Capítulo 13: Aprecio ❤︎

126 38 7
                                    

Si tú dispusieres tu corazón, Y extendieres a él tus manos; Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, Y no consintieres que more en tu casa la injusticia, Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, Y serás fuerte, y nada temerás;
Job 11:13-15

Si tú dispusieres tu corazón, Y extendieres a él tus manos; Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, Y no consintieres que more en tu casa la injusticia, Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, Y serás fuerte, y nada tem...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


19 de octubre

12:02 am 

Camino por los pasillos con lentitud y la cabeza en alto. Nadie habla de otra cosa. Del beso apasionado y como luego fui al desván con Víctor. 

No he visto a Inés, pero imaginar su rostro airado me produce felicidad. 

Lexy se acerca. Tiene un cabello rubio envidiable y largo, lo lleva sujeto en una larga trenza, me sonríe con inocencia. 

—Hola ¿Cómo estás? 

—Muy feliz —manifiesto.

—¡Oh! Qué bien. 

—¿ Y la reina? 

—Con Iván. 

No sé si Sharon sabe que ha ocurrido en realidad entre Iván, Víctor y yo pero no ha hecho preguntas.

Nuestro grupo, los VIPS, se ha ido desmoronando desde el año pasado y veo muy difícil repararlo. Ella ha intentado por todos los medios que tengamos una buena relación, pero salvo en el cumpleaños de Lexy, no hemos vuelto a juntarnos como antes. 

Escucho unos pasos tras de mí y luego un murmullo casi general.

Una mano se posa en mi hombro. Me giro. Quedo frente al pelirrojo. Me empuja con delicadeza hacia la pared y me acorrala colocando ambas manos entre mis cabellos.

—¿Por qué no viniste? 

No sé que debo responder. No habíamos hablado nada de esto. 

Intento pensar qué podría formar parte de su plan.

¿Que crean que no quiero estar con él? 

—No tengo que hacer lo que tú quieras. No soy una cualquiera.

—Lo sé, Ashley. Lo sé. 

—Entonces olvídame 

—¡No puedo! —grita. El pasillo está lleno, pues es la hora del descanso y nadie parece querer salir. Todos nos observan. Como víboras y escorpiones.

—¡No me importa! 

—¿Que tengo que hacer para que me quieras? Para que entiendas que estoy enamorado de ti. 

—¿Ah sí? Y ¿pretendes que crea que así, de repente, te has enamorado? 

Recuerdo lo que dijo. Espero que sepa que contestar. Estamos improvisando toda esta actuación y eso me asusta. Debe salir bien. 

Efecto de Recencia © ✔︎ 2.5 (Élite 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora