14

396 45 6
                                    

Chūya caminaba acorde al pasito lento de Ryū, tomándolo de la manita hasta llegar a una zona de juegos infantiles, dónde también vendían helados de sabores deliciosos.

Pero al bebé azabache no le interesaba mucho entrar al local de los helados, no podía dejar de estar al pendiente de mirar hacia atrás y saber si Dazai y Ranpo caminaban detrás de ellos.

—Ryū-kun, hijo, ¿De qué sabor te gustan los helados? ¿Chocolate? ¿Fresa, quizá? ¿Vainilla? ¿Cremoso?

—Mami no eshtá—. Musitó nervioso, soltando la mano de Chūya para seguir buscando con su mirada a Osamu y Ranpo.

—Bien, entonces entremos. Ellos vendrán pronto, Ryūnosuke.

Se adentró con el menor a la tienda de helados, y buscaron un lugar dónde sentarse.
Chūya sentó a Ryūnosuke sobre una silla alta para bebés, justo al frente suyo. Haría lo posible por ganarse su cariño y se esforzaba al máximo en las terapias de Fukuzawa.

—¿Mami? ¿Tío Dan-po? ¿Sushi?

Ryū los buscaba con la mirada hasta visualizarlos en una de las mesitas más lejanas de la Heladería, para que Chūya pudiera sentirse libre de convivir con el niño, sin que ellos los pierdan de vista a lo lejos.

—Ryūnosuke-kun, estás en una mesita con papi, más tarde te irás con ellos.

Las lágrimas de Ryū parecía que iban a salir pronto mientras señalaba a su familia con uno de sus deditos a brazo estirado.

—Mami...

—Niño, elige un sabor de nieve, el que más te guste. Después, te llevaré con ellos. No se irán.

Ryū talló sus lágrimas con sus puños y se concentró en mirar los sabores de los helados en la imagen del menú.

—Choco.

—Muy bien. Señorita, deme un helado sencillo y mini de chocolate, y un banana split.

—De acuerdo, se los traigo enseguida.

Mientras tanto, en la otra mesa...

Dazai no podía descuidar mucho la mesa de Chūya. Le preocupaba que el pelirrojo volviera tener ese tipo de pensamientos de ira contra el menor y le hiciera daño. Asimismo, estaba angustiado por Ryū, lo veía triste y temeroso y sólo quería ir a darle un abrazo.

—Hermanito, yo también los estoy vigilando. Puedes descansar de ver a la mesa, toma tu helado y distráete.

Aconsejó Ranpo, probando su delicioso helado de varios sabores.

—No me gusta que Chūya tenga a mi niño. Él se ve miedoso, Ranpo. Mi Ryū tiene sus traumas y necesita más terapias. Papá se ha esforzado mucho con él pero con un bebé como Ryūnosuke no es nada fácil.

—Confío en las habilidades de papá, hermanito. Pero también Chūya-kun tiene que poner de su parte, incluso más que Ryūnosuke que está chiquito. ¡Oye, Atsushi! ¿No piensas cambiar eso por un rico helado?

Dijo Ranpo, llamando la atención de Atsushi, quien estaba sobre el regazo de Dazai, amamantándose discretamente y con una pequeña sábana que cubría desde los hombros de Dazai hasta él.

El bebé albino negó con la cabeza al sentir que su tío había descubierto un poco la sábana para verlo. Poco a poco cerraba más sus ojitos y se sentía más relajado.

—Sushito se está quedando dormido.

—Que lindo. Osamu, ¿te parece si me llevo a Atsushi a casa para que pueda dormir tranquilo? Así podrás moverte con libertad al cuidado de Ryū.

🌙💙🍼✨🐣✨🍼💙🌙

Tiempo más tarde, Chūya llevó a Ryūnosuke a un parque de atracciones para niños de todas las edades.
Lo había subido a un juego de motocicletas, y al momento de intentar ponerle el casco de seguridad, Ryūnosuke soltó el llanto, llamando la atención de los demás padres presentes.

"¿Qué le pasa a ese niño?".

"Se nota que es un chiquillo mimado".

"¿Ya lo vieron? No tiene cejas".

"Su llanto es tan molesto que irrita".

"¡Bajen al mocoso llorón!".

Todos esos comentarios enfurecían a Chūya, y Dazai no podía soportarlo desde lo lejos, pero no quería entrometerse.

—¿Ryū? Bebé, ¿Qué tienes? Es sólo un casco...

—¡Quítamelo! ¡Da muada! ¡Quítamela!—. Decía entre llantos y gritos de terror de un niño traumado.

Estaba temblando y en un intento de bajar del juego (sin movimiento) cayó al suelo a un metro de altura, lastimando una de sus piernas y manitas.

—¿Qué tienes, Ryūnosuke? ¡Es un bonito juego! Todos los niños se divierten, ¿Por qué eres tan raro y tan difícil?

Ryū entre llantos sólo podía mirar a alguien que se acercaba a él. Alguien con quién quería estar y se sentía seguro a su lado. Chūya era un extraño para él desde aquel día.

—¡Maaamiiii!

Dazai lo levantó del suelo y lo abrazaba con mucho cariño y amor. Acariciaba su cabecita y le permitía recargarse en uno de sus hombros. Se aferraba a él, y Chūya sentía algo de celos por eso.

—Lo siento, Chūya. Ryū no está preparado para eso. Lo intentaste, pero mi bebé necesita más terapias y mucho amor.

—Dazai, yo... Soy un fracaso como padre. No volveré a insistir hasta saber que Ryūnosuke haya mejorado.

Dazai sonrió, con un más tranquilo y callado bebé azabache.

—Ryū, papi Chūya y tú se llevarán bien algún día, estoy seguro. Pero ahora, ¿Les gustaría dar un paseo al zoológico? A Ryū le gustan mucho los animalitos, Chūya, espero que a tí también.

Chūya se ruborizó, sonriendo.

—Claro. Vayamos a ese zoológico.

🐻🦒🐘🐊🦃🐅🦙🦛🦘🦡🦚🦓

En el zoológico, con la presencia de Dazai a su lado, Ryū se sentía más confiado de sujetar la mano de Chūya, o mejor aún, de estar en sus brazos y poder apreciar todos aquellos hermosos animales que llamaban su atención.

Sus ojitos brillaban de la emoción, y amaba las jirafas.

—¡Papi, jidafas!—. Señaló con su dedito índice izquierdo hacia aquel bello animal de cuello largo.

—¿C-Cómo me dijiste, Ryūnosuke?

—Esta será la terapia que Ryū necesita. Salgamos a pasear con él más seguido, Chūya.




Después de más de un año, volví!

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Nov 01, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

ENAMORADO DE UN IDIOTAWhere stories live. Discover now