XI. Miedos destruidos

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Cuando Shen Jiu abrió los ojos, se encontró desconcertado observando el techo de bambú, preguntándose ¿Qué había pasado? O ¿Cómo es que había llegado ahí?

Se dispuso a cerrar los ojos y seguir durmiendo, hasta que la imagen de dos pequeños se proyectó en su mente, lo que lo hizo salir de la cama en menos de un segundo, y por haber estado varios días en cama, su cuerpo no pudo reaccionar a tiempo, cayendo al piso de cara.

El fuerte estruendo dentro de la cabaña de bambú llamo la atención de todos los que se encontraban afuera de esta, quienes hace nada se encontraban discutiendo por el paciente en cama.

Shu Fangyen fue el primero en entrar, encontrándose con un Shen Jiu tirado en el piso, queriendo levantarse.

—¿Cuál es la prisa? Tu cuerpo aun esta débil, deberías descansar más —Dijo Shu Fangyen ayudando a Shen Jiu a volver a la cama, más no esperaba que este solo rechazara su ayuda queriendo pararse y salir de la cabaña, pero al primer intento de dar un paso casi se vuelve a caer sino fuera por la ayuda, esta vez, de su maestra.

Shen Jiu viendo a la única persona en la que creía que podía confiar un poco pregunto —¿Dónde están mis hijos?

La pregunta fue respuesta es un instante con la voz de dos pequeños entrando a la cabaña, uno cargando al otro. Viendo que se encontraban bien, soltó un suspiro de alivio, y dejo que lo ayudaran a volver a la cama.

Desde que Shen Jiu entro en coma, Binghe había sido reacio a alejarse de él, pero aun tenía que cuidar de Shen Yuan, aunque este mismo no generara problemas, aun tenía que alimentarlo o se enfermaría.

Sabiendo ya, cuáles eran sus sentimientos por su Shizun, se podría decir que el bebé en sus brazos sería su hijo en algún momento ¿Verdad?

—¿Cuánto tiempo estuve durmiendo? —Pregunto Shen Jiu luego de haberse calmado.

—Fue una semana entera, me sorprende que con tu cuerpo en ese estado aun tuvieras las fuerzas de pelear —Dijo Shu Fangyen revisando el pulso de Shen Jiu.

—Por el momento, lo mejor sería que descase, por medio mes deveras tomar elixires y nutrir mejor tu cuerpo, antes que empieces a cultivar, le dejare la receta a tu maestra. Ahora bien, me gustaría que me contaras que te paso —Los ojos de Shen Jiu se helaron recordando el pasado —Se que es tu vida personal y no tengo ningún derecho a preguntar, y lo dejaría pasar si fueras un alfa o hasta un beta, pero tu eres un omega, deberías saber que los omegas son los que tienen mas leyes que los protegen ante cualquier maltrato,... Las cicatrices en tu cuerpo deben haber sido hechas por lo menos por un par de años......

—¡CALLATE! —Shen Jiu odiaba recordar esos días en que no podía hacer nada para protegerse, esos días en que su celo era su peor pesadilla, el miedo y terror de casi perder a su bebé en manos de ellos.

Hasta ahora había estado huyendo del pasado, viviendo alejado de todos, con el miedo de que Qiu Jianluo lo encontrara y no pudiera hacer nada para protegerse o proteger a sus pequeños, miedo a que la misma pesadilla se repitiera, admitía que ahora era más fuerte que antes pero aun si le seguía aterrando volver a ver a Qiu Jianluo.

Al ver la expresión de miedo en los ojos de Shen Jiu, Binghe empezó a lamentarse de haberlo dejado y no llevarlo al mundo demoniaco con él, también lamentaba no haber hecho sufrir más a los Qiu y al pueblo entero.

Tanto Mu Fangyen como Mei Fanglin, se miraron sin saber que hacer, ambos sabían que si no se trataba con cuidado el pasado del pequeño omega, a la larga podría traerle varías consecuencias como trastornos, o rechazo a alguna clase de género en específico, y era lo que menos querían.

La escoria no es tan ¿Escoria?Where stories live. Discover now