Capítulo 5

333 38 6
                                    


Erick

Una semana completa ha pasado desde que llegué a esta ciudad, no puedo negar que me siento bien y que la mayoría de las personas que viven en casa, me han acogido con cariño pero siento un vacío diariamente que no me permite estar como se supone. Rob ha sido mejor de lo que esperaba, con las pocas veces que lo vi antes de mudarme, supe que era un buen hombre y que hacía feliz a mamá, es sensillo y muy cálido a pesar de la cantidad de ceros en su cuenta de banco, algo que destaco porque con ese poder monetario, las personas tienden a volverse frívolas y lejanas, carentes de sentido común y preocupación por el prógimo. Así que no me cuesta trabajo admitir que estoy muy contento con la relación de ambos, mi madre merecía esto.

Aún no he pedido que me permitan invitar a Chris, no he encontrado el momento adecuado para hacerlo porque paso mucho tiempo a solas en la casa, tal vez no en cuanto al número de personas que van de aquí para allá atendiendo sus labores pero si en mi habitación. No me siento incómodo al hacerlo, al parecer una parte de mí anhelaba esta clase de desintoxicación de la mala vida que estaba llevando en New York y tengo que aceptar que me hace bien, he aumentado dos libras y las ojeras han desaparecido. Mi piel está muy hidratada y ha tomado algo de coloración debido a las tardes en las que me dejo acariciar por los rayos del Sol al borde de la piscina.

Ahora me encuentro acostado, Rita me ha preparado un delicioso desayuno que se ha vuelto costumbre comer en cama y una serie de pensamientos se arremolinan en mi cabeza, pensamientos carentes de sentido y que son por decirlo de alguna forma, ridículos. Recuerdo ese día en que lo ví mirando en mi dirección, yo había bajado temprano a nadar porque me sentía frustrado, no habían pasado ni veinticuatro horas de pisar esta casa y había tenido una desagradable conversación, así que esa mañana fui a la piscina a liberar un poco mi tensión pero cuando desperté de la siesta al borde, lo ví.

Al principio creí que era algún trabajador limpiando los cristales del amplio ventanal del segundo piso pero una vez que aferré mis ojos a ese punto, supe que definitivamente era él. Hasta el día de hoy no he vuelto a verlo, no se si entra o sale de casa, no tengo idea de si está vivo o muerto porque he estado tratando todo el tiempo de evitarlo pero lo que no puedo sacar de mi cabeza es el extraño momento que vivimos. No pude indentificar que expresión tenía su rostro, aunque a decir verdad, me imagino el asco y el desprecio pero pareciera que nos miramos durante horas. En ese momento yo sentí una especie de corriente recorrerme entero, aunque sea un idiota, sería muy hipócrita negar que es un Dios físicamente pero aún acá, una semana después, sigo sin identificar específicamente lo que realmente significó.

Se que una parte de mí estaba orgullosa por decirlo de alguna manera porque soy consciente de que luzco bien y aunque acepto que él no es gay y no va a mirarme de ese modo, cualquiera en mi lugar se sentiría halagado de que un hombre guapo lo mire sin embargo, la parte más grande de mí, sabe que en sus ojos solo había repudio, sabe que por su mente no pasó más que la idea de encontrarme asqueroso, sabe que dentro de su corazón y cerebro no hay más nada que rechazo y asco para conmigo.

No quiero que eso me afecte porque estoy orgulloso de ser quien soy y jamás me he sentido menos por tener gusto por mi propio sexo, al contrario, he conocido a varios que se las dan de heterosexuales defininidos sin embargo han terminado follando mi trasero como si se les fuera la vida en ello, por eso no me afecta, al menos no ando por ahí fingiendo que me gusta cogerme a mujeres contra la pared por encajar en la sociedad si en realidad soy yo quien termina debajo, recibiendo y gimiendo como una pero por algún motivo que desconozco, saber que él siente desprecio por mí, me afecta. No en el sentido de deprimirme y lamentarme por ello, no, no es eso y realmente no puedo determinar que es pero hace que quiera evitar sus ojos, hace que no quiera estar en su presencia, hace que desee estar fuera del alcance de su juicio porque no quiero escucharlo, no quiero ver en sus avellanas, el completo y total odio reprimido por mi sexualidad.

Se que tengo valores más allá de ser gay, que mis sentimientos de amor y apoyo a mi familia y amigos, no son discutibles, cuando la vida se encargó de poner una prueba difícil y dura, estuve ahí, destruído y roto pero estuve y hoy...a pesar de que sigue doliendo al recordarlo, puedo mirar a mamá y sentir que está orgullosa de mí, que me mira como si fuera lo más importante del mundo y es por eso que no puedo permitir que mis errores cometidos y mi falta de sentido común el último año, lleguen a ella de boca de alguien más. No quiero que me vea y sienta que volví a caer en las garras de otra persona y que debido a ello me convertí en una cosa que se perdió en el manto de las noches turbias y desenfrenadas de sexo y alcohol. No quiero que piense que soy una deshonra, que lo que ambos superamos con trabajo y dolor, volvió a mi vida para quedarse.

Miro por la ventana y desde acá observo el cálido día que ofrece esta ciudad, son a penas las once de la mañana y no tengo ningún plan más que pasar las horas en la comodidad de mi cama, así que me decido por colocarme un traje de baño y agarro la toalla para bajar a la piscina, definitivamente nadar es algo que me distrae y me gusta. Cuando llego al área de la pileta, acomodo la toalla sobre una tumbona y me preparo para entrar al agua, está tibia y los rayos del Sol la mantienen a una temperatura agradable, así que me meto por completo y nado bajo la superficie hasta el otro extremo. Se siente paz, una tranquilidad que no sabía que necesitaba y disfruto de unos minutos largos de mi soledad hasta que vuelvo a hundirme para volver a la parte menos baja y sentarme en las escaleras a tomar el Sol pero en cuanto mis ojos emergen...lo veo.

Ahí está otra vez, en el mismo ventanal. Ahora no me expongo, me quedo con el agua hasta la cintura tratando de no prestar atención porque aunque no pueda alcanzar a ver sus ojos por la distancia que nos separa, se que está mirando fijo y casi puedo sentir como me taladra con la mirada. Estoy incómodo, no quería verlo, no quería sentirme juzgado por alguien que ni siquiera me conoce y odio la sensación de frialdad que se apodera de mí mientras permanece inamovible ahí arriba, tan lejos, tan distante y tan jodidamente inexplicable porque no encuentro ni la más mínima razón para su comportamiento. Se que me desprecia y que no está cómodo con mi presencia en una casa que es suya pero entonces...¿Por qué sigue ahí?

Bajo mis ojos agotado de esa competencia absurda de miradas lejanas y aunque no quiero que vea mi cuerpo, salgo del agua para envolverme en la toalla, quiero taparme completo, no quiero que conozca mi piel, no quiero que tenga motivos para ofenderme porque llevo un bañador rosa. Yo no lo miro más y me debato entre subir a mi habitación o darle la espalda sentándome en el punto más lejano pero si subo, voy a cruzarme con él y no tengo ningún deseo de escuchar sus estupideces y si me quedo acá, aunque no lo esté viendo yo, va a tener toda la libertad de observarme como se que sigue haciendo aún cuando no lo miro. No se si quiere intimidarme, tal vez quiere hacerme sentir el desprecio que me tiene y por ello permanece como estatua en ese lugar pero definitivamente no voy a mirar, estoy cansado de sus pesados ojos porque siento su mirada taladrar mi nuca por lo que resta de mañana.

 No se si quiere intimidarme, tal vez quiere hacerme sentir el desprecio que me tiene y por ello permanece como estatua en ese lugar pero definitivamente no voy a mirar, estoy cansado de sus pesados ojos porque siento su mirada taladrar mi nuca po...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Walls ll JoerickWhere stories live. Discover now