𝐸𝑡𝑒́𝑟𝑒𝑜||❝─Significa sutil, intangible y de alguna manera... perfecto.❞
─Todo el mundo conocía la trágica y oscura historia de los Ryūnosuke, pero nadie parece conocer la de la última sobreviviente de ellos, Ryūnosuke Nyoko, aspirante a héroe...
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Jaggal.
Esa criatura que nació bajo la subyugación de las sombras y la oscuridad, esa criatura perteneciente a un linaje maldito y cruel, esa criatura que provenía del mismísimo infierno; avanzó con tanta rapidez que Midoriya no pudo reaccionar antes de que se materializara frente a él.
Ojos rojos, nariz afilada y una boca repleta de enormes colmillos. Jaggal rugió con tanta furia que incluso el propio mundo pareció agachar la cabeza bajo su imponente presencia.
Y tal vez fue el repentino mareo que lo atacó al caer nuevamente entre sus piernas con su cerebro rebotando como si fuese una pelotita. O lo fue el ligero hormigueo que escoció su frente al chocarse contra su enorme cuerpo como si fuese un muro de concreto. Pero la energía que lo motivó a escabullirse como si fuese un conejo escapando del destino mortal de un zorro, desapareció de su cuerpo como si se estuviese quedando sin aliento.
Esa velocidad... Esa...
Fue en menos de un segundo. Con la boca seca y con su corazón a punto de salírsele del pecho, Izuku estaba muy seguro de esto.
Ni siquiera con lo que pudo observar en la carrera de obstáculos se podía comparar con la monstruosa velocidad que su mejor amiga demostró para quedar en segundo lugar.
