció junto a mi padre con algunas bandejas y terminaron de preparar la mesa.

— ¿Qué es? —preguntó Caleb señalando la cena.

— Es paella de marisco, Caleb —respondió Rose—. ¿Puedes comer algo distinto a pollo frito, pizza y hamburguesas por un día?

— ¿Qué si puedo comer algo distinto? —repitió la misma pregunta de Rose—. Obvio.

Me miró rápidamente, remojó sus labios en un gesto demasiado sexi  y por un momento sentí que yo era esa comida de la que quería disfrutar.

La Bestia ✓Where stories live. Discover now