Extracto del Diario de Kellam Brahms

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19 de mayo de 1840

Me estoy volviendo loco. Literalmente.

Mi mente es un nido de confusiones, pensamientos y desdicha.

Mi corazón es un hervidero se emociones y sentimientos, en su mayoría negativos.

Mi lobo está cada vez más retraído y me ha costado bastante transformarme, adrede a ello, Marya me desespera cada vez más. He intentado por todos los medios alejarla de mí, hacer que huya, que me abandone, que grite que se ha equivocado y me libere de esta relación, pero no, es todo lo contrario. La muy descarada cada vez intenta hacerlo todo mejor. Le gruño, le grito, la empujo, la ignoro, la desprecio, la dejo sola, la humillo Y ELLA SIGUE AHÍ. No hay poder en el mundo que logre hacerla retroceder. Si levanto la voz sólo agacha su cabeza en sumisión lo que me desespera, ya no corre a esconderse, todo lo contrario, trata por todos los medios de complacerme o hacer algo que calme mi humor. Prepara mis comidas favoritas, perfuma mi ropa, me ofrece un vaso de licor sin que se lo pida, limpia mis botas una vez me las quito... es jodidamente frustrante.

He intentado volver a abusar de ella para ver si así deja de intentar ser una buena compañera, pero una vez la empujo a la cama con brusquedad simplemente ella se muestra dispuesta. No tiembla, no me mira con miedo, no se retrae.

Al principio todo fue muy fácil, después de nuestra noche de "intimidad" estuvo encerrada en su habitación por cuatro días, al quinto, cada vez que sentía mi presencia se asustaba como un ratón y corría en otra dirección, ni siquiera era capaz de controlar sus sollozos cada vez que me escuchaba levantar la voz. Pero ahora, ahora es diferente. No sé qué carajos habló con Lorna, la loba más vieja de la manada quien al parecer se ha vuelto su protectora, no sé qué putos consejos le dio, pero Marya no me permite destruirla, es como si se hubiera blindado y preparado para hacerme desesperar a mí. Odio la forma en la que me mira, odio la forma en la que huele, odio que trate de curar mis heridas cuando he tenido una pelea con los otros lobos o un accidente mientras salimos de caza. Odio que se preocupe por mí.

¿Por qué demonios lo hace? Debería odiarme, despreciarme, temerme.

Es como si albergara esa esperanza de que si hace todo esto yo de alguna manera voy a cambiar de parecer o caeré rendido y enamorado de ella.

No lo haré, he jurado hacerla sufrir, destruirla, acabar con su espíritu, destrozar a su pequeña loba la cual ni siquiera es capaz de sacar a la luz.

Hoy vi a Laila, ha perdido peso, sus ojos han perdido el brillo. No reconoció mi presencia anoche en la reunión de la manada. No comió nada del banquete que prepararon las lobas acopladas, ni siquiera saboreo el pudin de limón que tanto le gusta y que pedí que presentaran en la cena. Sólo se sentó ahí, desdichada, sola y ensimismada. Me dolió el corazón al verla de esa manera, derrotada, acabada, resignada. Mientras que Marya sonrío un poco y logró conversar alegremente con su familia.

Maldita mujer.

Tendré que cambiar mi juego, tengo que hacer algo para destruirla, lo que sea. Marya no va a ganarme. Seré yo quien la vea a ella arrastrarse frente a mí totalmente destruida. 

Linaje Negro: DESTINO (Serie Linajes)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt