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Aquella madre de la que Dazai habló a sus pequeños, ese hombre de cabello gris y ojos violetas, era sólo un vago recuerdo de cuando él era muy pequeño. Ese hombre tan gentil que le daba leche con vainilla cuando era un bebé, era Mori, cuando se tiñó el cabello para poder salir a la calle con su bebé Osamu sin ser descubierto por algún conocido o el padre del mismo.
Nunca murió, sólo fue un invento suyo que también acordó con Dazai.

Entonces... ¿A quién heredó Atsushi su cabellera gris?

🍼🐣🍼🐣🍼

Amanecía.

El jefe de la Port Mafia se encontraba alimentando con leche en un biberón a Atsushi, para que su hijo pudiera seguir durmiendo tranquilamente junto con Ryū.

Atsushi empezaba a querer liberarse del biberón, y lo empujaba con sus manitas.

— ¿Qué sucede, Atsu? ¿Ya no quieres?

Alejó el biberón y lo puso sobre una mesita cercana, limpiando las mejillas del albino.

Atsushi comenzó a llorar, retorciéndose en los brazos de su abuelo.

"Espero que Chūya-kun responda pronto por los tres, aunque será difícil que acepte a mi hermoso Ryūnosuke. Él también merece ser feliz".

Revisó el pañal de Atsushi y en efecto, estaba sucio. Tuvo que cambiarlo antes de que terminara despertando a Dazai. Ryū sí despertó.

— ¿Abelito? ¿Sushi desh-pieto?

Tallaba sus ojitos con sus puños, gateando sobre la cama hasta llegar a la orilla y bajar cuidadosamente. Se puso sus pantunflas, y agarró su cochecito de juguete para pronto ir a jugar. Ya no le entristecía tanto tener un solo juguete.

Mori dejó al bebé albino sobre el suelo, y le bajó también el coche más sencillo, parecido al de Ryū, para evitar diferencias.

— Ryū-kun, Atsushi-kun, jueguen juntos y en silencio, que mamá aún está descansando.

Les dijo en voz baja.

— ¡Be-lito! ¡Mío coche...shitos! ¡Todosh!

Decía Atsushi entre balbuceos, señalando sus demás juguetes. Mori suspiró y se vió obligado a bajarlos la suelo también.
Ahora Atsushi jugaba con sus cuatro coches, tres peluches y dos aviones, mientras que Ryū con su único coche.

— Sushi, ¿Mello pieshtash?

Señalaba a uno de los aviones con su dedito índice derecho. El albino sonrió y tomó el avión de juguete para acercarlo a Ryū.

— ¡Ju-gaa, Dyū-nii!

Accedió sin problema. Sabía compartir.

Mori sonrió.

— Estoy orgulloso de mis tres bebés.

Murmuró, refiriéndose a los dos niños y a su hijo.

🍼🐣🍼🐣🍼

Horas más tarde, antes de irse a conocer al padre de Dazai...

Chūya llegó a visitarlos, intentando ser un mejor padre para los niños, aunque era difícil.
Traía cinco pares de zapatos para Atsushi, y un par de sombreros de su estilo para él. Mientras que para Ryū, sólo traía dos pares de zapatos y un gorro de tela.

Dazai suspiró con cansancio.

Ver a su pequeño Ryū llorar otra vez le destrozaba el alma.
Fue hacia el niño, y lo levantó en brazos, besando una de sus mejillas y abrazándolo de consuelo. A Atsushi le era indiferente tantos regalos.

ENAMORADO DE UN IDIOTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora