Capítulo 9

347 42 13
                                    


Erick

Espero con ansias que salga por ese corredor, según el tablero de anuncios, el vuelo arrivó hace casi una hora y aún no tengo señales de ese frentón. He marcado varias veces a su celular pero no contesta y estoy a punto de desesperarme. Me siento en una de las largas filas de sillas corridas que están dispuestas de forma uniforme en la sala de espera y suprimo los deseos de llorar que permanecen en mí desde anoche. La cena fue una basura y volver a la mesa con nuestros padres, fingiendo que no había pasado nada, pudo haber sido lo peor que he sentido este último tiempo.

No se como pude permitir ese beso, no estoy aún capacitado para responder esa pregunta que me hago a cada minuto desde que sucedió. Él es guapo, fácilmente el hombre más perfecto con el que me he cruzado pero lo detesto y después de lo que pasó en ese baño, definitivamente lo odio. Lo odio porque no fue un beso similar a ningún otro que haya experimentado, jamás sentí que alguien me hiciera perder el control de una manera tan fuerte, jamás otra persona pudo hacerme sentir tantas ganas en tan poco tiempo. Es vergonzoso saber que fue tan fácil, que caí directo en su trampa y que literalmente gemí en sus brazos pero no había forma de evitarlo, no cuando su boca demandaba la mía como si le perteneciera, como si toda la vida hubiese estado esperando.

Diez minutos después, Chris no ha llegado y yo continúo perdido en el recuerdo de ayer, en su mano firme en mi cintura, apretando y dominando mi piel, pegándose a mí cuerpo como si lo necesitara. Mi cabello también sufrió las consecuencias de su dominio porque supo bien como inmovilizarme mientras me devoraba con ese beso, sosteniendo mi cabeza en el lugar que quería para meter su lengua en mi boca, descubriendo mi sabor, compartiendo un poco de su vodka, sosteniendo mis gemidos cuando me era imposible evitarlos. Joel es un jodido depredador y soy consciente de que jamás en la vida puede volver a ocurrir algo así porque él no es gay y tampoco tiene el derecho de jugar conmigo de esa forma porque eso fue lo que hizo, besarme con tanta rabia que lo pude sentir en mi piel, no fue un beso de pocos segundos, fue un beso que se extendió minutos enteros y que solo se rompió cuando se alejó de forma brusca de mí.

"No te atrevas a hablar de esto, ya he comprobado lo que quería y me das asco. Sabía que eras una zorra pero ahora tengo la certeza. Tápate, anda, no vayas a salir de acá con esa asquerosa erección."

¿Y cómo puedo yo sentirme ahora? ¿Cómo puedo superar el hecho de que haya sido tan cruel conmigo tan solo por demostrarse algo a sí mismo? ¿Cómo podría olvidar las palabras que usó en ese momento? Yo solo me dejé llevar y aunque sabía que era un error, no pensé que fuera capaz de fingir tanto, no creí que todos esos minutos de besos y manos posesivas, iban a ser tan solo parte de un plan ridículo para confirmar que soy una zorra. Me he sentido humillado muchas veces en mi vida, he recibido golpes y bastante dolor pero lo que hizo él anoche, no tiene punto de comparación con nada, sobre todo por su semblante durante la cena, yo quería que me tragara la tierra mientras que él parecía orgulloso de tenerme en su puño.

-¿Así esperas a tu amigo favorito?

-¡Chris!

No me percaté de su presencia hasta que prácticamente lo tenía encima pero di gracias al cielo por estar ahora entre sus brazos. Permanezco ahí por algún tiempo, lo he extrañado tanto, me ha hecho tanta falta que me permito llorar en su hombro, permito que toda esa frustración salga porque si hay alguien que jamás va a juzgarme, es él. Se que ha notado que algo pasa sin embargo se mantiene en silencio, solamente consolando mi llanto con caricias en mi espalda. El momento se prolonga pero se que no es el lugar para esto, así que al final decido sacudir mis lágrimas y regalarle una sonrisa.

-No llores más, vamos a casa y después que me duche, hablaremos.

-Chris...no...

-No era una pregunta, bebé.

-Lo se...solo...vamos.

-Claro que si.

El camino a casa es bastante rápido, vamos en taxi ya que acá no tengo auto y no quise aceptar cuando Rob me brindó uno de los suyos, es suficiente con permitir que mi amigo pase unos días con nosotros. Chris nunca había venido a Miami por lo que me da alegría observarlo mientras suspira y se emociona cada vez que algo llama su atención, lo entiendo, es una ciudad hermosa y de noche, lo es más pero cuando realmente su mandíbula se desencaja por completo, es en el momento en que bajamos del vehiculo y repasa con su mirada la enorme y preciosa mansión, tiene razón para estar así, yo también me sentí intimidado la primera vez que la vi.

-¿Es bonita, cierto?

-¿Bonita? ¡Jodido Dios! Esto es fuera de este mundo, es preciosa, Erick, es simplemente magnífica. -Lo dice realmente emocionado, el brillo en sus ojos es la prueba de que posiblemente, nunca nada le ha gustado tanto como esta casa, ni siquiera ese chico con el que solía salir hace un tiempo.

-Bueno...vamos a entrar, mamá muere de ganas de verte y Rob también está contento.

-¿Y tu hermanastro? -Se que su pregunta no es precisamente para saber si está esperando con ansias su llegada, más bien es para preguntarme a mí como estoy con ese tema.

-Si tenemos suerte, no se encuentra en casa. Vamos, están esperándonos para cenar, no digas que te avisé pero mamá pidió que te hicieran ese pollo relleno que tanto te gusta.

-¿De verdad? No era necesario, ya bastante hicieron con dejarme venir.

-No digas eso, además...de verdad estoy muy feliz de verte. Ahora ya vamos, apúrate.

Lo empujo un poco para que camine, yo llevo su maleta mientras que él carga una mochila grande, Chris no es de buena situación económica pero ama la ropa y los zapatos, por eso de vez en cuando se da pequeños gustos de ese tipo y yo también influyo en eso, aunque chille porque no le gusta que le compre cosas, siempre termina aceptando porque odia verme llorar y si es necesario que llore para que acepte mis regalos, pues no tengo problemas en dejar volar mis dotes actorales.

-Chris... bienvenido, muchacho. -Rob es el primero en levantarse del sofá para dirigirse a él, se abrazan cálidamente y es el turno de mamá.

-Gracias por venir, mi bebé te echa mucho de menos. Espero que no te vayas muy pronto.

-Muchas gracias a ustedes por permitirme venir, debo decir que tienen una casa muy hermosa, se lo estaba comentando a Er hace un momento.

-Gracias querido, Rob tiene un buen gusto. -Mamá sonríe y entrelaza sus dedos con los de mi padrastro, una escena que tanto Chris como yo, encontramos bonita, lo se por la mirada que compartimos.

-Mami, vamos a comer. -Pido poniendo la mano en mi pancita, desde anoche no he probado bocado y estoy necesitando fuerzas, además, quiero que pase rápido la cena para poder escabullirme con Chris a mi habitación, no quiero ver a Joel, no quiero que vea a Chris y que haga algo que lo ponga incómodo en su primera noche.

-Claro que si, le pediré a Rita que sume un plato más, Joel está a punto de llegar y pidió cenar con nosotros. ¿Les importa si esperamos un poco? -Estoy a punto de responderle a Rob cuando la puerta de la casa se abre mostrando a la viva imagen del pecado, luciendo como un jodido modelo, enfoca sus ojos en mí y casi puedo jurar que muestran...¿Alivio? Sin embargo cuando dirige la mirada a mi mejor amigo...toda su expresión cambia.

-No es necesario, ya estoy acá, por nada del mundo me perdería esta velada.

Walls ll JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora