Evermore || Daphne Greengrass

Extra: Rachelle.

Despertarse en una cama vacía, desnuda y sin Daphne, había sido realmente confuso al inicio.

Siempre era ella la que se despertaba primero y la dejaba sola, se sentía extraño que los papeles se invirtieran. Rachelle se frotó los ojos, luego soltó un bostezo y miró su reloj sobre la mesita de noche.

7:05 PM.

Ahí se sintió más confundida. Era temprano, pero Daphne ya se había ido, como si estar con ella no significara nada. El pensamiento le dio un dolor extraño que nunca sabría describir.

Se estiró en la cama, y entonces se sentó en ella, sus pies tocaron el frío piso y eso le dio un ligero escalofrío. Entonces miró alrededor, sintiéndose extrañamente alarmada por la calma en su dormitorio, como si ésta anunciara un terrible evento. Era extraño, Rachelle siempre había sido fiel creyente de las vibras y energías en todo, y, en ese momento, tenía un mal presentimiento que la molestaba. Según ella, nada estaba mal, nada estaba fuera de lugar. No entendía que sucedía.

Comenzó a asociar ese presentimiento ante el extraño escenario que era despertarse sin Daphne al lado, ya se había acostumbrado a, que cuando despertaba después de que lo hubieran hecho, despertar a su lado, y sentir el calor que su cuerpo irradiaba.

Caminó en total desnudez hasta el baño, se duchó, y luego en su habitación, se vistió. Todo seguía tranquilo y en silencio, eso comenzaba a estresarte a niveles alarmantes. Se puso sus zapatos y comenzó a caminar pisando fuerte por la habitación, queriendo rellenar el silencio de alguna manera.

No entendía por qué, pero extrañaba a Daphne, como si no la hubiera visto hacía muchísimo tiempo, pero la había visto hacía tan solo unas horas. Rachelle detuvo su caminar en la mitad de su habitación, y se quedó mirando una de las paredes blancas.

No entendía por qué, pero de repente, comenzó a cuestionarse que significaba todo lo que había pasado con Daphne hasta ese día.

La primera vez que la besó, había sido tan extraño... Rachelle desde el inicio se había sentido atraída hacia Daphne, pero cuando ambas formaron parte del grupo de amigos en el que estaban Draco, Henry, Pansy, Elizabeth y ambas, supo que no podría tener nada con ella sin comprometer la amistad sana que tenían.

Daphne siempre había sido deslumbrante, con su cabello rubio platinado, sus ojos azules que siempre brillaban cuando la miraban... y, en especial, la risa que se le salía cuando juntas molestaban a sus amigos. Rachelle sonrió, viendo esa imagen en su mente, viendo a Daphne riéndose, mientras cerraba los ojos y echaba ligeramente la cabeza hacia atrás.

La quería.

Rachelle sabía eso desde hacía un buen tiempo. Quería a Daphne, tanto como se puede querer a una amiga que te atrae. Por eso mismo, Rachelle se había prometido nunca intentar nada con ella, quería que esa amistad durara hasta el día en el que se muriera, pero cuando Daphne le había dicho que se sentía atraída hacia ella... había sido como un detonante, no habría podido detenerse ni aunque hubiera querido.

Entonces se preguntó si había estado bien que hubieran estado teniendo tanta intimidad, se preguntó si eso no podría haber afectado negativamente a su amistad. La respuesta le llegó cuando recordó que Daphne había ido esa tarde a decirle algo, y que ella no le había dejado. Se sintió culpable y se pasó las manos por el rostro, queriendo desaparecer en ese instante. Había sido una pésima amiga.

Se acercó a su mesita de noche, dispuesta a tomar su teléfono y llamar a Daphne, preguntarle si quería juntarse a hablar con ella, solo hablar. Acercó su mano a su teléfono, pero su atención se desvió de la pantalla y fue atraída por un bloc de notas sobre la mesita de noche, con vacilación volvió a dejar su teléfono donde estaba y tomó el bloc.