Capítulo 18 - Doble Pérdida

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La alarma sonó. Tiempo de irse.

Solange la apagó con un ojo aún cerrado y tentó alrededor del buró para agarrar su celular después... pero no estaba ahí.

Recordó entonces haberlo puesto en la mesita del cuarto de abajo. Maldijo por lo bajo pues olvidó dejarlo cargando.
Se levantó, bajó las escaleras tambaleándose, fue hacia él y lo conectó en la cocina mientras se hacía un café.

Esperaba se cargara lo suficiente para al menos hablar con sus amigas en el aeropuerto, si es que no se lo quitaban.
Lo encendió para ver qué carga tenía y en cuanto registró sistema, notó que tenía varias llamadas perdidas de sus amigas.

Eran las cinco de la mañana en ese momento, por tanto, esperaría un poco a que fuera una hora decente para llamarles de vuelta. Seguro habían intentado algo cursi como todas desearle buen viaje o cantarle. A Elvira le encantaba planear esas cosas.

Con su café instantaneo listo fue de vuelta a su habitación, se puso unos pantalones de pijama y una hoodie.
Abrió su maleta y arrojó sus tesoros más preciados: cartas de sus amigos, fotos, algunos discos de música, su diskman viejo, dos cambios de ropa cómodos y una chamarra pesada. Llegando a Islandia comparía todo lo demás que pudiera necesitar.

Miró el reloj. Le sobraba algo de tiempo, así que prendió su computadora. Tendría la decencia de al menos mandarle un mail a la coordinadora de su escuela, quien siempre había sido amable aún con sus constantes faltas, para avisarle de su transferencia repentina.

Pero su mail tenía un mensaje de urgencia de Elvira a las 3:00am.

Al verlo se le cayó el corazón.

Corrió a la cocina después de tropezar y rodar por las escaleras abajo. Sin importarle el daño que se hubiese hecho, le marcó a Elvira de inmediato, confirmando sus miedos.

Catrina, su mejor amiga, había muerto a la 1:40am.

Y ahí, sintió como si le hubieran quitado todo. Se quebró por completo. No pudo siquiera llorar.
No sintió más. Simplemente se rompió.

 Simplemente se rompió

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SolangeWhere stories live. Discover now