Capítulo 12. Las gemelas Loe

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Ryan y Darys llevaban días cargando con la certeza de que Ismael y Mell fueran hermanos. No sabían como decirlo, estando seguros de que, más que respuestas, se verían nuevamente envueltos en un mar de preguntas. Varios días habían pasado desde que se habían comunicado con Gabita, pidiéndole un encuentro.

     —Te noto algo raro —comentó el vampiro, interrumpiendo al silencioso y pensativo Ryan—, ¿qué te pasa?

     —Nada —respondió mientras enroscaba uno de sus dedos entre los negros mechones de cabello de su compañero.

     —Cuéntame, cariño. O es que, acaso no confías en mí.

     —No te preocupes Ismael, solo pienso en el destino.

     —¿Destino, dices? —preguntó curioso.

     —¿Crees que sea casualidad que yo me haya convertido en nigromante, igual que Giles? —expuso— Últimamente están pasando muchas cosas que, ya no sé ni qué pensar.

     —Para empezar, Giles no se convirtió, sino que fue bautizado por la oscuridad desde el principio. Y, yo creo que has estado leyendo El libro de las Sombras por mucho tiempo. No debes dejar que te afecte.

     —Puede ser—confirmó tranquilo—. Deberías tomarlo, finalmente, es tuyo.

     —No, Ryan —opuso mientras ponía una mano sobre el libro que se encontraba a su lado—, esto fue escrito por un nigromante y para un nigromante —hizo una pausa—. Eres tú quien debe tenerlo.

     Ismael tenía razón. Solamente un nigromante podría entender todo lo que contenía. Por muy macabro que fuera, el Peri em-heru incluía: maleficios, rituales, historias, posibles encantamientos asociados a la Alquimia Oscura, y más. Todo vinculado a la muerte y al Purgatorio, construidos sobre la idea de que la muerte no era más que un renacimiento.

     —Sabía que tenía que contarte algo—dijo Ryan—, casi lo olvido.

     —¿Qué descubriste? —Ismael se mostró ansioso.

     —Observa —mientras señalaba una página del libro a la que le faltaba un pedazo—. Ha sido arrancado.

     —Espera —pidió a la vez que se dirigía al fondo del cuarto, donde tenía sus libros y notas de estudio.

     Del interior de uno de sus libros, sacó un pedazo de papel antiguo que encajaba a la perfección con el resto de la página. Resulta que, aquel encantamiento Inmovilos que les había fallado en el primer encuentro con el Oscuro, definitivamente, había estado mal ejecutado. Este ritual debía ser realizado por un representativo de la luz y otro de la oscuridad, cada uno, desde su lado correspondiente del velo, ya que el tiempo no puede detenerse de forma parcial, sino total, abarcando ambas dimensiones.

     —Claro, ahora lo entiendo —comprendió Ismael—. Al ejecutar el encantamiento de este lado solamente, hicieron que nuestro tiempo se igualara al del purgatorio, haciéndolo más lento.

     —Por eso no se detuvo. Yo debía ejecutar el encantamiento desde el otro lado.

     Ryan e Ismael hacían una combinación atractivamente perfecta. Su nivel de complicidad, sumado a los nuevos conocimientos y habilidades, e impulsados por la oscuridad que los complementaba, crecía cada vez más. A veces, Ryan disfrutaba observarlo mientras leía. Lo amaba, claro que lo amaba. Ismael, cada vez se sentía más débil y el efecto del tónico duraba menos con cada sorbo. Todos lo ignoraban pero el vampiro estaba necesitando alimentarse de sangre humana.

 Todos lo ignoraban pero el vampiro estaba necesitando alimentarse de sangre humana

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El nigromante y el vampiroWhere stories live. Discover now