Capítulo 23

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×No Fue Alquimia×

Un mar de movimiento, los coches parpadean en sus ojos

formando formas extrañas con los cuerpos de los transeúntes.

Flores y cortinas se mueven tan suavemente con la brisa,

cómo ahora el viento susurra lento sobre sus diminutos pies.

Aquí en el mercado los viejos sonríen y venden sus mercancías,

estos panaderos, carniceros y compradores sonríen como lo harían los viejos amigos.

Ella levanta la cabeza y el sol se enciende en tonos anaranjados,

cómo ahora se mueve contra la avenida.

Los jóvenes observaban a la gente realizar sus actividades diarias, (T/N) miraba de reojo a Varian tratando de encontrar el momento indicado para decirle su molestia, se preguntaba si él realmente la amaba. La inseguridad la inundó en el momento en que Varian se reencontró con su viejo amor, su extensa sonrisa demostró gran emoción ese día.

Bebió de su malteada, el chocolate le recordó su acto egoísta cuando imaginaba a Cassandra como centro del tiro al blanco, sí, estaba celosa pero dejó lado sus celos porque ella no merecía odio, al contrario, demostraba su propia inmadurez al desquitarse de esa manera.

—¿(T/N)? ¿(T/N)?— llamaba el alquimista sin recibir alguna respuesta —¡(T/N)!

—¡Ah, lo siento!— respondió la contraria, fuera de su trance —¿Qué sucede, querido?

—No lo sé sigues absorbiendo el popote sin tener nada en el vaso—rio tímido —¿Sucede algo, mi reina? Sabes que cuentas con mi apoyo, tienes toda mi confianza— la sujetó de las manos como muestra de ello.

(T/N) vio a sus ojos, brillaban como el cielo mismo, sus pupilas emitían una luz que decía ¡Hey, aquí estaré sin importar lo que suceda! Simplemente era él y por eso sabía que podía decírselo.

—¿Todavía sigues enamorado de Cassandra?— expulsó (T/N) con mucho miedo —. Desde el día que la volviste a ver, me hizo dudar de lo que sientes por mí, sí de verdad me amas.

Varian, sorprendido, navegó en el pasado recordando las cualidades que lo habían flechado, mas había aparecido quien es actualmente su pareja y comparó a ambas mujeres:

—Cassandra es fuerte, ruda, quería impresionarla a toda costa— respondió —; sin embargo, tú me acompañaste en malos momentos, me inspiraste, eres hermosa, de gran corazón, una chica tan inteligente.

La abrazo mientras le decías todas las razones por las que la amaba, decía una característica y le daba un besito en cada parte de su rostro, pese haberse enamorado demasiado tarde, supo valorar a la única persona que lo había apoyando en cualquier momento.

—No fue alquimia— finalizó Varian después de una larga lista —. Fuiste tú, mi niña, tú conquistaste mi corazón.

La besó en los labios, flotando sobre su suavidad y ternura, con el corazón a estallar por el roce. Era sumamente maravilloso el hecho de que estaba a su lado, gozando de su compañía. No fue alquimia, sólo fue su existencia.

Cuando Las Luces Se Apaguen (Varian x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora