Capítulo 41.

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26 de Marzo, 2022.
Manama, Bahréin.

Daniel se fue hace un rato al circuito, en cambio, yo me quedé leyendo en mi laptop un mail con muchos informes que me envió Oliver, mientras espero que nuestro hijo se termine de cambiar.

En cuanto a mis cuestiones laborales y la investigación pudimos descubrir algunas cosas. Owen y Erick quieren el puerto de San Petersburgo para poder ingresar armas y drogas, es un pase directo a poder distribuir todo en Europa, sin necesidad de dar explicaciones. Claramente podían querer otro puerto, pero, ¿Qué mejor que el puerto de tu mayor rival? Porque si, la puta y jodida realidad es que quieren el puerto de mi familia por eso, resentimiento. Aún no se cómo es que se harán dueños de este, pero con gente como ellos no me sorprendería nada.

-Mami...

Veo a mi hijo asomarse por la puerta y sonrío al verlo vestido con la ropa de la escudería de su papá.

-¡Pero si mi niño se ve increíble!

Se adentra a la habitación y da la vuelta como siempre que su papá muestra como se encuentra vestido. De tal palo tal astilla, ¿no? El look de mi hijo se basa en que lleva puesta una gorra con el 3, una camiseta de Daniel, un pantalón corto negro de su merchandising y la bandera de Australia como si fuera una capa. Todo en Damon grita: "Soy un Ricciardo orgulloso". Una carcajada se me escapa al ver a Milo entrar detrás de él con una camisetita también con el número de mi prometido.

-Wow, te ves como el mayor fan de tu papá.

Mi hijo sonríe y me muestra como debajo de su camiseta tiene una de Seb cuando estaba en Ferrari. Está vez si se me escapa una carcajada.

-Amo mucho a papá, pero Seb es Seb y duele que se haya ido...

Aún recuerdo el día que el Alemán dijo que se retiraba, ese día Damon y Daniel vistieron de negro para procesar el duelo de dejar de ver al cuatro veces campeón del mundo en la pista.

-¿Y tú qué te pondrás?-Me saca mi hijo de mis pensamientos.

Veo que sobre la cama hay varias opciones, entre ellas un vestido verde claro que haría que no sufra calor, pero la jodida idea de sentirme incomoda y expuesta en el paddock no es algo con lo que me veo capaz de lidiar. Por lo que contemplo la segunda opción, la cual se parece más a mi, una camiseta de Daniel de su merchandising, un pantalón corto de jean y mis zapatillas Nike Air blancas.

-Algo parecido a lo tuyo...

No me pierdo como mi hijo mira sus manos y luego la punta de sus converse.

-¿Hijo...?-Pregunto en cuanto no me responde.

-¿Papá y tú quieren tener hijos?

Me sorprende la pregunta, me deja en shock y una vez más ese jodido sueño en que tenemos una vida tranquila como familia se hace presente.

-¿Tú quieres tener hermanitos?

Él me mira con sus grandes ojos celestes haciéndome casi morir de amor de lo bello que es. Se nota que tiene mil cosas para decir, pero que no sabe por dónde empezar.

-Soñé con un niño-Me comenta-, era pequeño, tenía el cabello negro y llenos de rulos... Papá le decía Nathan.

¿Acaso todos están soñando con bebés menos yo?

Acaricio el cabello de mi hijo y lo hago sentarse sobre mi regazo. Milo, su fiel compañero, se acuesta sobre la cama a unos pocos metros nuestro.

-Tú serías el mejor hermano mayor del mundo.

Su sonrisa es grande, es tan brillante como la de su padre. Él es un niño que parece un ángel, desde que llegó a mi vida no ha hecho más que salvarme de todo, hasta de mi misma. Es mi vida entera y no hay un solo día que me imagine sin él. Verlo crecer hasta ahora viene siendo el mejor regalo del mundo.

Última vuelta [Daniel Ricciardo] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora