V. Destrucción

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Binghe se encontraba totalmente estupefacto, con el bebé en brazos, aunque quisiera negarse ante la verdad, era imposible, que otra explicación aparte de que su Shizun era un omega, podía haber.

Al estar metido en sus pensamientos, jugando con el rostro del bebé, que milagrosamente no había empezado a llorar, no se dio cuenta que alguien se le había acercado.

—Disculpe señor, ese bebé... no se lo habrá dado un omega, o ¿Sí? Vera el omega de nuestro joven maestro, perdió la cabeza y se escapó llevándose al primogénito con él, los estamos bus......

No pudo continuar, porque Binghe le rompió el cuello, no sin antes tapar al bebé para que no viera nada.

Sentía su estómago agriarse al escuchar "el omega de nuestro joven maestro" el único que tenía derecho de hacerle algo a su Shizun era él. Aunque viendo cómo iban las cosas podía imaginarse que paso en su primera línea de tiempo, solo que se preguntaba ¿Qiu Haitang me mintió?

Sonrío mostrando unos ojos asesinos. La única razón por la que accedió a dejar a su Shizun con los Qiu aparte de que quería ver la desilusión de su Shizun al ver que Yue Qingyuan no volvería por él, era porque creía en las palabras de su anterior esposa Haitang, pero al parecer las cosas no eran realmente como las conto.

Levanto la mirada por el camino en que había corrido su Shizun, y con el bebé en brazos empezó a caminar hacia allá.

Llego a un callejón donde se escuchaba mucha bulla, y con solo acercarse ya se podía oler a sangre, y efectivamente, cando Binghe asomo la cabeza en el callejón se encontró un mar de sangre, y en medio su Shizun, aunque había varios cadáveres a su alrededor él también estaba muy herido.

La sangre le hirvió, el único que tenía derecho de llevar a esos extremos a su Shizun era él. Desenfundo a Xin Mo y de una sola blandida, mato a todos dejando a Shen Jiu atónito con la escena, pero al ver que era el mismo hombre al que había encomendado a su bebé hace menos de 20 minutos, corrió a quitárselo temiendo que pudiera hacerle algo a su pequeño cachorro, que milagrosamente seguía sin llorar.

Binghe le lanzo una bolsa con monedas de oro a Shen Jiu antes de decirle.

—Espérame en el pueblo vecino, iré cuando termine los asuntos pendientes que tengo aquí —Estuvo a punto de irse cuando recordó algo —Ahí un niño que quería verte creo que su nombre era Binghe.

Con eso sonrió listo para dirigirse a la misión Qiu, sabía cómo era su Shizun, sabía que si no ponía alguna moneda de cambio lo más seguro es que escapara, además quería comprobar si después de tres años, aun consideraba importante a su yo que debería tener 7 años.

Claramente escucho las pisadas alejarse rápidamente, como si estuviera corriendo, y una sonrisa surgió en su rostro. Tenía que darse prisa para ir con su Shizun, pensó Binghe.

Dejando de lado su sonrisa, pensó que, en esta línea de tiempo, no debería dejar ni un solo testigo que pudiera inculpar a su Shizun en el futuro, Haitang debía pagar por mentirle. En esta vida todo pagarían. Si alguien lo viera en ese momento, correría despavorido, solo con el aura que este emanaba.

Binghe creyó que no sería suficiente con solo destruir la mansión Qiu, él pueblo entero sabía cuáles eran las atrocidades que hacía la mansión Qiu, y nunca hicieron nada, así que, ¿Por qué dejar que siga en pie?

Mucho se despertaron debido al alboroto de todo el pueblo, las llamas arrasaban con todo, alguno ni siquiera tuvieron la oportunidad de salir de sus casas antes de que fueran consumidos por el fuego. Con cada paso de Binghe las enormes llamas se alzaban, y si solo alguien intentara escapar, con un solo ataque de Xin Mo sería asesinado.

La escoria no es tan ¿Escoria?Where stories live. Discover now