🍎𝖢𝖺𝗉𝗂́𝗍𝗎𝗅𝗈 1

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ADÁN

El cereal en mi boca estaba siendo estruendosamente triturado, crujía y crujía entre mis dientes, lo mascaba con violencia. La ira se desbordaba en cada poro de mi piel.

Mi padre estaba intimidando a mamá, poniéndose a su lado con las manos hechas puños, quería golpearla, se notaba en la tensión de su mandíbula y las fuertes respiraciones que salían de su nariz.

Un toro que quería arremeter con todo.

Solo porque mamá no quería presentarse ante la prensa otra vez, para acompañar al señor padre a sus rutinarias entrevistas por la nueva película que ha estado filmando.

Si, mi padre es un actor de Hollywood y mi mamá era una bella modelo, y digo "era", porque el señor padre la obligo a dejar su trabajo para que me cuidara, dijo que él podía mantenerla y que no tenía que trabajar de esa manera, enseñando su cuerpo al mundo.

<<Entonces porque se casó con ella.>>

Cuando era pequeño presencie más de una vez como mi padre jaloneaba los cabellos de mi madre o la empujaba con fuerza haciendo que cayera al suelo.

Al principio me asustaba y solo me dedicaba a llorar, pero ahora cuando los veo a ambos discutiendo en la enorme sala principal, a unos escasos metros de mí, solo puedo bufar con resignación y controlar la agitación de mi pecho, odio esto.

Lo único que me queda por hacer, es mirar la escena con fingida indiferencia y seguir masticando el cereal de colores que se deshace en mi boca.

-Ya te dije que no quiero ir, por favor entiéndelo — suplica mamá sin bajar su mirada — ese mundo ya no me pertenece, tú mismo lo dijiste.

-Pero quiero que vayas — demanda el señor padre sujetando su barbilla con brusquedad — no te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando.

Mamá vuelve a cometer el mismo error que la condeno la primera vez. Se endereza por completo, poniéndose a la misma altura de su esposo, deshaciéndose de su agarre y su mirada grisácea cambia a una retadora.

-He dicho que no Maximiano, no voy a ir, porque no se me da la gana de ir. No me interesa si el resto de tus amigos van con sus esposas — escupe con coraje.

Siempre he admirado eso de mamá, su valentía vigente. Todo el tiempo lo mantiene reprimido hasta que estalla y se deja ir con todo lo que tiene, a pesar de las graves consecuencias que va tener después. Como ahora.

Supongo que eso enamoro al señor papá.

-Y no entiendo porque me pides que me muestre delante de todo el mundo cuando tú mismo me pediste que me alejará. Ahora te jodes, porque tengo miles de cosas que hacer en casa, tú mismo me pediste que me encargara de todo esto — con ambos manos señala la enorme mansión — cuando nos casamos.

Con el mentón en alto trata de irse dando por terminada la conversación, pero como era de esperarse el señor padre la detiene por su brazo, haciendo que retroceda unos pasos hasta que su espalda choca contra su pecho. El señor padre empuña su fino cabello de mi madre tirando hacia atrás con fuerza.

-Te crees muy valiente ¿verdad? Retándome pequeña puta — susurra con un tono mortal y luego abofetea su mejilla.

El ruido del impacto domina por unos segundos toda la estancia y cierro los ojos ante eso.

- ¡Silvia! — grita mi padre, sin soltar el cabello castaño de mi madre.

La sirvienta mayor y de más confianza en esta casa aparece trotando con su habitual vestimenta de ama de llaves. El horror en sus ojos estalla al presenciar tal escena, pero no dice nada.

-Lleva a esta mujer al calabazo y no la dejes salir hasta que yo venga, ¡¿entendido?!

Mamá comienza a negar frenéticamente, removiéndose con desesperación bajo los brazos de su esposo. Por un momento sus suaves ojos se cruzan con los míos, como si recién se diera cuenta de mi presencia y se inmoviliza diciéndome en silencio.

"Lo siento y no digas nada."

Los labios los poso en una fina línea mostrando un desinterés que no siento, ya estoy cansado de esto, de esconderme en algún lugar para llorar por horas hasta quedar dormido. Prefiero enfriarme y no sentir nada por ellos.

Convirtiendo mi corazón en piedra, una muy dura de romper.

-Claro señor — dice Silvia, limpiando el sudor de sus manos en su delantal. Le teme.

Con cuidado la vieja anciana, de estatura baja y de contextura regordeta saca las esposas que siempre carga consigo por órdenes de papá, por si ocurría algo como esto. Y se los pone a la mujer que no deja de mirarme con vergüenza.

Mamá es llevada al calabazo sin luchar, parece que al verme ha decidido calmarse. Por otro lado, mi padre la mira irse hasta que desaparecen por los pasillos.

-Tú me acompañaras — dice al cabo de unos segundos, de espaldas a mí.

-Tengo cosas que hacer — respondo sin miedo. Lo perdí hace mucho, cuando supe que sus golpes jamás estaban destinados a mí, solo a la pobre mujer con la que se casó.

-La gente te ama Adán y es obligatorio llevar a un acompañante para ganar más publicidad y haya más rating en el show de Alice — ruedo los ojos ante la mención de la conductora del programa en el que se presentará — la paga por tenerme será jodidamente buena. Necesito hacerlo, será beneficioso para mi estreno.

-Está bien — acepto.

Honestamente no me interesa nada de esto, pero si no quiero a mi padre detrás de mi culo todo el tiempo tendré que cumplir con sus órdenes y así me dará más libertades de las que tengo.

Solo hay que fingir una sonrisa y mantener mis emociones a raya.

Nada que no haya hecho antes.

-Ese es mi muchacho, sabía que tu si me eras leal, no como la jodida de tu madre.

Me muerdo la lengua para no opinar nada respecto a su comentario y lo dejo allí parado, dirigiéndome a mi habitación.

La escuela es mi mejor salvavidas ahora.

⭐⭐⭐⭐

~Aclaración: Adán le dice "el señor padre" no por respeto, es a modo de burla. Ya lo entenderán.

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