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—¡Atrápenla! — oíste a Marvin gritar
Los demás estaba confusos, tú solamente empezaste a correr hasta el otro extremo de la comisaría, y de mala suerte, Wesker estaba ahí.
Suspiraste rendida para después llevar tus manos a tus lentes de sol. Impidiendo lo inevitable.
—Gracias Albert — murmuró Marvin mientras se acercaba contigo — Linn, deja de correr
—Marvin...no...por favor — murmuraste — te digo que haré al respeto... lo prometo
Wesker tomó tus manos, tú volteaste desconcertada. Hasta que Marvin aprovechó el asunto y te quitó los lentes.
Suspiraste rendida.
Ahora tenías un hematoma cerca de tu ojo.
—Debería de hacer algo al respecto — oíste
—Marvin...ya me saldré de casa...me iré con la abuela, ¿si? — pausaste — tan sólo...deja de entrometerte en mi vida
Él no dijo nada, sólo aventó los lentes por ahí y se fue caminando. Sabías que la habías cagado, y mucho. Wesker soltó lentamente tus manos.
Tú lo que hiciste fue sentarte casi en el piso, habia un pequeño escalón, y como pudiste, te estiraste para tomar los lentes, más no te los pusiste
—Deberías irte también Albert, no necesito tu lástima — murmuraste
Él no te respondió, sólo se sentó al lado de ti
—Bueno...puedo decirte otras cosas...como...que la cagaste con Marvin — comentó simple
Bufaste
—Lo sé, debo pedirle perdón
—Él se preocupa por ti, solamente
Desde que habías llegado a la comisaría, te habias juntado mucho con él. Pero no por una cosa romántica, quizás siempre lo habías visto como un padre o un hermano que jamás habías tenido. Bueno, un padre sí, pero te maltrataba y eso no lo valía.
—¿Te duele? — oíste
Lo miraste
—No, el golpe lo recibí ayer por la tarde, así que el dolor me duró la noche y oí amanecí mejor
—¿Fuiste al doctor?
—No Wesker, no fui al doctor, no es necesario — respondiste incrédula
—Fue un golpe en la cabeza, niña malcreada
—Estaré bien, Albert — suspiraste para después levantarte — debería ir con Marvin a pedirle perdón y ponerme a trabajar...¿aún quieres que te ayude?
Él solamente asintió
—Bien, nos volveremos a ver en unos minutos
Estabas por caminar cuando lo oíste hablar
—Yo también me preocupo por ti, aunque no lo parezca, Linn
