Última vuelta [Daniel Ricciardo] ✓

Capítulo 24.

23 de Julio, 2021.
Perth, Australia.

Creí que nunca iba a tener miedo como hasta estos últimos días en mi vida.

Camino de un lado para el otro hasta que escucho como me llaman.

-Nikova Ivanov...

Me dirijo al pequeño mostrador de la secretaria del médico, ella me habla de medicamentos y recetas, pero mi cabeza no deja de repasar los últimos días.

El dolor, la incertidumbre, el ver el auto destruido, el saber que alguien le cortó los frenos, el como Daniel tuvo que chocar contra un árbol, la venganza de Erick, el posterior reencuentro tanto con mi hijo como con mi novio...

-¿Ya puedo llevármelo?-Pregunto interrumpiendola.

La mujer me muestra una sonrisa cariñosa y empática, claramente entiende por la situación que estoy pasando.

-Claro, solo firme aquí y pueden irse...

Suspiro aliviada y tomo el bolígrafo que me ofrece para firmar todos los papeles que me dan para darle el alta. Una vez hecho le sonrío a la mujer.

-Muchas gracias-Murmuro.

Ella me muestra también una sonrisa. Inmediatamente me dirijo al cuarto en el que él está, para ver como sus ojos se iluminan en cuanto se conectan con los míos.

-Bueno... Espero que estés preparado para que mamá te llene besos.

Mi niño sonríe y abre sus bracitos para que lo abrace, algo que no pienso desperdiciar.

-Te llevaré a casa, cielo...-Murmuro apretando su cuerpito y besando su cabello.

-¿Si?

-Si, todos te están esperando a ti, Dan y yo te hicimos tu pastel favorito...

-¿Cómo está él?

-Bien, cielo, él se encontraba muy asustado por tí.

Mi hijo niega con la cabeza.

-Ya no me duele más, mami, estoy bien.

Asiento con la cabeza. Pienso unos segundos y luego de hablarlo mucho con mi novio, sigo su consejo y le soy totalmente honesta a mi hijo.

-Mamá se metió con gente mala, Damon...

Él asiente con la cabeza.

-Algo he escuchado...

Su mirada atenta en mí me hace asentir y me da fuerza para seguir hablando.

-Yo lo siento mucho, mi amor.

Mi hijo niega con la cabeza.

-Mami, tú solo quieres hacer tu trabajo y además solo fue un choque.

Debo morder mi labio inferior en cuanto siento que empieza a temblar y acaricio su cabello y mejilla.

-Te amo muchísimo, hijo, ¿lo sabes?

-Creo que me lo has dicho-Me sonríe.

Beso su frente mientras él me abraza y cierro mis ojos.

-Ahora vamos a casa...-Murmuro sin salir de su toque.

°°°

Realmente viví aterrada hasta este momento en el que llevo a mi hijo en silla de ruedas porque tiene el tobillo fisurado, hecho que no es más que un milagro. Camino a la camioneta donde me espera mi papá y sonrío cuando Damon suspira.

-¡Abuelo, tengo un yeso!

Mi papá se ríe, mientras yo pongo los ojos en blanco porque es un hecho que no ha dejado de nombrar desde que se lo pusieron.