Capítulo 19

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Aryam

Kellan y yo permanecimos en silencio de regreso al pueblo. Ha sido un silencio más que incomodo, y no ayuda que él no haya dejado de mirarme intensamente todo el tiempo. He tenido que gruñirle, sí, gruñirle y dispararle miradas asesinas para que deje de ponerme nerviosa.

Cada vez que sus ojos se posan en mí, siento como si estuviera analizándome o estudiándome profundamente. Él dice que yo fui su compañera, una que murió, y que aparece más de cien años después exactamente igual a como era antes.

Aterrador.

Sólo que yo no puedo ser su compañera.

¿O sí?

Ni siquiera soy un lobo. Soy una humana, una simple humana. No voy por la vida cambiando mis preciosas y cortas uñas por garras, ni mis muy bien cuidados dientes por colmillos, tampoco me crece pelo por todo el cuerpo, sólo en las partes que deben crecerle a todo el mundo, lo normal.

Los sueños sobre esas sombras y los posibles recuerdos pueden ser sólo casualidad. Mi abuelo una vez me contó que cuando soñamos nuestra alma se desprende del cuerpo y viaja libre, y que nuestros sueños son todas las aventuras o tormentos que viven mientras nuestro cuerpo duerme y recupera energía.

Tal vez eso sean mis sueños. Sólo fantasías. Tal vez alguien alguna vez me contó historias sobre los hombres lobo. Tal vez...

Está viéndome de nuevo.

Respiro profundamente, ahogo un gruñido, y, aprovechando que debemos parar para dar paso al tren que viene sobre la vía férrea, me vuelvo hacia Kellan y le miro con una de mis cejas levantas y una mueca de fastidio.

Se ríe.

El muy idiota se ríe.

Suelta una carcajada y sus ojos brillan con gozo y alegría.

Me cruzo de brazos y resoplo, causando que tire su cabeza hacia atrás y suelte otra carcajada.

¿No me dijo Bea que este hombre nunca se reía?

Estrecho mis ojos, no salen más carcajadas de su boca, pero sus labios formas una sonrisa relajada y conocedora. Me quedo mirándolo un momento. Es realmente hermoso. Bea tiene razón y todos los Brahms son increíbles especímenes de belleza y sensualidad. Y cuando sonríen... ¡boom! Son explosivos.

Mi fachada se debilita un poco, por lo que resoplo y regreso mi vista al frente. El tren traía pocos vagones, por lo que no es mucho el tiempo que permanecemos detenidos. En un intento de distraer mi mente y llenar el silencio, enciendo la radio.

Una de mis canciones favoritas acaba de empezar a sonar, me relajo y me permito tararearla y perderme en su melodía mientras conduzco. Él nunca deja de mirarme, es como si fuera a desaparecer si aleja sus ojos de mí, y eso me pone nerviosa, pero gracias a la música que sale de la radio, logro, la mayor parte del tiempo, ignorarlo a él y a lo que me produce tener sus ojos en mí.

Cuando por fin llegamos al pueblo, me doy cuenta de que las personas voltean a mirarnos sorprendidos y confundidos. Nuevamente me doy cuenta de que Bea tenía razón, Kellan no es visto con frecuencia en el pueblo, y ahora, verlo conmigo, en mi auto y conduciendo desde la dirección en la que venimos luego de que me reportaran desaparecida...

Blanco es y gallina lo pone.

Todos están asumiendo que Kellan y yo tuvimos una "escapada".

—Mierda. Seremos la comidilla de todos —digo, mirando a las personas que se detienen o hacen toma doble de nosotros dos.

Linaje Negro: DESTINO (Serie Linajes)Where stories live. Discover now