Capítulo 13. Un caso sin resolver

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Para Ismael, era muy difícil aceptar su realidad. Aunque sus intenciones fueran buenas, sentía como su sed, cada vez, era más difícil de controlar. Y ahora, luego de confirmar que durante todo ese tiempo, había sido él quien había estado dándole información al Oscuro de manera inconsciente, no veía otra alternativa más que abandonar a sus amigos.

     —Tenemos que protegerlo, Gabita —suplicaba Ryan—. Tu tienes experiencia en la intervención mental, ¡piensa en algo!

     —Esto es diferente, amigo —explicaba la bruja—. Ismael no está solo conectado al Oscuro, sino que depende de él. Ismael camina gracias a su creador, su energía oscura lo mantiene en pie.

     —¿Y si pudiéramos romper ese vínculo? —pregunta Darys.

     —Moriría, ¿cierto? —mencionaba Ryan, angustiado.

     El hecho de que junto a su novio, hubieran vencido tantos obstáculos y que ahora, Ismael representara en si mismo, el más difícil de superar, lo ponían en una situación muy controversial. Ryan sabía lo que debía hacer; todos sabían, incluso Ismael, pero eso no lo estaba haciendo más fácil.

     —¿¡Hermanos!? —exclamó Gabita— No es posible. 

     —Sí lo es —susurró Darys—. El verdadero nombre de Ela es Adela. No había entendido lo que sentí cuando la toqué el día que fuimos allí. Era mi abuela —Ambas chicas conversaban en el jardín exterior.

     —¿Tu abuela? ¿Qué tiene que ver con eso? —cuestionaba confundida.

     —Mi abuela nos contó acerca de Lucas y Adela, los conoció cuando eran jóvenes. Y ahora resulta que el némaco y la ninfa del bosque son los padres de Mell e Ismael.

     —Pero entonces, debemos contarles —sugirió.

     —¡No! —negó la vidente— Si el Oscuro puede saber todo que Ismael, lo usará para llegar a Mell.

     —Es verdad, pero al menos, Mell debe saberlo.

     —¿Saber qué? —interrumpió la ninfa lo suficientemente cerca como para escuchar la última línea del diálogo.

     Gabita y Darys no pudieron evadir a Mell y terminaron contándole. Aunque a Mell le daba mucha ilusión saber que tenía un hermano, caía en cuenta que habían cuestiones mayores, por lo que comprendía que, ahora más que nunca, debía mantener la distancia de este chico.

     —Siento que cada vez, esto se complica más —reflexionó Mell—. El Oscuro está más cerca.

     —Es verdad —confirmó Darys—, pero también lo es que ahora somos más y cada vez, somos más fuertes.

     Estando en su dormitorio, los chicos estaban llevando una conversación diferente.

     —No vuelvas a mencionarlo —exigía Ryan—. Aislándote solo harás lo que el Oscuro quiere.

     —Aquí no me puedo quedar y eso está más que claro —exponía el vampiro mientras recogía sus pertenencias haciendo una maleta—. Además, necesito buscar otra alternativa; el tónico apenas funciona.

     —No debes irte. Por lo mismo, ahora representas un peligro para cualquiera. Debemos quedarnos juntos —suplicaba.

     Justo en medio de la discusión, llegó Elena.

     —Disculpen, chicos —interrumpió—. Ryan, tienes que venir a la sala, ahora —precisó—. Ismael, tú quédate aquí y no hagas ruido.

     —¿Qué sucede? —preguntaba el nigromante mientras seguía a Elena, bajando las escaleras.

El nigromante y el vampiroWhere stories live. Discover now