ʟᴀ ᴇᴍᴘᴇʀᴀᴛʀɪᴢ ᴅᴇ ʟᴜᴏ ʙɪɴɢʜᴇ

ᴍᴇᴍᴏʀɪᴀs ᴅᴇ ᴜɴᴀ ᴜɴᴀ ɪɴғᴀɴᴄɪᴀ ᴘᴇʀᴅɪᴅᴀ

Las risas siempre habían sido una dulce melodía en los días del pequeño Xiao Jiu, eran tan mágicas y pegadizas que el infante sentía que jamás podría vivir un día sin escuchar ese hermoso sonido. Las risas provenían de Xiao Yuan, su hermano gemelo y el más pequeño de los dos. Dos niños con la piel pálida, complexión delgada y ojos verdes de distintas tonalidades. Para los ojos de los adultos los niños parecían dos ángeles que habían bajado al mundo terrenal y se encontraron con la maldad del mundo.

Sin embargo, ese día la felicidad no embargaba al pequeño Xiao Yuan. Su hermano mayor se encontraba enfermo y no tenía dinero para contratar un médico o conseguir un par de remedios, ya que los dos infantes son huérfanos de nacimiento. Un suspiro tembloroso salió de A-Yuan, conseguir alimentos era difícil pero aún era más difícil el conseguir un médico. Los adultos los trataban como simples ratas callejeras, los insultaban y algunos de ellos les deseaban  hasta la muerte. 

Para Xiao Jiu no entendía el comportamiento de los adultos por lo que tomaba el mismo actuar hacia ellos, pero Xiao Yuan creía que detrás de toda esa agresividad había un poco de bondad. Entendía el actuar de los adultos por eso mostraba cada sonrisa a la persona que les brindaba un poco de bondad y una dulce acaricia en la cabeza. 

Xiao Jiu necesitaba comida, el delgado cuerpo que portaba no resistiría las frías noches que se avecinaban. Por eso su gemelo ahora se encontraba vagando por las concurridas calles de la ciudad en la vivía, muchos comerciantes pregonaban sus productos y alimentos, ofreciendo los mejores precios que superaban o bajaban de otro puesto. El niño observaba con sus ojos esmeralda los distintos puestos de comida, tratando de ubicar algún comerciante que se encuentre distraído y poder robar algún alimento.

Entre los puestos encontró un mercader, el hombre solo tenía ojos para la mujer que se encontraba enfrente del puesto. La bella dama bien vestida daba a entender que era una concubina, una de esas doncellas donde portan las más finas joyas y su cara empapada de los polvos blancos y labios decorados de color carmín. La mujer mostraba una sonrisa por las simples adulaciones del hombre que soltaba, sin embargo, el mercader no se daba cuenta que algunos huérfanos tomaban comida de su puesto. Para Xiao Yuan veía que las acciones se realizaban como si fuera aire, pero el infante sabía que el más mínimo error podría provocar que lo ejecutaran o le quitaran un miembro de su cuerpo.

Con un suspiro para darse fuerzas, el niño camino hasta donde se encontraba el puesto. El mercader aún tenía los ojos puestos en la mujer por lo que se pudo escabullir entre las telas que rodeaban al puesto. Con el corazón acelerado Xiao Yuan se fijo que el hombre mantuviera puesta en la mujer para después en un movimiento rápido tomar una hogaza de pan y salir de ahí corriendo. La mujer noto al niño más no dijo nada, el infante se le hacía tierno por lo que continuo hablando con el hombre. El mercader solo continuo diciendo alabanzas a la bella dama, sin darse cuenta que un grupo de infantes le había robado.

En cambio Xiao Yuan corría por los callejones andrajosos, tratando de ubicar en donde se encontraba su hermano descansando. Entre las calles había moribundos, ratas y demasiados niños que tenían un aspecto miserable. Y como si la vida le hubiera iluminado el camino Xiao Yuan se encontró un pequeño refugio entre los callejones, en el se encontraba su hermano mayor. Su respiración era silenciosa pero su tez estaba completamente pálida, algunas gotas de sudor bajaban por su piel. Haciendo una viste terrible.

Xiao Yuan avanzo lento hasta donde se encontraba su hermano, hasta que este abrió los ojos alertando al pequeño niño. Como pudo Xiao Jiu se levanto de donde se encontraba acostado, dio una mirada evaluativa a su hermano menor hasta que sus ojos pararon en la hogaza de pan que portaba el menor. Xiao Yuan dio una risa leve, como si pidiera que no lo regañara.

-- ¿A donde fuiste?-- no dudo en preguntar Xiao Jiu.

-- Por ahí.-- fue la corta respuesta de Yuan.

-- Esa no es una respuesta A-Yuan. Dime la verdad.