A las lejanías de Masachusset, en un pueblo llamado Concordia, existía una familia conformada por cinco hermanas: Anne, Meg, Jo, Amy & Beth, además de un hermano por elección, su vecino, Theodore "Laurie" Laurence, quien como un gesto de agradecimie...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Dicen que después de la tormenta viene un periodo de calma, lamentablemente para el matrimonio de los duques de Hastings tal parece que la calma tardara un poco más en volver. Simon y Daphne seguían manteniéndose distanciados y mientras ella se refugiaba en la organización del último baile, Simon se refugiaba en la residencia de los vizcondes Bridgerton desde la primera hora del día y salía de ahí cuando anochecía.
Por su parte, Anthony Bridgerton se consideraba el hombre más afortunado pues en esa mañana podía presenciar la más encantadora de las imágenes. Anne Bridgerton luchaba por tomar uno de los juguetes de Newton del suelo bajo la atenta mirada del can, su vientre comenzaba a abultarse cada vez más y debido a las etiquetas de vestimenta, los vestidos resultaban un martirio de usar.
Se acercó sigilosamente hasta tomarla de la cintura sobresaltándola debido al susto –Buenos días, vizcondesa- susurro dándole un rápido beso en la mejilla, la escucho reír cuando se agacho para tomar el juguete y alejarlo del suelo –Buenos días, amigo- acaricio la cabeza de Newton.
-Sospecho que su nivel de afecto hacia a ti es mayor que el suyo hacia a mí- bromeo sentándose frente a su esposo.
Ambos se encontraban sentados en los sillones dentro de su alcoba matrimonial -Puede ser- sonrió burlonamente
-¿Puede ser? Es mi perro
-Y yo soy encantador- tomo con sus manos un panecillo y el periódico del día anterior –No es mi culpa tener estos dones- alzo ambas manos sobre el sillón en una postura digna de cualquier conquistador
-Yo puedo ser más encantadora que tu
Anthony rio de la actitud infantil de su esposa y acomodo ambos codos sobre sus rodillas inclinando todo su cuerpo en dirección a ella -¿Más encantadora que en esta mañana?- recorrió con la mirada el cuerpo de su esposa. El vestido que envolvía su cuerpo le daba un toque de elegancia e imponencia, su cabello semirecogido enmarcaba su bello rostro y lo más encantador eran aquellos ojos azules que lo volvían loco –Imposible, cariño- guiño su ojo izquierdo con picardía cuando vio como el rostro de su esposa adquiría un tono carmesí.
Lucia poderosa y es que lo era.
Tenía a un vizconde besando el suelo por el que pisaba, era mejor amiga de un duque y podía establecer contactos italianos gracias a la familia Laurence.
