13-Seiya de las Olas

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Capitulo 13: siguiendo tus huellas

Seiya de los Olas y el poder de la mentira: Primera parte -padre no volverá.

Seiya es su nombre y no es noble, no es un genio ni feroz, tiene siete años y su madre es una campesina o al menos eso es que todos ven. Sus vecinos hablan de ellos, los llaman “extraños”.
Viven modestamente mas no en probreza, por alguna razón su madre siempre posee dinero, ella es hermosa a tal punto que varios hombres del pueblo han llegado a su puerta después de saber que enviudó, esto a Seiya enfureció.
—Papá no murió, él me dijo que vivía en nuestros recuerdos —los cuales fueron muy pocos en realidad, Seiya se deprimió.
El día que su padre se despidió de él llegó como siempre en la noche, sin que nadie lo viera, encapuchado y a paso firme. Casi nunca lo veía, algunas veces podía sentir como lo vigilaba, eso lo hacía muy feliz pues su padre quería estar con él, «pero no puede».
“—Estoy enfermo, me iré y no volverás a ver —le dijo —Viviré en alguna parte de tus recuerdos —palabras secas.
El pánico inundó a Seiya y no pudo contener sus lágrimas, su padre nunca miente, si dice que esta es la última vez entonces lo es.
—¿Puedo saber el nombre de mi padre? —preguntó entre lágrimas, el hombre de negro negó con la cabeza—. ¿Por qué?
Jamás lo ha desafiado, su padre es imponente, solo mirarlo le asusta e intriga, también lo ama por el simple hecho de ser su padre.
—No es un buen nombre —respondió agachándose a su altura, Seiya cerró los ojos pues sabía que un abrazo es lo que seguía, así fue y hundió su cabeza en el cuello del hombre llorando.
—Quiero oírlo —continuo negándose a dejarlo ir.
Su padre dio un suspiro, varias veces le dijo que le recordaba a alguien, a su hermano, Seiya no sabe ni preguntó que había ocurrido con ese hermano menor, pero intuyó que nada bueno.
—Itachi, soy un hombre con nombre maldito, ese es mi nombre y tú eres mi hijo, nunca lo olvides.
«Itachi», nunca le dijo su apellido, el mismo Seiya es conocido por “Seiya de las Olas”, un nuevo aprendiz de la academia el cual no duró ni un día en la institución, creyó que su padre y madre que enfadarian pero solo dijeron:“No es tu culpa”, ellos siempre decían eso, “conseguiras algo mejor”.
Itachi se fue caminado tranquilo a la mañana, Seiya y su madre lo observaron parados frente a una ventana, ambos fuertes e inmóviles.
—¿Cuál es mi apellido? —preguntó sin apartar la mirada de la ventana —. ¿Cuál es tu nombre, mamá? ¿Quiénes son? ¿Y por qué no podemos estar juntos?
Su madre no respondió, solo se dio la vuelta echando un último vistazo al padre de su hijo y se fue, desde atrás se veían unas hebras color lila en todo el cabello castaño.
—Ya debes teñir tu cabello otra vez —le dijo a su madre, esta asintió mientras se iba definitivamente
«Es una despedida muy fría», pensó”.

Pasaron los días y así un año, su capacidad mental sorprendió cada vez más a su madre, aunque la física sigue siendo normal, otros dirán que es un súper dotado, pero a su madre esto no le sorprende.
Estaban en el campo de entrenamiento que dejó su padre contruido para él, solo podía entrenar por la noche y en silencio, con su madre de testigo intento realizar la bola de fuego y con éxito, pero está era muy pequeña y no duró nada en el aire antes de desapracer.
—A tu edad tu padre ya había comenzado a dominar técnicas superiores a estos trucos.
«A tu edad, a tu edad, a tu edad», al parecer su padre fue un genio entre genios, nada que pueda hacer impresiona a su madre, su padre «era mejor a mi edad». Sintió envidia, ¿qué tan bueno es?
—Cuando papá regrese me enseñara él mismo.
Seiya comenzó a golpear un árbol con sus puños directamente, sin mirar a su madre.
—El no volverá nunca, murió. Seiya, él murió en paz sabiendo que tú y... están a salvo.
Seiya no prestó atención, ya le ha dicho esto muchas veces y ninguna le ha creído, cómo lo sabe si ella no sale de su casa nunca, es como si tuviera miedo a que alguien la reconozca.
Seiya entrenó y volvió a la academia a probar suerte, hubo un gran tumulto de gente, él no pertenecía a la aldea de las olas, aún así se presentó, ellos no son tan estrictos como las demás aldeas, la guerra los dejó débiles, si es talentoso puede unirse.
—Es él, dicen que su padre era un fugitivo, uno muy peligroso —murmuraron —. Y su madre una mujer que vende su cuerpo para... ¡Ahg!
Seiya sujetó del cuello al muchacho que se atrevió a decir tal cosa, amenazó a los otros y se alejó, eso no detuvo las habladurías sino que las avivó.
Seiya logró pasar el examen en grupo, le tocó un par de gemelos muy callados y retraídos, una niña y un niño, no fueron de ayuda pero no lo sabotearon como sus antiguos compañeros.
—Gracias —les dijo y estos solo asintieron, no hicieron absolutamente nada y hasta parecían molestos —. Veo que no desean ser ninjas, arruiné su expulsión, lo lamento.
Los gemelos ignoraron a Seiya, ya buscarán otra forma de ser expulsados. Por otro lado, Seiya resivió su banda feliz y se regresó corriendo y riendo, algo que nunca hizo en su corta vida.
—¡Mamá, mamá! —gritó feliz —. Tengo mi banda, un equipo y hasta un maestro, ¡se llama Himā, es Jōnin!
Su maestra es una ninja médico, le dijo que su especialidad podría ser la suya también, tiene un control desarrollado para su edad y un instinto protector para sus compañeros admirable. ¡Jamás fue tan alabado!
—¡Seré un ninja médico!
¿Existe algo más noble y admirable que el salvar vidas en vez de quitarlas? Seiya en un día encontró su equipo y su vocación, «papá estaría feliz».
Pero su madre no respondía, buscó por otras partes y no había rastro, aunque nada desordenado tampoco. Seiya observó el techo y un papel cayó sobre su cara, «huele a sangre», el papel está empapado en ella.
Seiya de la Olas nunca regresó a la aldea, empacó sus cosas y se dispuso a encontrar a su madre, ella está pérdida, «o secuestrada», o muerta.
—No puedes quedarte aquí sin hacer nada —se dijo a sí mismo —, papá se fue y no hiciste nada... mamá no hará lo mismo.
En su viaje aprendió muchas cosas, lo que posee es una línea sucesora propia de un clan maldito, no puede dejar que otros lo sepan, «una línea maldita», su padre le habló de maldiciones, debió prestar más atención. Decidió aprender el arte de sanar por su propia mano, provocando resultados desastrosos, «supongo que un ser maldito no puede curar, solo destruir».
Al cumplir catorce conocio a la organización, al principio no supo de qué se trataba, solo oía y limpiaba cosas como un sirviente. Hasta que un día escuchó a mujer alta, «Murra»: “Konan se me escapó por poco, esa perra de papel. Creí que estaría planeando algo oculta, ¡nada de eso!”, ante sus palabras arrogantes Soukka se carcajeo y contradijo: “Konan, la misma que por poco acaba con ese sujeto poderoso Uchiha, ¿y tú la matarías? ¿Eso le dijiste al jefe? No seas ilusa, esa perra será mía”.
Algo vibró en el pecho de Seiya mientras fregaba los pisos, ¿hablan de su madre? Seiya preguntó: “Hay alguien que pueda acabar con Murra”, los dos se percataron de su presencia.
Soukka dijo: “Y contigo también, pero no conmigo, ¡ahora ve a fregar los baños con las manos, mocoso metiche”.
No podía estar seguro que fuera su madre, ella no esta aquí así que debe buscar una escusa para largarse. Eso haría si no lo hubiese visto, un pequeño niño de ojos negros y cabello negro, muy furioso y valiente, gritaba groserías, acusó a todos de ser unos hijos de perra y amenazando con sacar ojos de sus cuencas.
«Debo sacarlo de aquí».

Nota: la historia de Seiya como la de Ten Ten va a su propio ritmo, cuando esté encerrado en comillas  “ así” es un evento pasado, o puede comenzar el capítulo en un evento pasado he ir hasta el futuro (como este capítulo que comenzar cuenta el inicio de Seiya sin importar las líneas de la historia principal). El futuro fijo es hasta ahora Imari como mendigo en las calles de una ciudad cerca de Sunagakure.

(Ignoren esta última parte, escribí el capítulo luego del de Imari)

Imari- SasuHana حيث تعيش القصص. اكتشف الآن