De la obra "Bastardo"

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Obra: Bastardo
Escrita por: noranemhed

—June es una mujer que se ha forjado a sí misma en piedra para protegerse de los recuerdos de su pasado trágico. No me caía muy bien, pero ahora que la conozco más me cae mejor. Quisiera que me contara algún recuerdo feliz de su pasado (creo que le hace falta recordar cosas bonitas) —dijo sakurasumereiro

June respondió.

—Te diré un secreto, caer bien y capitanear un barco pirata no son compatibles. A menudo hay que tomar decisiones duras y siempre va a haber quien no esté de acuerdo. Si les caes bien, pensarán que pueden cuestionarte.

»Si lo que buscas es un recuerdo alegre de mi infancia, lamento decepcionarte: apenas tengo y, los pocos que aún residen en mi memoria, ni siquiera los siento míos. Era muy pequeña cuando nos vendieron y nos trajeron a América. A veces, parece que no hubiese habido una vida antes, sin embargo, si me esfuerzo mucho, puedo recordar a mi madre cantar para aliviarme. No a ella ni la canción en sí, solo recuerdo que me cantaba y que su voz tenía el poder de calmar a las fieras o, al menos, a mí...

»Cuando era adolescente, creí que podría escapar. Lo planeé todo con un buen amigo. Los momentos en que soñamos con huir, quizá, fueran algo parecido a la felicidad. Nos pillaron. A él le cortaron los pies y a mí me castigaron con el látigo.

»Después de eso, recuerdo haber sido feliz durante el tiempo que pasó desde que di a luz a John hasta que me lo arrancaron de los brazos. Una felicidad mancillada por esos hijos de puta por los que todavía habrá quien se atreva a sentir lástima. Yo no. Ni todas aquellas madres que, como yo, tuvieron que vivir mi experiencia. Después de algo así, hablar de felicidad es absurdo, porque no se puede volver a sentir como antes. Debes acostumbrarte a sentir a medias. Cualquier cosa que salga de ahí, es un espejismo.

»Pero incluso a medio gas, he tenido buenos recuerdos del Bastardo, en especial, los del tiempo que pasé junto a James. Él me enseñó que no hay nada malo en la ira, y que la justicia y la venganza pueden ir de la mano, pues al fin y al cabo, la justicia no es más que una forma aceptada de venganza. Te hubiera caído bien, era un buen hombre y sabía darle la vuelta a los discursos moralistas que tanto abundan y que tantas náuseas provocan.

»También guardo muy buenos momentos de mi amistad con Aisha, aunque sea algo blandengue. Ella es una de las pocas personas que ha logrado ganarse mi respeto y, además, debo reconocer que le tengo algo de pavor, por increíble que parezca.  ¿Crees que yo doy miedo? Espera a que se entere de que te has saltado el desayuno. Me dice la autora que no hable mucho más, que está a punto de sonar no sé qué alarma de spoiler. En fin, espero que hayas quedado satisfecha, porque con tu permiso —o sin él— me retiro, Tengo unos cuantos problemas que solucionar y no se van a arreglar hurgando en el baúl de los recuerdos.

sakurasumereiro se dirigió después a Jacques, le preguntó por qué huele a canela.

—Mademoiselle, nada me haría más feliz que resolver sus dudas, pero me temo que no estoy capacitado para responder sin interferir en la historia. En cualquier caso, os voy a recomendar una bebida muy especial, pues calienta corazones y revive el alma: esa bebida es el Glüwein: vino tinto caliente con azúcar, fruta y canela. Estoy convencido de que sabréis leer entre líneas. De hecho, si alguna vez viajáis a los países del norte de Europa, os recomiendo que lo probéis. Está casi tan bueno como el vino que produzco en la isla. Todas las personas tenemos un aroma y un sabor que nos hacen únicos. En lo que respecta al aroma, yo tengo tres, y la canela tan solo es uno de ellos. ¿Por qué será? —replicó Jacques.


Repentinamente, AlexEVanBuuren se une a la tertulia y nos dice que tiene curiosidad de saber algunas cosas. Primero, se dirige a Cillian:

—Mi pregunta para el poeta es, si pudiera estar en cualquier parte del mundo, ¿dónde le gustaría estar? ¿y que le gustaría estar haciendo? 

Cillian duda un poco antes de responder, y es que no está muy acostumbrado a que le pregunten qué es lo que quiere. Necesita tomarse un tiempo, pues, es posible que no se lo haya planteado en mucho tiempo. Finalmente, y tras despeinarse a sí mismo sus rizos de fuego, pronuncia un poco inseguro. 

—Si te soy sincero, me gustaba mi tierra. Para mí, Irlanda es uno de los lugares más maravillosos que hay. Sin embargo, también me trae malos recuerdos. Lo que sí desearía es volver a Europa, poder escribir y tocar como lo había hecho antes. Me he acostumbrado al mar, sí, y adoro subir a lo alto de las velas, pero añoro las ropas cuidadas y las veladas en grandes salones. 

 »También añoro ir a una taberna cualquiera a tomar un whisky sin tener que estar bajo la mirada de nadie Sus ojos azules parecen perderse en la nada, ensimismado en sus propios pensamientos. Luego, respira hondo y prosigue: —A veces, querer ser libre, significa tener la libertad de volver a las raíces siempre que se desee, o desplazarse por tierra, en caballo, conociendo ciudades maravillosas. 

 »El mar puede parecer muy bucólico —confiesa, con una sonrisa nostálgica en los labios—, pero podemos pasar días sin bañarnos, y no me termina de agradar lo de tener que hacer mis necesidades delante de todos. La intimidad es inexistente y ya he cogido piojos en más de una ocasión. 

 »No sé si he respondido a tu pregunta, pero te agradezco mucho que hayas perdido un poco de tiempo en mí, pues estoy seguro de que tenías cosas más importantes que hacer —responde Cillian. 

La atención se centra en Margaret cuando se hace presente. 

—Primeramente y con todo respeto, es usted mi crush más grande de la historia. Me gustaría saber, si un genio apareciera y pudiera concederle un deseo, ¿qué es lo que usted pediría? Me gustaría saber también, ¿se ha enamorado alguna vez? y finalmente, ¿cuál es su bebida y comida favorita? Si alguna vez se construye la maquina del tiempo me gustaría invitarle a comer —dice AlexEVanBuuren. Lío, becaria de RetroWP, lanza un sonoro y romántico suspiro.

Margaret sonríe, algo extraño en ella. Además, lo hace con una sonrisa fría, a juego con el hielo que encierran sus iris. 

 —Vaya, alguien con ojos y sentido común. Últimamente eso no abunda demasiado. 

 »Parecer invisible tiene grandes ventajas, pero a veces puede ser muy molesto. Si apareciera un genio de una lámpara, le exigiría que me devolvieran lo que es mío, porque si lo tuviera, las cosas serían muy distintas, puedes creerme. —Sobre si me he enamorado alguna vez... —Se echa ligeramente hacia atrás y fija su mirada en algún punto, lejos de la atenta mirada de la autora—. Es posible —confiesa, a desgana—, aunque hace mucho de ello. Algún día, cuando me pregunte la persona indicada, contaré mis secretos. —Sobre lo otro que has mencionado... —Mira a la lectora de arriba abajo y hace una mueca de aprobación. Se pone en pie, se dirige hacia ella, felina, y la acorrala entre su cuerpo y la pared—. La dueña de mi corazón, ahora, parece incapaz de valorarlo, así que quizá debería aceptar esa cita, algo de diversión no me vendría mal. Podríamos comernos un jugoso bistec con salsa a la pimienta, degustar un coñac español... matar a alguien, por proponer algo divertido, digo. Aunque si se te ocurre otro plan, escucho sugerencias. 

 »Por cierto, ¿eres friolera? —dice Margaret.

¡Gracias por sus respuestas! 

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