Capítulo 20

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Joel

Te amo...

Queda colgando el aire cálido de la habitación por eternos minutos que solo se acompañan de silencio y respiraciones ausentes, tan ausentes como mi capacidad de generar una idea coherente entre el mar de sensaciones y miedos que arropan mi cuerpo como una segunda piel, como si el manto invisible de la ansiedad misma hiciera uso de mis células epiteliales y se instalara ahí, impidiendo que la razón vuelva, procurando que las palabras resuenen como una explosión silenciosa que destroza los tímpanos desde el interior.

Esta vez no lo veo irse, no se escapa como un cervatillo herido, no levanta la barrera de la distancia y el olvido, esta vez se encoge a mi lado y sin saberlo o quizás si, causa que mi cuerpo entero se queme en fuego vivo, de ese tipo de fuegos que arden perennes y sobreviven a las lluvias torrenciales, de ese tipo de fuego que comienza haciendo estragos desde el interior. Es tarde cuando lo miro, tarde para intentar encontrar una explicación lógica al sentimiento abrumador y definitivo que domina mis sentidos, que solo tiene una causa y un destino, tarde para pedir perdón por las palabras dichas porque él se adelanta.

-¿Debería creerte o debería decir lo mismo? -Su tono es tan bajo, tan suave y delicado que tengo que voltear a mirarlo para saber si habló realmente o solo es una ilusión.

-¿Qué? -Lo observo cerrar sus ojos con fuerza, como si estuviera tratando de elegir las palabras y tragarse el miedo, el miedo que yo mismo siento en mi pecho, ese miedo que revive cada vez que veo sus ojos.

-No se que estamos haciendo, que está bien o que está mal, ni siquiera se como es que terminamos de nuevo en tu cama y esta es la primera conversación real que tenemos pero si se que estoy cansado, agotado, exahusto de ser tu blanco de desquite, no quiero ser eso para tí. -Cuando abre sus esmeraldas, las lágrimas pequeñas y sutiles que empujan sus párpados, escurren por sus mejillas como pequeñitas cascadas y no puedo evitar derretirme.

-Lo siento. -Soy sincero, más sincero que nunca antes en mi vida y se que me cree porque me mira tan fijo, tan hermoso...

-Lo se...ahora lo se y no quiero ser quien rompa este momento pero hiciste mucho daño, mucho daño acá. -Habla llevando una mano a su pecho y vuelve a cerrar los ojitos para tomar una respiración profunda antes de volver a tener la palabra. -Lamento haber sido grosero la primera vez.

-No...no tienes que pedir perdón.

-Tengo que hacerlo, no me comporté de la mejor manera.

-Tampoco yo.

-Tenías razón, si tengo secretos, secretos que no quiero recordar y no pretendo que mamá sepa, estaría decepcionada del camino que tomó mi vida en el último año. No se cuanto sabes de su relación con tu padre pero te puedo asegurar que si de algo le agradezco a él, es de haber aparecido en su vida porque se que la hace feliz y la hizo olvidar lo que nos tocó vivir. -Está llorando otra vez y ahora me levanto para sentarme en la cama con la espalda recostada al cabezal, tomo su cuerpo perfecto y completamente desnudo y hago que suba sobre mí, dejando cada una de sus piernas a los lados de las mías.

-Yo...no se que...

-No es necesario que digas nada, solo quería que supieras, a veces, las paredes que nos separan de nuestra felicidad, no son solo de ladrillos y yo creé un muralla gigante a mi alrededor durante dos largos años, una muralla que tú derribaste sin siquiera tener conocimiento de ello.

-Er...

-También te amo, Joel y se que es muy tonto decirlo ahora, con tan poco tiempo desde la primera vez que nos vimos pero es lo que siento y voy a arriesgarme. Yo no quiero que me prometas el cielo, no quiero que me ames de vuelta o que tengas una relación conmigo, no quiero que le digas al mundo que tienes gusto por alguien de tu propio sexo porque soy consciente de que no eres gay, soy consciente de que puedes estar ahora confundido o deslumbrado porque descubriste una nueva forma de sentir placer, no quiero absolutamente nada de tí, Joel, me conformo con que me dejes ir y no me humilles más por decirte lo que siento.

-Erick...-Sus palabras se cuelan como dardos en mi pecho haciendo que me falte el aire y mis ojos piquen, no quiero escucharlo.

-Entiendo lo que siente un hombre hétero que descubre el sexo con un chico, lo he vivido antes y por conocimiento se que después de usarme como experimento, regresan a sus vidas como si nada hubiese pasado, realmente nunca me importó tanto porque no era yo quien fingía ser alguien distinto, estoy orgulloso de lo que soy pero no puedo hacerlo contigo, no puedo sentir que tú estás experimentando y después vas a desecharme como basura.

-La noche en que te hice el amor por primera vez, yo simplemente me cegué, actué por puro instinto, porque me tenías loco y no aguantaba más pero cuando te ví ahí, tan entregado, tan jodidamente entregado...yo simplemente...solo...solo confirmé lo que ya sabía, yo sabía que estaba enamorado de tí pero tenía miedo, miedo de sentir algo que era desconocido por completo, miedo porque tú no fuiste el único que se entregó esa noche, no se si lo sentiste de la misma forma que yo pero esa noche yo dejé mi corazón en tus manos y tú te lo llevaste cuando me dejaste solo en la habitación.

-¿Qué? -Lo veo separarse de mí, aún sigue subido encima, mirándome de frente con esos ojos hermosos pero se ha separado para mirarme.

-Erick...toda la vida he tenido lo que quiero, ropa, zapatos, autos, dinero, mujeres, todo y cada uno de mis caprichos y se que no tienes por que creerme pero nunca tuve la necesidad de decirle a alguien que lo amo para llevarlo a la cama.

-Joel...-Susurra mi nombre en un ligero temblor y me incorporo un poco para tomar sus mejillas entre mis manos. Limpio el resto de lágrimas que aún siguen ahí y sonrío ligeramente antes de acercarme a su boca.

-Eres la única persona a la que se lo he dicho, la única persona con la que he hecho el amor, la única persona por la que he cambiado lo que soy y lo que conozco.

-No juegues...no digas cosas como esas si no estás seguro.

-Jugué bastante este tiempo pero jugué a fingir que no me muero por tí, porque soy idiota y no podía comprender lo que estaba sintiendo pero lo tengo claro ahora. Se que lo hice mal y que mis palabras pueden sonar como excusas vacías pero dame la oportunidad de demostrarte lo que creaste en mí, déjame enseñarte lo que siento por tí, déjame por favor, hacerte el amor una vez más esta noche.

Y como si esas fueran las palabras correctas para abrir su corazón, esta vez fue él quien comenzó el beso, un beso que llenó de gloria mis latidos y que devolví con tanto deseo, con tanta necesidad porque quería que lo notara, quería que sintiera en su propia piel lo que hacía de mí. Pasó sus manos sobre mis hombros mientras las mías se apoderaron de sus nalgas, lo sentí gemir en mi boca y que muera ahora mismo si eso no envió millones de descargas eléctricas a todo mi organismo, específicamente a la parte baja de mi cuerpo que se moría por entrar al suyo.

-Tómame, hazme tuyo, Joel, enséñame todo lo que dices que sientes y haz que quiera quedarme para siempre.

Fue su súplica jadeante la que terminó de encender la hoguera y por supuesto que el resto de la noche, le demostré sin censuras que no había otro lugar del mundo en el que quisiera estar más que en su interior.

Fue su súplica jadeante la que terminó de encender la hoguera y por supuesto que el resto de la noche, le demostré sin censuras que no había otro lugar del mundo en el que quisiera estar más que en su interior

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