Capítulo 29.

5.9K 417 257
                                    

28 de Agosto, 2021.
Londres, Inglaterra.

Estaciono la camioneta en un callejón vacío e intento respirar con tranquilidad.

-¿Por qué carajo estoy aquí?-Murmuro.

Me recuerdo a mi misma que vine aquí en búsqueda de respuestas, además de querer saber si ella está bien y que mi curiosidad de quien mierda es Roma Bianchi sea resuelta.

Tomo el arma que puse en el asiento de copiloto y le pongo el seguro por las dudas. Claro que no voy a disparar, pero es que me estoy metiendo con una jodida mafiosa. Saco mi celular del bolsillo de mi pantalón y le escribo un mensaje a Daniel que se que está durmiendo.

Yo: Te amo con lo más profundo de mi ser.

Dejo el celular en la guantera y decido por bajarme del vehículo de mi novio. Camino hasta el edificio donde veo a dos hombres ingresando, rápidamente escondo mi arma en la cintura de mi pantalón.

-¡Disculpen!-Llamo su atención-. ¿Me dejan abierto?

Uno de ellos sostiene la puerta, por lo que le sonrío en forma de agradecimiento. Veo cómo ellos se dirigen al ascensor, en cambio yo voy directamente por la escalera hasta el cuarto piso, donde se encuentra el apartamento de la italiana. Al llegar hasta ahí me doy cuenta que está todo muy silencioso y desolado, por lo que con cuidado e intentando no llamar demasiado la atención abro la puerta.

Ingreso con mi mayor precaución, en vano, debido a que no puedo dar más de dos pasos en el lugar que inmediatamente soy tacleada.

-Mierda-Gruño.

Veo mi arma tirada a mi lado y cuando voy a tomarla un pie cubierto de una converse blanca pisa mi mano.

-Dame una puta razón para no atravesar tu nuca con un disparo-Siento el frío de la punta del cañón e inmediatamente intento hacer fuerza para no mostrar mi nerviosismo.

No tengo una puta placa para justificar lo que estoy haciendo, solo puedo decir que quiero justicia y venganza.

-Porque si realmente me quisieras matar me atravesarías la frente-Es lo más ingenioso que se me ocurre.

Siento como le saca el seguro a su arma y como la punta fría de esta hace contacto con mi sien, además de como clava con más fuerza rodilla en mi espalda para que no me ponga de pie.

-Cinco... Cuatro...-Empieza con un conteo.

Cuando estaba formándome para ser policía me crucé con el hecho de estudiar que se hacía un día ante un caso así, en el hipotético caso de que tenemos un tirador apuntandonos, de ahí supe que debemos contarle sobre nuestra vida, sobre nuestra cotidianidad, sobre nuestra familia, para que justamente quien sostenga el arma pueda empatizar con nosotros, eso es lo único que nos queda. Claro, a menos que sea un sociópata. Es una medida claramente desesperada, pero en este caso sé que es lo mejor que se me ocurre.

-Tengo un niño de la misma edad que tú tenías cuando tu mamá se fue...-Empiezo-, tengo un hijo, su nombre es Damon, y es el niño más listo y divertido que alguna vez conocí, también tengo un esposo, bah, casi, pero que es mi complemento...

Siento como tras unos segundos el arma es alejada de mi anatomía y por fin puedo respirar con tranquilidad al no sentir el peso de su rodilla.

-Eres Nikova, ¿no?

-Si, Roma...

Escucho su suspiro y siento como rápidamente me ayuda a ponerme de pie.

-Vaya primera vez para conocernos-Se ríe y rasca su nuca.

La veo de cerca y es una chica de no más de 1,60 de altura, es castaña oscura de ojos verdes, es sencillamente preciosa.

-Me tacleaste...

Última vuelta [Daniel Ricciardo] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora