Noveno Capítulo:

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Capítulo 9- ¡No abras la puerta!


Sonó la madera de la  puerta, un toque con fuerza hizo temblar la estructura y el niño voló para ser el primero.


—¡No abras la puerta! —advirtió la niñera desde la cocina en cuanto el ruido de la puerta se oyó. Imari no prestó atención a la orden y fue rápidamente a abrir esa puerta.

«¡Es mamá! », pensó al hacerlo, no consideró el porqué su madre regresaría tan pronto de su misión.


—Tú no eres mamá... —dijo al ver dos figuras imponentes paradas en frente de esa puerta, la joven llegó desde atrás y tiró al niño en un instinto protector.

La mujer tan delgada como alta y un hombre gordo pero fornido comenzaron a cruzar el umbral con lentitud, la joven no supo que hacer y le gritó: "¡Imari, corre!". El hombre sonrió y levantó la mano; ¡Bang! Tiró con brutalidad el cuerpo de esa muchacha el que azotó contra la pared, fue en ese instante que el asombrado niño se echó a correr por su vida.


—Murra, mira —habló ese hombre levantando el cuerpo de la joven—, todavía vive, su chispa debe ser fuerte —Murra le hizo un ademán de menos y siguió los pasos del niño, su verdadero objetivo.

El hombre la alcanzó de prisa, siguió a su compañera arrastrando el cuerpo ensangrentado de la muchacha.


—Vinimos aquí por un Byakugan, no una inútil que soporta golpes —dijo Murra llegando hasta el lugar del mocoso.


Imari se sintió atrapado y sin lugar para huir, su evidente nerviosismo hizo reír al dúo demoníaco.

—Soukka, a ti te gustan los niños, ¿no? —preguntó picara, hubo algo en su voz que erizó cada parte de su cuerpo.

«¿Gustar?». Desesperado comenzó a dar golpes en la ventana, volteó para ver a esos depredarores que caminaron lento, casi burlándose de él.

Imari posó su mirada oscura en el cuerpo colgante de su niñera, Soukka lo notó y no dudó en tomar la cabeza de la joven entre sus grandes manos, ¡tack!, le quebró el cuello como si fuese una rama seca, ese cuello quedó irremediablemente torcido y ni el mismo Hagomoro podría volverlo a poner en su lugar original.

El niño pegó un grito, de verdad nunca creyó que una persona podría perder su vida tan fácil, las lágrimas de impotencia se desparamaron por todo su rostro. Si estas personas tuvieran uno, sus corazones se hubieran doblado como el cuello de la joven. Una expresión tan lamentable puso el niño prácticamente escondido en un rincón, el mismo Soukka no pudo evitar el impulso de tocar ese pequeño rostro.

El hombre acarició la carne tierna con suma delicadeza, en sus ojos se veían estrellas al posarse en el rostro limpio y fresco del infante.


—Tu serás una gran adquisición —Le dijo con su voz ronca y desagradable, de pronto el tacto quemó como si fuese fuego, no quería que este hombre asqueroso le quebrase el cuello de esa forma—. Vamos, sonríe para mí —Lo sujetó del cuello y perdió la respiración, con cada segundo que pasaba Imari se convertía en un minúsculo insecto ante esas manos.

Imari- SasuHana Where stories live. Discover now