𝐸𝑡𝑒́𝑟𝑒𝑜||❝─Significa sutil, intangible y de alguna manera... perfecto.❞
─Todo el mundo conocía la trágica y oscura historia de los Ryūnosuke, pero nadie parece conocer la de la última sobreviviente de ellos, Ryūnosuke Nyoko, aspirante a héroe...
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A eso de las dos de la mañana, Nyoko abrió sus ojos de golpe, hastiada y maldiciendo a todo pulmón los gritos que aún se escuchaban en la sala de estar. ¡Ya era el colmo! ¿Cuántas veces los había mandado a callar? ¿Cuatro, cinco? ¡Agh! ¿Atsushi al final si se había vuelto tan tonto como creía? Sus manos tantearon con torpeza su pequeña mesita de noche hasta que encontraron lo que necesitaba, desbloqueando su teléfono con más dificultad de la que pensó.
2:35 a.m. Nyoko les había dicho de qué se iban a morir a las 1 y 30.
¡Maldita sea!
Soltando un gruñido y tomando la almohada donde reposaba su cabeza, Nyoko enterró su rostro en ella y chilló tan alto que de no ser por lo gruesa que era, su voz se escucharía hasta en China y más allá del imponente país asiático. ¡Joder!
—¡Consíganse un motel! —su frazada con dibujos de pandas, terminó sobre su pequeño escritorio color caoba en un golpe que ni se escuchó como así quería. Luego, le siguió una zapatilla que encontró al pie de su cama que casi parte la lampara sobre su escritorio al ser lanzada y, para terminar, su agenda que no sabía que aún en su interior tenía guardado dos de sus lápices, se arrugó totalmente al chocar con la pared. ¿Dónde había una escoba justo cuando más la necesitaba? Ah, ¡otra zapatilla!—. ¡Los adultos también necesitamos dormir!
