Tercer Mes

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Capítulo VIII: Quejas.

Pocos días faltaban para que el tercer mes finalizara, y llegará el cuarto mes. Los síntomas cada día eran peores para Draco y Harry. Aunque siempre intentaban que el rubio no vomitara después de comer. Draco cada vez se volvía más débil por que su núcleo de magia daba casi toda la magia a el bebe. No era grave, después de todo era normal que esto pasará.

Aunque las quejas de Draco era muchas, muchas.

—¡Ay¡ Mi espalda.

—¡Ay! Mi cabeza.

—¡Ay! Tengo hambre.

Si Harry hubiera sabido que tendría que ser el esclavo de su esposo, el hubiera quedado embarazado es su lugar. Mejor pensándolo, como que no.

Draco era sensible por el embarazo y las quejas eran normales. Draco normalmente se queja, embarazado es peor.
Pero apesar de todo eso, era por el embarazo ¿No?

Según el las hormonas adolescentes eran las peores hormonas, se retrataba, las hormonas de un embarazo les ganan por mucho.

—Amor.

Harry estaba sentado bajo un árbol en le patio de la mansión, el patio era hermoso, tenía un pequeño manantial y muchas árboles y flores de muchos colores. Tan colorido, tan cálido.

—¡Maldito sol!— Draco que estaba sentado en sus piernas se quejó sin dudarlo.

—Amor, yo te dije que el sol te iba a molestar— y era cierto, el le había advertido a su rubio desde antes.
El rubio solo soltó un sonido de molestia.

Y las quejas siguieron, que el sol, que el aire, que las flores, que los animales, que los peces. Nada se le escapaba de ser juzgado. Hasta le había dicho que su camisa no combinaba. El solo se quedaba callado mirando el drama de su esposo, después de tanto perdió su paciencia.

Le dio la vuelta a el rubio quedando enfrente de el, antes que el rubio hablara, sus labios ya estaban conectados con los del el rubio. El rubio solo acepto el beso, el beso fue tierno y suave, a los pocos segundos el beso se separó.

—¿Porque fue eso?— pregunto el rubio por el beso tan repentino.

—No te callabas, y ¿Que tiene de malo que bese a mi esposa?— el azabache solo se acercó más.

—Nada, pero me diste un susto muy feo. Vamos adentro el sol es horrible hoy— bueno el beso no sirvió para las quejas.

—Esta bien— el rubio se paró, viendo cómo el oji- verde se levantaba de su asiento bajo el hermoso árbol. Harry le agarro la mano, y se dirigieron a la entrada para entrar a la mansión.

***

—¿Crees que estos días hará calor?— pregunto el rubio por el clima tan caliente.

—Creo que sí— y no, eso no era culpa de la quejas del rubio, enserio hacía mucha calor.

—Que calor ¡Quiero ir a la playa!— hablo de pronto el rubio.

—Dragón, son las doce de la noche, no puedes ir a la playa a esta hora— respondió el ex-gryffinfor.

—Obvio no, pasado mañana podemos ir con los chicos ¿Si?— aunque la oscuridad no le dejaba ver nada a el azabache, sabía que su esposo estaba haciendo cara de perrito.

—Vamos ir ¿ok?, pero duérmete Draco— tan rápido como el azabache hablo el rubio se fue al mundo del los sueños. Pasado mañana irían a la playa ¡Genial!

Solo esperaba que naciera el bebe, solo falta seis meses, solo faltan seis meses. Harry repetía es su cabeza.

Si solo seis meses....¿No?

***

¡Hola!, no e actualizado por más de un mes, pero en defensa. Tenía exámenes pero tranquilos que ya pasó, ya regresé.

Las ideas están volviendo y volví a ser igual de creativa que antes.
Tuve problemas actualizando mi nuevo celular, bueno no tan nuevo ya que era de mi mamá, pero bueno.

El que era mío, es suyo ahora. Y el suyo, mío. Así que tuve que pasar muchas cosas a este celular, pero ya terminé todo.

Aclarando esto, ¡Féliz día de los muertos!

¡Ahora sí, adiós!






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