CAP 37 "Blya, ty neotrazim."

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En la noche todos salimos a cenar.

Me quede estática cuando Jassel invito a Adrik a la cena: Dylan no se opuso a ello, sin embargo, Adler lo dudo, pero acepto al final.

En la hora de la comida todo se tornó silencioso, sin embargo, Dylan acabo ese ambiente tenso y comenzó a hablar, se puso a contar algunas de sus anécdotas que nos sacaban algunas risas y carcajadas.

Al llegar a casa pude ver los regalos.

Salte de alegría al ver que había una máquina de coser. Es imposible no sentirme como una niña pequeña al ver su juguete nuevo.

Todos los regalos se pueden resumir como: máquina de coser con mi nombre grabado, telas con texturas extravagantes, álbum de mi banda favorita y unas llaves.

Miro a Dylan y le señalo las llaves.

—Te compre una casa en Alemania, es pequeña tal como te gusta, el sitio en el que está ubicado es muy tranquilo, así que yo creo que te encantará. Sin embargo, puedes venderlo si no te agrada. —dice Dylan mirándome a los ojos.

—Me encantará. —digo y lo abrazo.

• ────── ✾ ────── •

Dos semanas pasan con rapidez y él único que se quedó en Italia fue Jassel. Mi hermano no quiso quedarse en casa y opto por marcharse al departamento que había comprado hace muy poco tiempo.

» Adrik cambio un poco su comportamiento ya que sería muy lógico reconocer que estamos juntos, sin embargo, yo aún me comporto igual como si Jassel no estuviera en Italia y siento que no puedo ocultarlo con la simpleza que lo hace Adrik.

Dirijo mi mirada hacia Adrik y lo veo con detenimiento como golpea el saco de arena. Siento como me ve de reojo y parece estar diciéndome "levántate y comienza con los entrenamientos"

Me levanto con suma pereza y tomo la pelota con peso para hacer sentadillas.

—¡Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho...! —digo en un tono alto para que piense que en sí lo estoy haciendo rápido, pero recién voy por el número dos.

Siento el toque de sus manos en mi cintura y me levanto con rapidez, dejo la pelota en el suelo. Es imposible no reír porque me da cosquillas.

—¿Así que ocho? —pregunta de manera sarcástica con una sonrisa.

Yo asiento con detenimiento.

—Ya iba por la diez. —miento.

—La diez... —musita y yo ruedo los ojos.

—Estoy cansada, me duelen las piernas. Eso pesa. —señalo la pelota.

—Son entrenamientos matutinos, Renata. —dice en forma de reclamo, pero su voz suena muy suave.

—Podemos entrenar de otra forma, Adrik.

Él me observa con asombro pensando en otra cosa y yo me pongo nerviosa porque no era mi intención hacerlo sonar de esa manera.

» Dos semanas también han pasado y no hemos vuelto ha tener relaciones, con Adrik hablamos sobre como nos dejamos llevar por el momento, aunque ambos teníamos un poco de lucidez en ese ese instante, no usar condón nos hubiera costado mucho. Un bebé es lo menos que se puede desear en estos momentos, yo solo tengo veintiuno y Adrik veintitrés.

» Muy jóvenes para tener bebés.

Levantar la mirada y verlo a los ojos me hace salir de mis pensamientos.

Inmarcesible Destino [H.R.M.A. |+21]Where stories live. Discover now