13. Guerreros Fugitivos.

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La verdad era dura de digerir.

Sus puños trinaban por partirle la cara a Yoongi, todo el tiempo estuvo hincándole que no dejará de lado a Jimin y ahora sabia por qué, el Líder la había liado de manera monumental.

La energía dentro de él golpeaba dolosa, pero por primera vez en su vida, la controló respirando lentamente, no quería que esta molestara a Jimin, ahora era consciente lo que cada enojo lo hacía sentir.

No era absurdo el sentido de protección que experimentaba por él, ahora que lo conocía en realidad, ese sentimiento se había intensificado convirtiéndose en una necesidad latente.

Mientras tanto, Jimin se hallaba a su lado mirando por la ventanilla ignorándolo en silencio, tanteó sus pensamientos estos se encontraban en la ciudadela, hacía más de una semana que se habían ausentado y no sabía si durante este tiempo había sufrido ataques. Su sentido del deber estaba muy ligado al bienestar de los demás, así que se podría decir que en ese aspecto eran demasiado parecidos.

Jungkook se arrepentía de mil maneras por haberle presionado para hacer fuego control, también por no haber sido claro desde el principio y explicarle como funcionaban los poderes, por haber sido tan malditamente egoísta desde que lo había conocido. Pero no lo decía en voz alta, solo le mostraba ese arrepentimiento de manera emocional. Ninguno de los dos tenía el valor para hacer referencia a ello, a Jimin le daba igual si se disculpaba o no y Jungkook sentía que antes de muchas palabras primero tenía que demostrarle con hechos que si estaba arrepentido.

Las razones de Jimin para seguir a su lado habían sido ancladas a algo desconocido aún para él.

Pero si no obtenía su perdón al menos se aseguraría de no volver a herirlo con su energía.

Jimin se acomodó un poco mirándolo de reojo.

- Lo lamento - dijo Jungkook avergonzado de sus pensamientos.

- Esto sucederá todo el tiempo, tendrás que acostumbrarte – dijo el rubio restando importancia.

A pesar de su actitud acida él no lo estaba odiando, más bien estaba aliviado de no tener que bloquearlo más, lo vio cerrar los ojos y comenzar a meditar, Jungkook también hizo lo mismo, acompañando su respiración, silenciándose los dos para poder limpiar su conexión.

Los pensamientos se volvían un bucle sin parar que podía llegar a ser cansado para ambos, el monje había aconsejado que platicaran mentalmente para poder definir la personalidad de cada uno y así pudieran enlazar las mentes de forma gradual. La clave era evitar pelear, si no la conexión sería algo muy difícil de sobrellevar. Eso lo habían aprendido con la última sesión, después de un par de días más en el templo, Jungkook entendió por fin el por qué Jimin se sentía tan incomodo allí, él era un guerrero que vivía para aniquilar y ese lugar era todo lo contrario a su naturaleza. Entonces lo había apoyado en la idea de irse de allí de manera anónima a la mitad de la noche.

La mente de Jimin era concreta, lisa y amplia, sus razonamientos eran de carácter maduro y continuamente se hallaba ocupado pensando nuevas maneras de hacer fuego, Jungkook siempre se había preguntado como se le ocurrían esas faramallas que luego hacía frente a todos. Encontrar a un chico sin intereses de llamar la atención fue algo que lo sorprendió. Siempre había pensado lo contrario.

Eso le hizo entender por qué era un excelente guerrero. Su dominación del fuego estaba anclado a su sentido del deber y la protección de los otros, así que el constantemente se hallaba en el dilema de ser precavido y mortífero al mismo tiempo.

A su lado su propia mente era un desorden completo, experimentar la conexión le hacía tener más concentración en lo verdaderamente importante, el cuidado de la ciudadela.

Por eso es por lo que la conexión le estaba ayudando entender conceptos tan básicos como la estrategia y el entrenamiento constante. Elementos que él solo pensaba como algo parte de un todo, pero desde el lado de Jimin estos eran la razón por la que el control se mantenía.

Agradecido por la limpieza mental que hizo desde el primer día, se vio sonriéndole en la mañana antes de tomar el tren.

Jimin solo le había hecho un gesto extraño y lo había ignorado.

Tonto, así se sentía Jungkook.

Pero ahora en el silencio también encontró el alivio para su propio parloteo mental.

Cuando Jungkook abrió los ojos mucho tiempo después se dio cuenta que ambos se habían dormido, la cabeza de Jimin estaba recargado en su hombre y dormía profundamente. Aturdido sin saber dónde estaba se asomó por la ventana para reconocer el paisaje.

Justo esa era su parada, tocó su hombro y al instante Jimin abrió los ojos espantado ante la cercanía.

- Hemos llegado - Jungkook proceso la indignación que sentía así que rápidamente se levantó y tomó su mochila. - te espero fuera.

Cuando estuvieron en fuera de la estación Jimin pasó a su lado.

- Atrévete a tocarle un pelo al líder. - amenazó el rubio al reconocer los pensamientos que rondaban la mente de Jungkook.

- No es algo que te incumba – respondió Jungkook – el tiene que darme muchas explicaciones.

- Tal vez deberías dejar un poco esos celos absurdos, no te van.

- No estoy celoso.

- Entre el Líder y yo jamás a habido absolutamente nada, así que te pido que te ahorres todo este teatro y no me dejes en vergüenza - Jimin lo miró amenazante – Yo jamás he revelado ninguno de tus secretos.

En eso tenía razón.

- Vámonos, tengo mucha hambre. – Jimin dio la vuelta y ambos comenzaron a caminar atreves de las vías del tren para luego perderse en un camino secreto entre el bosque, si caminaban a buen paso tal vez al atardecer estarían en la ciudadela. Lo único bueno fue que Jungkook descubrió que podía cantar mentalmente así que el camino no fue aburrido.

- Ufff quieres callarte...

- No he dicho ni una sola palabra ¿Quieres cantar tú?

El rubio sonrió alzando una ceja.

- Ahora que lo dices, si, haría cualquier cosa porque te calles.

- Adelante.

Cuando Jimin comenzó a cantar en su mente Jungkook se detuvo.

El tenía la voz más dulce que jamás había escuchado.

Jimin fingió que no lo escucho y continúo cantado así el resto del camino.

- Me gusta esa canción - Dijo el pelinegro empezando a corear con él.


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El Dios del Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora