Extracto Diario de Kellan Brahms

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07 de agosto de 1840

Jodido.

Estoy jodido.

Realmente jodido.

Me enamoré de Marya y no sólo eso, también me vinculé a ella.

¿Cómo pasó?

Bueno lo primero sucedió gracias a ella. Sólo a ella. Robó mi corazón al mostrarme y entregarme el suyo. Sus atenciones, su forma de ser, de quererme, protegerme, cuidarme, atenderme, de recurrir a mí, de amarme. Lo hizo, logró conquistarme.

No pude resistirme a ella, a lo que es, a lo que ofrece. La amo, profundamente.

Y creo que empecé a amarla desde la primera vez que me sonrío como respuesta a mi indolencia, desde que correspondió mi crueldad con amabilidad, desde que tomó mi indiferencia y la convirtió en atención y cariño; la dejé entrar a mi corazón desde que comprobé que ella es la única persona que me entiende, que conoce cada uno de mis estados de humor sin yo tener que decirle una sola palabra la que me escucha sin yo hablarle, la que me acude a mí sin yo pedirle que venga. La que sabe exactamente qué necesito, qué quiero y qué deseo sin preguntarlo.

Estoy empezando a comprender lo que dice mi padre sobre que el destino jamás se equivoca cuando escoge a nuestra compañera. Ese complemento que llega a tu vida para hacerla mejor, para ahuyentar la soledad; para convertirse en tu apoyo, en el impulso que necesitas para continuar, el incentivo para da lo mejor de ti cada día, la razón detrás de cada decisión, de cada cambio que tomas, de cada paso que das.

Las almas gemelas existen, la mía, lo he comprobado, es Marya.

Ella era lo que yo necesitaba.

Es todo lo que yo quería para mí.

Estaba equivocado cuando creí que Laila era la mujer de mi vida. Ella nunca me entendió de la manera en que lo hace Marya, nunca me llenó y me complementó como mi compañera lo hace.

Ella es el amor y pasión hecha mujer.

La deseo, la amo, la necesito. Me duele el corazón cuando no la tengo cerca de mi piel, mi alma llora si ella sufre, hacerla feliz se ha vuelto mi prioridad, mi mayor razón para vivir es ella.

Ahora sé que era la mujer que había esperado.

Y me enamoré. Y mi lobo también.

Lo segundo, vincularme, sucedió por amor. Pero, también por temor, por celos.

Lo sé, no debió suceder de esa manera. Pero la sola idea de que puedan arrebatármela, de que Marya se dé cuenta que no soy lo suficiente para ella y que puede haber otro macho que no cometa los errores que yo cometí ni tenga temor de decirle que la ama, como lo tengo yo, me carcome. Fui un imbécil con ella, fui cruel, fui despreciable, y, aunque ella dice que me perdonó y que dejó en el pasado mis fallas, su familia no lo hace.

Le recuerdan constantemente lo que hice, y sé, porque los he oído, que desean ella se aleje de mí y rehaga su vida con otro macho. Cuestionan por qué no me he vinculado con ella, el por qué ella me ama después de lo que le hice; le ruegan que regrese con ellos, le dicen que no la amo, que siempre entre nosotros estará Laila.

Laila.

Ni siquiera un pensamiento sobre ella se cruza por mi mente ahora. Si la veo, mi corazón no late de la forma en que lo hace cuando percibo a Marya, cuando la veo, cuando la tengo cerca de mí. No la extraño, como sí extraño a Marya, no la deseo... no la amo, en realidad, nunca la amé.

Pero la familia de Marya no lo cree así, se han empeñado en alejarla y buscan cualquier excusa para dejarme en una mala posición frente a ella. Mi lobo ha querido desafiar a su padre y su hermano muchas veces, pero me preocupa que pueda matarlos y entonces Marya me desprecie totalmente. Por lo que los tolero, apenas. Maldigo cada vez que vienen a mi casa y tengo que hacer un gran esfuerzo para no desgarrarlos cuando escucho los susurros que dejan caer en los oídos de mi esposa.

Para agregarle a la mezcla, en cada reunión, baile, cena o encuentro, no son sutiles a la hora de incitar a otros machos para que coqueteen con mi esposa. Mi lobo no está satisfecho por impedirle acabar con la vida de todos los hijos de puta que le dan demasiadas atenciones a nuestra compañera, todo porque Marya se siente responsable cada vez que lastimo a alguien a causa de mis celos y la imprudencia de su familia. Suficiente culpa ya carga con la muerte de Alicia, no queremos hacerla sufrir más. Sin embargo, algunos machos con firmes deseos de morir siguen insistiendo, especialmente Varius Tyr, la principal razón por la cual mi lobo ayer no pudo esperar más y reclamó a su hembra mientras hacíamos el amor.

Me arrepiento por haberlo hecho, no, pero sí por la forma y el motivo por el cual lo hice.

Muerto de celos, luego de ser testigo de cómo Varius abrazaba a Marya, la traje a casa, la seduje, la desnudé y en medio de mis recelos y mi pasión dejé que mi lobo se hiciera cargo sin preparar a Marya para lo que él quería hacer. La mordió, fuerte, duro, tan profundo que dejará una muy notable cicatriz; el sabor de su sangre sólo fue un incentivo más para terminar de sellar el vínculo y sentirla, a toda ella. Ahora realmente somos una sola mente y un solo corazón.

Marya sigue diciendo que no está molesta, que le gustó, que se sintió bien para ella y estaba esperando que por fin me vinculara a ella; he escarbado en sus pensamientos y he escuchado su corazón para descubrir si me miente, no lo hace. Esta feliz, tranquila, segura, confiada, en paz. Pero, ver la herida cicatrizando en su cuello, el tono morado alrededor de ella, la forma en la que se encoge de dolor cuando la tela de su vestido toca ese lugar..., la culpa me corroe. Sigo lastimándola, aunque ya no quiera hacerlo.

Mi lobo, por su parte, no siente culpa, todo lo contrario, se pavonea satisfecho y complacido consigo mismo cada vez que la herida está a la vista, ahora ya no hay duda para nadie. Ambos, tanto el hombre como la bestia, han reclamado a Marya, la han hecho suya para siempre.

Linaje Negro: DESTINO (Serie Linajes)Where stories live. Discover now