Capítulo 12

381 42 5
                                    


Joel

-¿Qué?

-Oye...no hay necesidad de ser tan tosco.

-¿Qué pasa?

-Nada, solo quería saber si quieren venir a pasar la tarde. Mi papá salió con Daysi y no regresan hasta mañana, estaba pensando en pasar un rato en la piscina y tal vez en la noche un...

-Mira, no se que estás intentando pero recuerdo que te dije que no me llamaras hasta que te dieras cuenta de algo. -Volteo los ojos aún cuando se que no puede verme pero en serio quiero que vengan, estoy a punto de volverme loco si no salgo de mi habitación.

-Zab...ya para. Se que la cagué ese día pero ha pasado una semana. Vamos, hombre, prometo no mencionar nada al respecto.

-¿Sabes que la cagaste? ¡Wow! Eso si es una noticia, Joel Pimentel acepta voluntariamente que es un imbécil. -El sarcasmo en su voz es notorio, se que le debo una disculpa pero ya no importa, he estado en aislamiento desde hace días para no toparme con ese idiota y su amiguito, ha sido difícil estar encerrado pero era necesario, no estoy apto para sus homosexualidades.

-Bueno, si no quieres, no vengas. La oferta sigue en pie, para tí y para Richard. Nos vemos.

Corto la llamada antes de resoplar, Zabdiel es demasiado intenso cuando quiere y si, ya se que nuestra última conversación terminó horrible pero él tiene que entender que no puede culparme. ¿Cómo pretendía que actuara cuando un Erick semidesnudo estaba sonriéndole? Zabdiel es gay, Erick es gay, no iba a permitir que mi amigo quedara flechado de ese idiota ni nada por el estilo, por encima de mi cadáver. De solo recordarlo, hace que vuelva a sentir rabia, ese enano es un resbaloso y seguramente tiene un radar gay que lo hace encontrar a tipos que pueden ser posibles folladas. Pensar en eso me enoja, no quiero ni imaginar a alguien jodiéndolo, no voy a permitirlo y mucho menos en mis narices. Si piensa que puede coquetear con otros delante de mí, está muy equivocado.

Hace dias que no lo veo y aunque eso es precisamente lo que quiero, no puedo negar que me carcome la duda de saber que está haciendo, he tenido que cerrar mis ventanas que dan a la piscina porque en más de una ocasión me encontré a mí mismo mirando, buscando su presencia en ese lugar y eso no tiene sentido, no puede pasarme y no voy a permitir que esa sensación extraña se apodere de mí. Me obligué a pensar que lo que tengo es ira, que solo estoy enojado porque es un jodido marica resbaloso que le gusta provocar, eso es, no tiene nada que ver con que lo haya besado, un beso se le da a cualquiera y no tiene por que significar algo.

Mentiroso

La maldita voz interna que ha estado presente estos días, me recuerda que no fue Erick quien me besó, me recuerda que fui yo quien actuó como un jodido depredador, como un guepardo al acecho de una liebre indefensa, fui yo quie se lanzó a su boca para literalmente comerme su sabor. Me enoja notar que me excita pensar en eso, no ha sido solo una vez, me he encontrado en la vergonzosa situación de tener una casa de campaña entre las piernas, casa de campaña que ha aparecido con el simple hecho de recordar sus gemidos mientras consumía de sus labios como si no hubiese mañana porque si, me da asco admitir que nunca antes en mi vida había besado a una persona con tantas ganas de tomar todo, con tanta necesidad y tanta rabia.

-Estúpido idiota.

Digo sin saber a quien me dirijo con exactitud pero estoy tan estresado, tan molesto con todo, con él, conmigo, con mi padre, con la maldita vida en general porque no puedo estar tranquilo ni en mi propia casa, no cuando ese pequeño monstruo anda por ahí con su amigo gay. Odio a ese mierda y al idiota de su amigo, odio que sean tan homosexuales y que duerman juntos. ¿Cómo jodida mierda le permiten eso? Se que hablarlo con mi padre va a sonar feo y se va a enojar pero no quiero ssber que otro hombre duerme con él, no quiero imaginar que ese puto frentón lo hace gemir como...como...como hizo conmigo.

-¡Puta madre!

Grito golpeando tan fuerte la puerta que a penas pasa un segundo cuando esta se abre de par en par mostrando la imagen de la única persona que no quiero ver. Ante mí se muestra la causa de mi estado, se muestra todo sorprendido y casi asustado, con esos malditos ojos que miran a través de mi alma y los jodidos labios entreabiertos, haciendo que mi estúpida reacción sea lo peor pero no puedo evitarlo y ya es tarde cuando lo lanzo a mi cama después de cerrar la puerta con seguro y sin permitirle escapar...lo beso.

Al principio intenta apartarse con todas sus fuerzas y tengo que reconocer que pone empeño en golpearme sin embargo con el paso de los segundos, deja de luchar y me devuelve todo con la misma rabia que estoy sintiendo yo. Si la noche fatídica en que lo acorralé en aquel baño, creí que fue intenso, es porque no tenía ni la más mínima idea de lo que se siente tenerlo debajo de mí, con su jodido bañador rosa y las piernas abiertas de par en par para que pueda meterme entre ellas y restregarle sin pudor la jodida erección que lleva su nombre.

-Chris... está...me..

-Cállate jodida mierda, no te atrevas a mencionar a otro hombre.

Me da exactamente igual si ese hijo de puta de su amigo está esperando afuera, si tenía intenciones de follarse a Erick o lo que puto quisiera pero este pequeño resbaloso no va a salir de este cuarto, no hasta que yo decida que puede hacerlo. Sus ojos siguen abiertos de par en par, como si no fuera capaz de realizar lo que está pasando, lo que estamos haciendo y lo que Dios y medio infierno sabe que va a pasar en esta habitación.

Ahora soy rápido en agarrar su cabello con fuerza y hacer que su boca se abra en queja para soltar un gemido que me eriza la piel, que se escabulle por mis venas y transporta la sangre caliente justo a la punta de mi polla que jamás en la vida había estado tan necesitada. Me mira con rabia, con un brillo turbio en sus esmeraldas, con una sombra de desprecio que no puede evitar sin embargo hay algo más en sus ojos, algo que me aterra pero no quiero pensar, no quiero que la consciencia me llegue.

Sacudo los pensamientos de mi cerebro y entonces vuelvo a besarlo, con las mismas ganas, con la misma rabia, con la misma sensación de que estamos jodiendo nuestras vidas y lo sabemos pero no podemos evitarlo y estoy completamente seguro de que él siente lo mismo porque la forma en que me besa de vuelta, es mínimo...sublime. Sus labios se enredan en los míos como si nos perteneciéramos, como si toda la eternidad hubiesen estado esperando encontrarse, como si no quisieran jamás evitar consumirse en la más pura llama de la pasión que nos está quemando vivos. Él enreda sus piernas en mi cintura, dando la señal clara de que no quiere detenerse y aunque estoy cagado por no saber que diablos estoy haciendo...nos desvisto a ambos.

Walls ll JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora