Déjenme contarles una historia, pero no una cualquiera,si no una que se sitúa en las más calorosas y peligrosas arenas del desierto, donde en un descuido, puedes perderte, entre todo aquel lugar un reino había, donde el sultán era muy bien respetado...
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Mientras el castaño esquivaba los golpes del peli-naranja, tomaba nota de cada una de las facciones de este, si le quitaran lo mal hablado y la permanente cara de desagrado en esta se vería mucho más atractivo, como hace unas horas atrás cuando le vio en el bar que trabajaba, parecía una indefensa flor del desierto que merecía más de dónde estaba, pero ahora solo veía a un joven que se dejaba llevar por el salvajismo y de un horrendo gusto por las arrugas en su rostro
El castaño suspiro ya se estaba aburriendo de esto, al principio estaba fascinado con la idea de luchar con el joven, pero ahora era diferente, así que decidió tomarle de la muñeca nuevamente y de la cintura aprovechando el puñetazo que quiso darle el de menor estatura, así que aprovechando lo inmovilizo, aunque solo ocasionó que esté intentará apartarse a toda costa, el castaño pudo notar algo, el chico odiaba el contacto físico, al menos el que pasaba del necesario.
-¡SUÉLTAME!
-¿Quieres calmarte?
-¡No hasta que me regreses mi daga y me dejes marcharme de este absurdo lugar!
Dazai le miro unos minutos con cierto desagrado, si él seguía gritando no solo le dejaría sordo, también traería a los guardias en turno y eso no era bueno, aún, le miro a los ojos, notando aquel azul oscurecido, como aquellos libros y reinos lejanos decían, un mar bravo listo para hundir a quien sea en sus profundidades, sonrió levemente y cerró sus ojos para continuar con un tono juguetón, que saco más de sus cabales al menor
-Bien, escucha te tengo un trato y no acepto una negativa
-¡Entonces eso no es un trato, es una orden que no estoy dispuesto a seguir!
-Entonces llamaré a los guardias y te encarcelarán dado que todos saben que la linda "chica" del bar está aquí y no el más buscado ladrón de Arabia
Chuya se tenso y maldijo por lo bajo mientras daba una sonrisa de irritación, estaba muy enfadado, para ser sinceros muy emputado, trato de zafarse más no pudo así que el castaño siguió hablando
-Bueno es el mismo trató que hace unos momentos atrás, quedarte en el Palacio y ser mi pertenecía
-Me niego -el de menor estatura no se lo pensó dos veces y siguió tratando de empujar a su acompañante-
-Bueno entonces serás una de las tantas maravillas de este lugar
-¡¿Ah?!
-Deja de gritar, vas a dejarme sordo - suspiro con algo de frustración - como escuchaste te convertirás en una de las maravillas de este lugar, mira este es el trato, conviértete en una de las principales personas de baile del palacio, y así tendrás algo de poder, para así seguir con tu vida como ladrón de Arabia, solo así te regresaré la daga
-En pocas palabras quieres que me haga una concubina - dijo alzando una ceja-
-Lo mío se escuchaba más refinado
-Solo estabas endulzando la verdad
-Solo un poco, entonces, ¿aceptas? - sonrió lo más amable que podía mientras ladeaba levemente la cabeza-
-¿Si me convierto en una de las concubinas principales, me dejaras salir nuevamente para hacer lo que hago, y me regresaras la daga?
-Exacto, pero si intentas escapar con la daga antes de convertirte en una, te buscaré por todos lados, ya te encontré una vez, lo haré nuevamente
-¿Qué quieres ganar con todo esto? - alzo una ceja-
-Eres un chico listo, si tú obtienes poder, podrías ayudarme a dar algo de ese aporte a las personas de afuera
-¿Qué tipo de aporte?
-Los viejos amargados de este lugar me prohíben tomar cualquier decisión para el bien ajeno, ya que a pesar de ser el sultán tienen favoritismos por mi hermano menor que nació de una concubina, y ellos están gastando el dinero en lo que quieren y yo hasta no tener más experiencia no puedo hacer mucho a decir verdad
-¿Qué edad tienes?
-18 ¿y tu primor? - dijo sonriendo divertido-
Chuya le miro irritado y se abstuvo de darle un golpe, no porque no quisiera, no podía, ya que seguía siendo retenido, miro los ojos del contrario encontrado una gran tristeza y desilusión por la vida, ¿Qué podía haber causado eso en sus ojos? Se veía muy roto, al igual que él en su infancia, no entendía como alguien que lo tuvo todo podía estar tan solo.
Rendido suspiro y empezó a meditar las cosas, podría tener la daga y salir cada cierto tiempo, podría dar algo del palacio sin tener que robar las cosas, además no es como que tuviera que hacer algo hasta la noche, donde se supone que era su trabajo, así que estaría bien, ambos ganaban y perdían con esto, aunque extrañaría no volver a vivir afuera. Pero sería una gran ganancia, le miro unas cuantas veces más y después cerro sus ojos más relajado
-Acepto, pero con la condición de que no le pasará a nada a las personas que conozco
-Cariño, no sé ni siquiera si conoces a alguien - Soltó una ligera risa-
-Es solo por precaución
-Bien, si es lo que deseas, así será
-Júralo por los dioses
-No hay necesidad de que yo haga tal cosa
-¿De qué hablas?
-Soy una persona bendecida por los dioses, así que todo lo que yo diga se hará realidad, puedes tener fe en mí, todos aquellos que me rodean son bendecidos con algo
-No confío en ti
-Si me quieres creer o no es tu responsabilidad - cerro sus ojos y susurro- aunque parecerá más una maldición que otra cosa, pero siendo sincero no serias la primera persona que no confía en mi
Chuya le miro unos momentos sin entender el susurro, ya que no pudo escucharlo a pesar de la cercanía, Dazai se separó un poco más no le soltó de la muñeca y sin más que decir comenzó a caminar, no sin antes tomar la daga y las gemas tiradas con anterioridad, Chuya era jalado por los pasillos solitarios yendo Allah-Taala donde
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Si encuentras alguna falta de ortografía o gramática agradecería que me lo mencionaras en un comentario.
