Capítulo 4: Él ❤︎

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quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.
Romanos 1:32

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Actualidad

16 de Agosto 

23:24 pm 

            —Soy yo, Ashley. ¿Dónde estás? 

Reconozco esa voz, pero no me levanto. El monstruo ha producido tal terror que no puedo confiar en nadie. Me escondo aún más tras el árbol. Una lágrima cae. Los pasos se acercan.
Que no me vea por favor, por favor. Pienso. Me ve. 

—Por favor... por favor —suplico. 

—Soy yo. 

Víctor me mira y se acerca un paso. Retrocedo, mis piernas rozan las ramas de un arbusto. Arde. 

—¡Aléjate! 

—¿Qué ha pasado? 

Los recuerdos se agolpan y me estremezco. Sollozo. El pelirrojo se agacha junto a mí.

—¡No me toques! 

—No lo haré —susurra con ternura. Se queda en silencio y me observa. Vaya suerte la mía, de todos los lugares a los que podría haber huido, estoy aquí. Con Víctor. Sé que suele pasear por el bosque, pero no recordé ese gran detalle. No quiero que me vea así. 

—Vete. Por favor, vete... 

—¿Qué ha pasado?

—Por favor ...

— ¡Estás herida! — se muestra alarmado e intenta acercarse.

Retrocedo. Sollozo con intensidad. Los recuerdos del abuso me abruman.

Suspira y abre sus brazos invitándome a cobijarme en ellos. Escucho la brisa mover las ramas de los árboles. El eco grave de un búho me asusta. Mis manos tocan un tronco áspero. Mi corazón late con demasiada fuerza. Apenas logro respirar.

—Ven —susurra con voz dulce.

—¡No me toques!

— Ven Ashley, soy yo, Víctor —dice y me recuerda a mi niñez.

—Víctor... —repito su nombre. Él afirma.

—Ven. Solo quiero ayudarte.

Víctor se queda quieto. Yo tiemblo tanto que mi visión se nubla. Sus brazos siguen extendidos. Está en cuclillas.

—Tengo miedo...

—Ven. No voy a hacerte daño.

Un recuerdo llega a mi mente. Esas mismas palabras las repitió en mi niñez. Cuando no cesaba de llorar por el divorcio de mis padres. Me pongo de rodillas y me acerco, pero casi a un metro me detengo y entonces él se acerca. Le miro a los ojos, él ladea la cabeza como preguntándome si puede abrazarme. Asiento. 

Efecto de Recencia © ✔︎ 2.5 (Élite 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora