Solange nació en una familia de cazadores de vampiros legendaria, y por tanto, es su deber formarse como una.
Desde su inicio en la academia de cazadores, Solange pasará por muchas pruebas que le cambiarán la vida.
Es una historia de acción, amistad...
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Tras aquel verano tan fuerte, era lindo volver a clases normales. Iniciarían segundo de secundaria y la verdad, Solange estaba lista para solo sentarse y aprender cosas comunes durante el día. Nada de vampiros, nada de demonios, nada de muertes.
Recibió una llamada el mismo día que regresó a su casa. —¡Sol! Te extraño tanto, bienvenida de regreso. Eh... algo sucedió en verano, ¿podrías pasar a mi casa antes de que vayamos a la escuela? —era Catrina.
—¿Es algo malo? —dijo Solange de inmediato temiendo lo peor, su corazón se disparó al mil al punto que se le resbaló la maleta —, ¡demonios! —maldijo al tiempo que se ponía el teléfono en la otra oreja y trataba de reincorporar la maleta con su pie, pues el cable del teléfono ya no daba más.
—No, para nada, tranquila. Solo es algo que te perdiste y que es muy importante.
—¿No me podrías decir qué es?
—¡Vamos, Solange! —dijo Catrina con una risa —. Es solo una sorpresita, ¿ok? Aguanta a mañana.
—Ok... —contestó ella insegura—. Te veré ahí.
No pudo dormir en toda la noche. Ya odiaba las sorpresas, pero especialmente con todo lo que había vivido, ahora sumaba una enorme ansiedad. Tuvo pesadillas de sus dos vidas mezclándose violentamente. Sus maestros y compañeros se habían vuelto viciosos vampiros que la sujetaban contra el escritorio roído en clase de matemáticas.
Despertó gritando y cubierta en sudor, confundida, aún alucinando qué es lo que Catrina le revelaría, pensó en mil cosas graves antes de volver en sí. Momento, Catrina había tenido un tono animado... era definitivo algo bueno... OH NO. Le dolió el estómago, ¡oh no, por qué no había pensado en eso... ¿qué tal si ella e Israel...? NO, NO, NO. No podía ser... no, seguro que no era nada así... ¿o lo era?
No pudo dormir en lo que restó de la noche. El reloj avanzó rápido hasta marcar la hora en la que debía despertarse. Con bolsas enormes bajo los ojos y de forma torpe se bañó, vistió y arregló y fue a la casa de su amiga con un dolor de estómago terrible. Fuese lo que fuese necesitaba saberlo YA.
—¿Pero qué demonios? ¡Te ves terrible! —le dijo Catrina al abrir la puerta. Solange escuchó pasos tras su amiga y murmullos.
—Sí... —dijo ella entrando sin darle mucha inportancia —Uhh... ¿Hay alguien más aquí?
Catrina sonrió emocionada y asintió. —Sí, quédate aquí y cierra los ojos.
Solange obedeció, al fin la pesadilla terminaría.
—Ok, ábrelos de nuevo.
Solange miró con la boca abierta.
—Sol... Ken ahora oficialmente es Kenna. Ta taaaaa —la introdujo Catrina.
