ʟᴀ ᴇᴍᴘᴇʀᴀᴛʀɪᴢ ᴅᴇ ʟᴜᴏ ʙɪɴɢʜᴇ

ᴜɴ sᴇɴᴛɪᴍɪᴇɴᴛᴏ ǫᴜᴇ ɴᴀᴄᴇ ᴅᴇʟ ᴄᴏʀᴀᴢᴏ́ɴ

Los lamentos no dejaban de salir de Binghe, su garganta dolía por suplicar que el hermoso felino no se muera. Con manos temblorosas acuno el hocico del felino y lo acerco con lentitud a su rostro, admiro como ese pelaje era tan suave al contacto. Lastimosamente la piel era arruinada con el color de la sangre, su mirada viajo alrededor suyo; en busca del bolso que siempre traía consigo Shen Yuan. En el momento que lo encontró no dudo en lanzarse sobre el y buscar algunos implementos médicos que ayudaran a curar al gran felino.

Dentro de la bolsa había carne seca, algunas verduras que se encontraban en perfecto estado. Pero dejando de lado la comida, vio que había vendas y algunas hierbas curativas, Binghe identifico por lo menos tres de ellas. Las demás servían para solo curar simples dolencias, la esperanza florecía dentro del hibrido pero aún así tenían que moverse de ahí. El lugar no era seguro y cualquier ataque que provenga de cualquier bestia podría agravar las heridas que portaba Shen Yuan. 

Como pudo Binghe cargo el hermoso felino en su espalda, las heridas producidas en la batalla le causaban un gran escozor y dolor. Pero le importaba más la vida de Shen Yuan que la suya, el podía morir en ese infierno pero esa alma bondadosa no podría dejarla morir. Cada paso que daba sentía se desfallecía, sin embargo, la única motivación que tenía para no rendirse era el felino en su espalda. El hermoso animal tenía una respiración suave y la sangre no dejaba de escurrir, manchando su albino pelaje.

A lo lejos vio que había una caverna y arriba de ella había un enorme y frondoso árbol, la zona era perfecta para funcionar como un refugio temporal. Los pasos que daba Binghe eran lentos y pausados, en momentos se detenía para tomar un descanso pero el peso del felino lo obligaba a continuar. Justo cuando se encontraba ya dentro de la caverna, dejo que el peso lo venciera por completo. El felino se desplomo a su lado, dejando salir un gemido por la acción causa; Binghe al escuchar el gemido del dolor. Se movió como pudo y se arrastro hasta donde se encontraba Shen Yuan.

Arranco una de las mangas  de su túnica y la utilizo para limpiar las heridas que aún sangraban, el contacto con la tela generaba en Shen Yuan que dejara salir leves gruñidos. Binghe sabía de sobra el sufrimiento que estaba pasando el felino, la mayoría de sus castigos hacían que volviera al cuarto donde se guarda la leña con la espalda sangrante. Después de quitar toda la sangre que manchaba el pelaje procedió a encender un fuego con la intención de iluminar el lugar, para después continuar con las curaciones de Shen Yuan.

La fogata brindaba un hermoso calor y la iluminación quitaba la mayoría de las sombras que cubría a Binghe, pero la vista que recibió el hibrido no le gusto para nada. Shen Yuan tenía mordidas que iban parte del costado izquierdo hasta las patas delanteras, en la pata izquierda trasera se le notaba el musculo y no dejaba de sangrar. El hocico cubierto de sangre y una oreja estaba cortada a la mitad, una vista horrible. Parecía que el demonio no iba a sobrevivir un día más pero las esperanzas de Binghe sabía que Shen Yuan iba a superar este dolor.

Utilizo las plantas que encontró dentro de la bolsa y vendo las heridas con partes de su ropa, unir la piel no fue nada agradable. Algunos músculos estaban perforados hasta llegar al hueso, sin poder evitarlo Binghe contuvo una arcada. Pero quería salvar a Shen Yuan por lo que continuo sanando las heridas que portaba el felino, en el momento que todas las heridas se encontraban cosidas y curadas fue cuando el hibrido pudo soltar un gran suspiro. Y lágrimas silenciosas empezaban a bajar por sus pálidas mejillas, el miedo y la desesperación aún continuaban inundando su frágil corazón.

Shen Yuan se mostro como un ángel que bajo del cielo, ayudándolo a no sucumbir a la oscuridad que nació de su corazón. Pero ahora temía perderlo, la única persona que le mostro que a veces uno puede ser sincero y solidario con las personas que demuestran cariño y compañerismo. Binghe contuvo un sollozo y se recargo encima del felino, como una manera de brindarle el apoyo y suplicándole que no le abandone en un lugar así. El abismo sin fin se lo comería vivo.