Cuarto Mes

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Capitulo X: La sandía.

La luz de la luna iluminaba la habitación grande de la mansión Potter-Malfoy, el silencio de la noche se escuchaba tan hermoso y la luna tan hermosa iluminando. Todos dormían, incluso los elfos, pero alguien no.

El rubio en la cama de la habitación principal estaba con los ojos abiertos mirando un punto fijo, a su esposo. Los dolores de cabeza y espalda no lo dejaban dormir y encontrar una posición cómoda para descansar no era muy fácil. Su estómago crecía más y más, en este momento tenía un antojo.

Pero Merlín eran las doce y catorce de la noche, quien mierda tendría ganas de sandía a esta hora, Draco si.
Le daba un poco de pena por Harry, ya que en la mañana se había comido toda la sandía que había en la alacena. Y todavía quería más, sus antojos no tenían fin y eso lo asustaba, estar embarazado necesitaba comer mucho para estar bien en salud, tanto el como el niño o niña que crecía dentro de él.

Ser mago fértil fue muy díficil de ocultar y más en Hogwarts. Aunque recordaba que tenía miedo que alguien se fuera a enterar, aunque los magos fértiles en las familias de sangre pura se consideraba muy bien visto. A el nunca le gusto ser mago fértil, pero actualmente estaba embarazado del idiota de Potter, aún recordó que cuando era un adolescente prometió no estar embarazado nunca. Que cosas ¿No?

Ahora dejando de lado todo eso, ¿Como despertaba a Harry para pedirle que le fuera a comprar una sandía a las doce de la noche? Ni idea.

Se empezó a desesperar al ver a su marido dormido, pero su cara de iluminó a apreciar que Harry se empezaba a despertar. Harry casi siempre se despertaba a esta hora, era algo normal y el se acostumbro con el tiempo.

El azabache se revolvía por la cama desesperante mente, hasta que sus ojos se empezaron a abrir. Al abrir los ojos completamente vio a su rubia adoración a su lado observándolo.

—¿Que haces despierto, Dragón?— pregunto en un susurro el azabache.

—Eh...

—¿Eh?

—Es que tengo ganas de sandía.

—¿Quieres sandía a las doce de la noche?— el azabache pregunto y el rubio asintió.

El azabache salió de la cama y se cambió y tomo su abrigo, mientras que el rubio se sentó en la cama con una cara de sorpresa, pensó que Harry diría que no iba a buscar sandía.

Con sueño Harry salió de la casa, ¿A donde? Al mundo muggle por una sandía.

Salió por unas de las entradas se algún callejón del mundo muggle y camino por la calle mientras buscaba un súper mercado muggle que estuviera abierto a esta hora.

Camino hasta que encontró uno.
”Super 24/7", nombre original. Entro y camino por los pasillos buscado algo que tuviera sabor a sandía o fuera una sandía.
Al entrar a el área de fruta, vio una pequeña sandía, y esa sandía seria su salvación la tomo y se acercó al mostrador.

—Buenas noches— hablo el chico detrás de mostrador. El puso la sandía en el mostrador.

—Buenas noches, ¿Cuanto seria por la sandía?— pregunto Harry sacando su billetera.

—2.50— hablo el joven tomando la sandía y metiendola en una bolsa, el azabache saco el dinero y lo entrego.

—Supongo que es para su esposo, señor Potter— hablo el joven mientras le entregaba la bolsa.

—¿Eres mago?— el joven sintió con una sonrisa.

—Si, estoy en Hogwarts, último año— hablo el chico.

—¿No deberías estar en Hogwarts?

—Si pero pedí una semana de vacaciones por problemas personales señor Potter— hablo el joven.

—oh ya, espero que te gradues muy bien muchacho, linda noche— hablo Harry despiendose.

—Igualmente, por cierto señor Potter— hizo una pausa el muchacho.— ¡Espero que su bebé nazca hermoso y sano!

—¡Gracias!— grito Harry saliendo de la tienda con una sonrisa.

Llego a la casa a los minutos y encontró a su esposo sentado en la sala principal.

—Regresaste— los ojos del rubio brillaron al ver a su esposo.

Lo fue a abrazar y darle un beso en la boca, se separó y tomo la bolsa con la sandía

—¡Te amo, eres el mejor Potter!— grito Draco mientras se dirigía a la cocina para partir la sandía.

El azabache solo sonrio y salió tras el rubio, al llegar a la cocina se sentó en una silla, había una mesa en medio de la cocina donde aveces desayunaban en la mañana. Miro a el rubio comer feliz la sandía, el solo sonrio.

—¿Quieres?— pregunto el rubio.

—No gracias Dragón, estoy bien— hablo sonriendo.

La verdad le daba miedo comer sandía en la noche, ¿Quién hace eso? Oh cierto, su esposo embarazado.

El solo sonreía al ver a su rubio favorito sonreír.

Todo por esa sonrisa bella.

***

¿Y esto? Pues...

El capítulo no estaba terminado asi que lo termine después de meses.
Y aún así lo publique, seguramente nadie entendia este capítulo y es que no estaba terminado.

Espero que les guste, fue muy random y no fue para nada preparado. Los amo <3, ¡Adiós!

Nueve MesesWhere stories live. Discover now