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Te odiabas a ti misma, odiabas la idea de que la persona que más te gustaba no podía superar a una mujer que, sinceramente, nunca lo había querido.
No era un secreto que Ada Wong, aquella mercenaria misteriosa utilizara a Leon Kennedy cada que podía, desde que había empezado Raccon City.
Tenías una leve esperanza, ya que habías tenido ciertos acercamientos con el policía.
Mirabas desde aquella ventana de un edificio abandonado. Estaba anochesiendo, tú estabas parada con los brazos cruzados.
—Siempre estás aquí — oíste
Volteaste un poco asustada, viste a Chris algo risueño. Tú sólo negaste levemente para después mirar de nuevo por la ventana.
—¿Qué necesitas? — respondiste seriamente
—Nada, nada — alzó las manos levemente, sabía que algo tenías — no te hallé en tu departamento
Suspiraste
—Sé que vienes aquí cuando algo te molesta o te mantiene pensativa...venga ya, suéltalo
Te mordiste el labio
—No es nada importante
—Te espero el tiempo que sea necesario, digo...mi turno ya terminó
Rodaste los ojos
—Es...es...Leon
—¿Ahora qué hizo el desgraciado malhumorado?
—N-nada...es sólo que...núnca será mío — susurraste, pero estabas segura de que Chris había oído
Tú seguías ahí parada, era muy común de ti tener los brazos cruzados cada que podías. Seguían mirando la calle.
—Nadie es dueño de nadie...no lo quise decir de esa manera — reíste levemente — es sólo que Leon no puede soltar alguien de su pasado y creo que lo mejor será ya no tener algo con él
Chris se había recargado en la pared azul, ya casi negra de lo sucia que estaba de la parte de arriba. Estaba sentado en una mesa de manera que habían dejado. Escuchaba tu historia.
—Ada...
—Wong — él terminó — sí, sí sabemos de ella — cerró los ojos para después también cruzar los brazos — Leon se asincera mucho cuando está a tope de copas y bueno...ya te imaginarás
Gruñiste internamente
—Lo odio — susurraste — desperdicié mi tiempo en un hombre que nunca me verá como...alguien importante en su vida
—Si quieres lo golpeo
Reíste levemente para después negar
—Es tu amigo
—Y tú también
Suspiraste
—Conozco a alguien que...de verdad le gustaría conocerte
Lo miraste extrañada
—¿Conoces a mi compañero? ¿Piers?
—¿El que parece que siempre está enojado?
—No siempre está enojado si no que se toma muuuuy enserio su trabajo — alzó levemente el hombro — deberías salir con él
Entrecerraste los ojos
—Así que para eso ibas a mi departamento
—En realidad...no — bufó — deberíamos irnos, siento que este lugar en cualquier momento caerá en ruinas
✨✨✨✨✨✨
Te habías puesto ese vestido que tanto te gustaba, y además tu cita lo valía, es decir, Piers no era nada feo.
Caminaban por la gran calle, habían salido de cenar y de una copas.
Piers sintió una leve rafaga de frío, así que se quitó su saco negro y te lo puso por detrás
—Ow, gracias — agradeciste con una sonrisa
—No hay de qué
Te daba algo de tristeza ya que Leon pocas veces había sido así de caballeroso.
Mientras tanto, Leon manejaba rápidamente, Chris iba en el asiento del copiloto riendo. Leon lo miró sin comprender.
Era claro que todo era idea de Chris.
Leon sabía que el soldado Piers Nivans siempre andaba detrás de tí, pero él no se había preocupado porque tú siempre demostraste que tú corazón pertenecía a él. Al verte irte, sabía qué debía dejar ir a su pasado y vivir el presente, y tú eras su presente.
—¡Ana! — gritó mientras cerraba la puerta del carro
Tú y piers seguían caminando mientras hablaban, hasta que volteaste algo enojada y asombrada. Viste a un leon agitado.
—¿Que demonios haces aquí? — gruñiste
—El lugar que tiene ese soldado debería...
Rodaste los ojos
Tomaste a piers del brazo
—Lo siento pero tu tiempo se acabó...ahora si me disculpas...él y yo tenemos una cita
Leon negó levemente.
—Suéltame — dijiste enojada
Leon te sujetó del brazo sin lastimarte
—Eh...suéltala viejo — comentó Piers
—Tú deberías irte, tu jefe te llevará a casa
Piers miró a la dirección donde el agente miraba, a lo lejos estaba el auto de Chris.
Estabas confundida, no sabías qué hacía ahí Chris
✨✨✨✨✨✨✨
Leon mordió levemente su labio. Se te veía algo de escote con tu vestido negro.
Tú seguías enojada hablando pero él sólo se limitaba a mirarte. No había duda de que lo traías loco.
—¡León! — gritaste
Él pasó su mano por su cabello, después, se cruzó de brazos
—No puedo creer que ese soldado haya tenido la oportunidad de verte así...
—¿Así como? — cruzaste tus brazos
—Así...de hermosa...sexy
Rodaste los ojos
Te acercaste hacia él, inclinaste un poco tu cuerpo y acercaste tu cara hacia la de él
—Y si yo quiero, no será el último — sonreíste levemente
Leon no aguantó más y dirigió su mano hasta su glúteo derecho e hizo que te calleras encima de él.
