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Era una mañana con cielo nublado. Había pronósticos de lluvia.
Dazai debía llevar a los niños a vacunar, como cada año, y se iría preparado con un paraguas por si llovía más tarde al regresar a casa.

Traía una correa para niños, con la que podría tenerlos junto a él, sin miedo a que se separaran muy lejos.

Finalmente salieron de la casa. Aunque los trajera sujetados en sus muñecas, sujetaba la manita de cada uno de ellos por cada lado, y se destinaban a la clínica donde les aplicarían la vacuna.

Los niños ni siquiera imaginaban a dónde se dirigían. Ellos creían que se trataba de un paseo más con su progenitor, hasta que llegaron a la clínica y Ryū reconoció ese logotipo en la fachada.

— Mami... ¿Me van a picaa?

Preguntó con sus ojitos llorosos, llevándose una de sus manos a su brazo. Atsushi volteó a verlo, un poco asustado también por los gestos de Ryūnosuke.

— Ma-mi...

— Todo estará bien, Ryū, Sushito.

Los adentró al interior de la clínica, y esperaron su turno hasta que tuvieron que entrar.
Dazai les había quitado las correas de su muñeca, a los dos, y los sentó a uno en cada rodilla y pierna suya, sobre su regazo, mientras el médico que les haría el chequeo mensual, llenaba sus cartillas con sus datos, y la enfermera preparaba las vacunas.

— Mami.. ¿Va a dollee mucho?

Ryū se aferraba a la camiseta de Dazai, al sentir que el médico lo quería tomar en brazos.

— No, amor. Sólo será un pequeño piquete. Además, ¿Recuerdas lo que quieres ser de grande?

— ¡Shii! ¡Un dotto!! Pada inyetta.

El médico y la enfermera rieron al escuchar la gran razón del niño de querer convertirse en un doctor.

— Por eso mismo, debes saber lo que tus pacientes sienten al ser inyectados, Ryū. Eres un niño valiente y educado, que se dejará vacunar y pondrá el buen ejemplo a Sushito.

El azabache se sintió animado, aún cuando tenía mucho miedo. Se soltó de la camiseta de Dazai, y fue trasladado a la cama por el médico, quien levantó la manga de su camiseta.

— Mira, Sushito. Nii-san es muy valiente. Sushito también lo será, ¿Verdad?

Animaba mientras sostenía al albino sobre su regazo, mucho más tranquilo que antes. Atsushi abrazaba a su peluche, y recargaba su cabecita en el pecho de Dazai, para luego, ir recostándose poco a poco, y jalar de la camiseta del mismo, buscando su alimento.

— Mami...

— Aquí no, cariño. Es vergonzoso.

Susurró, intentando que el puñito de Atsushi dejara de sujetar su camiseta y de jalar su vendaje.
En ese momento, un llanto conocido se pudo escuchar en la habitación.

— Listo, pequeño. No duele, tranquilo, te daré unas galletitas como premio por ser valiente.

Decía el médico. Levantó en brazos a Ryūnosuke llorón y palmeaba su espalda. Atsushi se quedaba mirando curioso, preguntándose porqué su hermano mayor había llorado así de repente.

El Doctor entregó a Ryū a los brazos de Dazai, para luego llevar a Atsushi a la misma cama y prepararlo para la vacuna. Al ser más pequeño, Atsushi ni siquiera imaginaba lo que iba a ocurrir.
El adulto de traje blanco levantó su manga de camiseta luego de quitarle su suéter, al igual que había hecho con Ryūnosuke. Puso alcohol con una torunda, y posteriormente administró la vacuna. Todo terminó.

Se alejó con un calmado Atsushi hasta dejarlo en los brazos de Dazai, donde Ryū ya estaba ocupando un lugar, muy abrazado y soñoliento.

— Mi Sushito...no lloró...

¡Error! Si no lo hubiera dicho seguiría tranquilo. Atsushi soltó el llanto al estar con él, reaccionando tarde.

•♥•

Horas más tarde...

Kouyou le comentó a Chūya lo que le dijo Dazai sobre las vacunas. Ahora el pelirrojo, se encontraba en casa del joven del vendaje, y había llevado dos paquetes de pañales de la talla de Atsushi, dos biberones entrenadores, papillas, ropa, juguetes, zapatos, pero sólo para su hijo. Para Ryū... Le compró un cochecito muy diferente a los juguetes de Atsushi.

— Ellos están dormidos, Chūya. ¿Qué es lo que quieres?

Dijo serio. Pero su mentira no fue muy buena al ver que ambos niños salieron de la habitación al escuchar a Chūya llegar.

— ¡Papá!

Ryū era el más animado. Corrió hacia el pelirrojo para abrazarlo con cariño y sinceridad. Atsushi hizo lo mismo, pero a diferencia de Ryū, él no miraba a Chūya como un padre, sino como el amigo de su madre.

— Les traje algunas cosas. Esto es para tí, mi Atsu.

Mostraba. Ryū iba a tocar los juguetes, cuando Chūya se lo impidió, señalando una pequeña caja a escaso metro y medio.

— Aquel es el tuyo, Ryūnosuke.

Los ojitos del Azabache se iluminaron. Había recibido un primer regalo de su padre y estaba feliz. Fue hacia la caja y empezó a abrirla para ver ansiosamente su contenido.

— Vete, Chūya. Y llévate tus estúpidos regalos. Sushito, Ryū, vengan aquí y no acepten eso.

Obedecieron, sin saber la razón. Tampoco es como si fueran a comprenderlo.

— No hace falta decirlo cuando eres bastante obvio, Chūya. Yo jamás diré a Ryūnosuke la verdad. Pero veo que quieres tener una vida conmigo, y estás dispuesto a hacerle saber la verdad de una manera u otra, discriminándolo. Te da asco ¿No es así?

— N-No es eso... Es sólo que...

— Te mentí.

— ¿Eh? ¿A qué te refieres...?

— Ryū no estaba en el basurero. La razón por la que Mori-san me paga poco, y el hecho de que me haya dado un hogar en estas condiciones es porque se molestó... Mori-san abusó de mí desde los trece, a los catorce quedé embarazado y nació Ryū antes de que nos conociéramos tú y yo, Chūya... A pesar de eso, yo amo a Ryū, porque es mi bebé.

— ¿Q-Qué estás diciendo...?

Apenas podía procesar tanta información.

— Lo que escuchaste. Sea Ryū de la calle o de una violación, no me importa. Es mi hijo llevara o no mi sangre. Por favor, vete y llévate los regalos. Mis niños tienen todo lo que necesitan conmigo.

Ryū y Atsushi pronto jugaban juntos, olvidando su vacuna de antes.

Pero para Dazai, la vida era oscura y en tinieblas, aunque tenía a ese par que le hacía feliz.





Ryū futuro Doctor o futuro MANGAKA?

Atsushi dramático? Xd

ENAMORADO DE UN IDIOTAWhere stories live. Discover now