Capítulo.1 💙💜

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En las más calóricas arenas del desierto se encontraba un puesto de cachivaches, al parecer un vendedor ambulante estaba en la hermosa ciudad de tierra caliente, para suerte y desgracia de él, era de noche por lo que la gente ya no estaban en las ...

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En las más calóricas arenas del desierto se encontraba un puesto de cachivaches, al parecer un vendedor ambulante estaba en la hermosa ciudad de tierra caliente, para suerte y desgracia de él, era de noche por lo que la gente ya no estaban en las calles, pero eso no le detenía de ninguna manera, esperaba un visitante que tuviera curiosidad en sus artilugios cosa que no tardó mucho tiempo en aparecer, puesto qué alguien, un cliente se atrevió a ver, el chico se emocionó, su rostro solo mostró sus hermosos ojos azules como el cielo que está en un espejismo de agua.

-Puedo ver que te interesa mucho mis cosas, bueno, dime que puedo ofrecerte, ¿qué es lo que buscas? ¿Cosas malditas, encantamientos, pociones, maleficios, una lámpara mágica tal vez?

Aquel cliente negó y comenzó a ver lo que se encontraba ahí, su atención fue captada por una daga de aspecto lujoso y llamativo, cosa que el vendedor noto enseguida, a paso lento se acercó y tomó la daga entre sus manos apretándola contra su pecho con mucho cariño

-Ya veo, le interesa la daga, pero lamento mucho decirle que esta no está en venta, ¿eh? ¿Por qué? Bueno es algo difícil de decir...

El cliente sin más se dispuso a marcharse cosa que el mercader quiso impedir, por lo que jalando de sus ropas y haciendo casi un berrinche decidió hablar

-Espera no te vayas, ¿te quedarías si te cuento sobre el romance prohibido?, así es como has escuchado, un amor prohibido, un amor sobre el sultán de Arabia, de este mismo lugar y un joven ladrón, no eran nada compatibles, pero algo en ellos surgió de una manera extraña ¿Entonces te quedaras? -el cliente negó- oh bueno está bien, admito qué el romance no es mejor chantaje para atrapar a alguien, pero ya qué te ha interesado esta daga déjame decirte que esta perteneció al mismo ladrón que conquistó al sultán. ¿Entonces qué piensas?

La clientela aceptó y le miro, el mercader asintió y apretó más contra sí la daga, parecía sonreír, mientras regresaba y le daba un asiento improvisado a su acompañante mientras esté miraba la luna con ilusión.

-Bien comenzaré relatando los hechos del dueño de la daga. Él era un joven qué vivía del robar a los ricos, puesto que el país no provenía buena abundancia económica, así que decidió robar para mantenerse, el cómo consiguió la daga aún es un misterio, pero se dice que fue un regalo por parte de un familiar suyo, la peculiaridad de esta daga es que nunca falla, si su portador tenía en mente lo que haría, la daga cumplía su objetivo, asesinar, dañar, dar una advertencia incluso llevarle de un lado a otro, la daga tenía un extraño poder, de inigualables posibilidades que no fueron descubiertas en su totalidad por su dueño, pero gracias a eso el hombre se hizo el más buscado ladrón de todos los alrededores de Arabia, aunque algo le extrañaba a todos en este lugar, puesto qué vivía donde "el palacio de las maravillas" se encontraba y qué rebosaba de grandes fortunas y estaba hecho de oro puro, era raro que un ladrón de tal calaña, no fuera por el castillo y sus lujos, la razón de esto, era qué el ladrón no robaba por avaricia, si no para ayudar a quienes lo necesitaban, él vivía en una casa algo humilde, no gozaba de lujos, pero podía vivir adecuadamente, las riquezas qué obtenía eran dadas a los niños que buscan qué comer. Además de que trabajaba dando uno que otro servicio extra, algo extravagante para su gusto, un bailarín experto y sobre todo atractivo -mencionó mientras se sonroja a levemente-

Su acompañante ladeó levemente la cabeza sin entender, a lo que el mercader simplemente negó y le dio una cálida sonrisa

-¿interesante, no lo crees? - soltó una leve risa- has de pensar que el sultán era un tirano qué solo pensaba en él, qué era gordo y feo, pero era lo contrario, el sultán era joven y apuesto, respetado por todos en el palacio o al menos por algunos, pero el hecho de no ayudar a su pueblo por el hambre no era por avaricia, sino que él hacia lo indispensable por ayudar, pero cada día los intentos eran en vano, pues las actuales guerras internas entre los consejeros le dejaban imposibilitado, puesto que aquellos viejos siempre tomaban todo el dinero, aunque él también tenía su lado maligno qué todos temían, sabían que era cruel y despiadado cuando le hacían enojar, torturaba y mataba sin piedad, y aunque él fuera el sultán aún tenía 18 años no podría decidir hasta que cumpliera los 21, por lo que optaba de vestirse de pueblerino y ayudar, para mala suerte de ambos o buena suerte, tanto el ladrón como el sultán se cruzaron, sus miradas se conectaron, llamando su atención, causando qué el ladrón fuera capturado a merced del sultán, cuando entró al palacio supo que sus días estaban contados

El mercader fue sacudido por su clientela, el vendedor solo soltaba risas y paraba el movimiento de su acompañante, quien le veía emocionad@ por el relato

-Tranquilízate, nada malo pasará, por ahora -le dio una sonrisa juguetona- bueno, entonces continuemos con el relato, la noche aún es joven.

-Tranquilízate, nada malo pasará, por ahora -le dio una sonrisa juguetona- bueno, entonces continuemos con el relato, la noche aún es joven

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Si encuentras alguna falta de ortografía o gramática agradecería que me lo mencionaras en un comentario.

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