ᴅᴇ ʟᴀ ᴄᴇɴɪᴢᴀ sᴜʀɢᴇ ᴇʟ ғᴇ́ɴɪx

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Su maestro lo había empujado al abismo, un lugar donde las criaturas más poderosas y atroces habitaban el lugar además que era una entrada directo al reino demoniaco. Jamás entendió lo que había hecho mal para ser maltratado por su maestro y compañeros de secta, pero con solo ver el desprecio llenando esos ojos del mismo color de la oliva entendió la razón de tanto odio. Su maestro lo odiaba y maltrataba solo por ser un mitad demonio pero él no pidió nacer así, jamás quiso ser así.

Estar en ese lugar donde la calor es insoportable hace que añore la frescura del bosque del bambú pero sabe que jamás podrá dar un paseo por ese lugar,  un lugar lleno de tranquilidad y paz. Con movimientos torpes intento levantarse donde estaba recostado, las duras piedras y los sonidos de los demonios que habitaban ahí le hacia estar en constante movimiento además que siempre permanecía alerta a cualquier movimiento de roca que sus ojos podían percibir. Pero sus piernas no podían un paso más, caer de espaldas fue la peor decisión que pudo haber tomado pero era la única alternativa que le quedaba para poder salvar su vida.

La debilidad no es lo único que le preocupaba, también el hambre empezaba tomar forma. Su estomago reclamaba por algo de comida, pero que podía comer en ese insípido lugar. Todo lo que había ahí es demonios y más demonios además de las miserables rocas que hacían ver más tétrico el lugar, quería descansar pero no podía demostrar lo débil que se encontraba. Si alguien veía que estaba débil y hambriento lo terminaría matando, en ese lugar no se permitía las debilidades solo los más fuertes sobrevivían en ese infierno.

Por más que intento levantarse dejo que su cuerpo desplomara una vez más, sus fuerzas habían menguado ahora solo esperaría con ansias la muerte. Sus parpados empezaron a cerrarse lentamente, su visión se iba tornando borrosa pero en los últimos segundos noto que entre las rocas surgía una mancha de color verde pálido, el mismo color que un tallo de una flor o esos bambúes que su maestro amaba. De pronto sintió un toque suave y tibio en su frente, como una madre que consuela a su hijo por tener fiebre o dolencias, después de ello la oscuridad embargo su mundo dejando atrás ese toque tan tibio.

Despertó después de unas buenas horas, el lugar donde se encontraba estaba fresco y lejos donde actualmente se había desplomado. Lo primero que sus ojos notaron al despertar fue el intenso calor que emanaba de la fogata enfrente de él, era tan cálido y acogedor que se permitió relajarse por unos segundos hasta que el sonido de arrastre de una túnica junto con pasos tan delicados lo pusieron alerta. 

Con movimientos tan lentos vio como una persona que vestía túnicas verdes se aproximaba a él, su agraciada figura lo hacía ver como un dios que caminaba tranquilamente por las llamas del averno. Pero lo que más le sorprendió fue ver que poseía unos ojos del mismo color del jade más puro además de que la calidez y ternura emanaban de ellos, era tanto la dulzura que poseían que se dejo abrazar por ellos. 

Fue en ese momento que descubrió que entre la más intensa oscuridad había una mota de luz, y que si la tomabas con cariño podías descubrir un mundo donde el amor más puro existe. 



ʟᴀ ᴇᴍᴘᴇʀᴀᴛʀɪᴢ ᴅᴇ ʟᴜᴏ ʙɪɴɢʜᴇTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang