Capítulo 12: Vueltas

5.9K 573 178
                                    

Caminaba hacia mi casa con las manos dentro de los bolsillos de mi vieja y querida chaqueta de jean, pateando piedritas del camino. Todavía daba vueltas en mi cabeza la imagen de Luke y yo mismo dentro de ese cubículo. Al parecer él se había puesto cachondo y había ido a arreglar su problema en el baño o algo como eso, porque francamente no entendía nada de lo que pasaba. 

El día en el que me había besado por primera vez había sido sumamente tierno y dulce, hasta me había hecho un cumplido. Entonces ese día solo se había dedicado a dejarme marcas en el cuello; no me estaba quejando solo era una apreciación. No podía dejar de preguntarme hasta dónde hubiéramos llegado si yo no hubiera salido corriendo.

Me odiaba y a la vez agradecía por haber hecho eso. No estaba del todo seguro aún de lo que pasaba en mi interior cuando estaba con el rubio. Era una sensación diferente y en algunos momentos me gustaba y en otros quería huir de ella. Ciertamente yo quería huir de todo. Podía verme como un cobarde, pero en mi defensa tenía el hecho de que hacía solo unos meses atrás yo me babeaba por mirar chicas con menos ropa con la que debían ir a estudiar.

Llegué a la puerta de mi casa y suspiré al escuchar a mis padres discutir adentro de ella. Hacía un tiempo que ellos discutían, pero en las últimas semanas cada una de sus conversaciones terminaba en una discusión y conmigo encerrado en mi cuarto con el sonido del videojuego demasiado alto para fingir que no me daba cuenta de nada.

Me negué a entrar en mi casa en esas condiciones así que me di media vuelta y comencé a caminar sin un rumbo fijo, solo con la idea de alejarme de mi falso hogar. Anduve en círculos por un tiempo, disfrutando del aire que otorgaba esa fresca noche de verano. 

Cuando quise acordar estaba en la puerta de la casa de Luke. Me pregunté qué hacer por un momento y resolví que ya que estaba ahí debía hablar con él. Golpeé la puerta y esperé. Hubo un momento de silencio en que me atacó un poco de pánico así que me di la vuelta para alejarme.

—¿Mikey?

Gire la cabeza para encontrarme con Luke mirándome extraño. Me sentía como un niño al que atraparon mientras estaba jugando al ring-raje. Medio sonreí hacia él y él me devolvió la sonrisa. 

—Hola—murmuré.

—Pasa.

Se dio la vuelta y entró a su casa, a los segundos lo seguí. En la sala estaba la madre de Luke mirando la televisión. Me miró con una sonrisa y tuvimos una pequeña conversación sobre cómo estaba pasando las vacaciones y qué iría a hacer después, típico de las madres de tus amigos. Finalmente Luke me tomó del codo y subimos hasta su habitación.

Estaba un poco incómodo y no sabía exactamente qué había querido hacer cuando había golpeado la puerta de su casa.

El cuarto de Luke estaba pintado de celeste (uno muy parecido a sus ojos) y se encontraba ordenado. Tenía prendido un aparato con música y un videojuego en pausa. Luke se sentó frente a la televisión y me miró. Panic! at the disco estaba sonando de fondo.

—¿Quieres jugar?—ofreció.

—Así que lo harás otra vez—solté.

Luke frunció levemente el ceño.

—¿Hacer qué?

—Pretender que no ha pasado nada.

Hubo un momento de silencio, en el que Memories de Panic! at the disco sonaba y sonaba, pero no hacía que la incomodidad se alejara. Finalmente Luke dejó el mando en el suelo.

—Estoy haciendo lo que tú quieres que haga-se excusó.

—Yo no quiero que me ignores.

—No te estoy ignorando, justo ahora estás dentro de mi habitación, Michael.

—No—dije simplemente.

No sabía qué estaba negando. Luke se había puesto de pie y me miraba con los brazos cruzados. Tenía una expresión bastante inocente y me pregunté si era la misma persona que me había acorralado dentro del cubículo del baño de mujeres. Luke tenía esa dualidad que lo hacía exquisito. 

—¿Qué pasa?—inquirió. 

—Es que... Vas y me prendes y entonces te vas o... haces que no pasó nada y no es ju....

—Tú te fuiste del baño, no yo—me interrumpió.

—¡Da igual! ¡No estoy hablando del maldito baño de mujeres!

Luke se apresuró a ir hacia el reproductor de música y subir un poco el volumen porque yo me había puesto a gritar.

—No termino de comprender.

—Ya deja de dar vueltas—finalicé.

—Yo no doy vueltas, tú das vueltas—se quejó el rubio.

—No, no, yo no doy vueltas.

En realidad yo era quien daba las vueltas, o mejor dicho mi cabeza. El hecho era que decir tantas veces las palabras "dar vueltas" y sus adyacentes estaba haciendo que mi cabeza volviera a hacerlo. Y, como estaba en una especie de calesita emocional, me acerqué, lo tomé de la nuca  y planté mis labios sobre los suyos.

En seguida Luke respondió, tironeando de mi labio inferior. Estábamos volviendo a los mismo porque no solucionábamos nada, así que me aparté y lo miré frunciendo el ceño.

—¿Ves? Lo estabas haciendo otra vez—espeté.

Luke soltó una risita de esas comunes en él y se encogió de hombros. No quería pensar que se veía adorable, pero lo hacía. Comencé a caminar en círculos por su habitación, buscando un poco de cordura en los rincones. No había, ya no había cordura, la había perdido. Y en parte me gustaba.

—Mike, deja de quemarte la cabeza.

Me detuve frente a él y resoplé.

—Esto es una locura—protesté.

—Tú estás haciendo que sea una locura.

Rodé los ojos en sus órbitas. Él tenía razón, pero una parte mí todavía lo odiaba así que no iba a aceptarlo. 

—No es nada malo lo que sientes—murmuró Luke, la música estaba tan alta que casi no lo había escuchado.

—No sabes qué es lo que siento.

—Deja de pensar en eso, deja de pensar. ¿Qué quieres hacer?

Lo miré un momento en silencio, quería hacer muchas cosas, demasiadas, tantas que no sabía si me iban a dar los días, pero a la vez quería sentarme a comer comida chatarra y olvidar todo de una buena vez. 

—No lo sé.

—Pues haz algo.

—Pero yo...

—¡Haz algo, joder!

Y me enojé. Porque él estaba gritándome y no tenía que estar gritándome. Así que un poco inconscientemente me abalancé sobre él y lo besé. Lo besé tan fuerte que hice que se corriera unos pasos para atrás, chocándolo contra el escritorio y tirando cosas que hicieron ruido, pero no miré porque me interesaba muy poco.

A los segundos eramos un rollo de manos, lenguas, dientes, apretones, sacudidas y el escritorio que no dejaba de moverse así que nos saqué de ahí. Todo estaba dándome vueltas y me gustaba, estaba dejando que esa sensación de apoderara de mí porque sabía que no había vuelta atrás. Relajarse y disfrutar.

—Mikey...—soltó Luke en un jadeo.

No sé exactamente lo que pasó después. Recuerdo la música de Panic! at the disco sonando muy alta,  al videojuego que ya no estaba en pausa y gritaba cosas como "¡Debemos buscar refugio!"  y a Luke poniendo una mano en mi boca porque yo estaba gimiendo demasiado fuerte. 

___________________________________________

El gif, wtf. Estos tipos se re cachondean en el escenario o ké lol 

Gracias por leer y todas esas cosas.


Never Underestimate A Blonde «Muke»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora