Los rayos más radiantes de la estrella más cercana a la Tierra, iluminaron con gran intensidad, junto a ellos venían bellas nubes con sus figuras que encajaban con el arcoiris

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Los rayos más radiantes de la estrella más cercana a la Tierra, iluminaron con gran intensidad, junto a ellos venían bellas nubes con sus figuras que encajaban con el arcoiris.

Cuando la brisa fresca sopló un aire cálido, Anastasia dictó lo siguiente:

—Que quede en el pasado todos los malos entendidos, ¿De acuerdo?.

Se puso de pie y agarró la canasta junto con las chucherías que había dentro del objeto. Por mi parte yo permanecí echado en el mismo lugar y me digné de valor para dar mis razones.

—No eres mala, lo sé. Podemos ir a un mejor lugar.

—Creí que esa cicatriz te ayudaría a entender en las circunstancias en la que te encuentras.

—Entiendo que lo hayas hecho para controlarme.

—No... Ellos jamás te controlarán -Dio una ligera pausa en su oración para mostrar una cicatriz en la palma de su mano derecha —. Esto me hicieron por mi incredulidad, sumando los golpes y maltratos cuando era una pequeña criatura.

—Es básicamente lo mismo que yo recibí de tu parte —reproché.

— ¡Y lo lamento! —exclamó ella- Habrá que dejar nuestras diferencias y volvernos unidos como hermanos.

Di un ligero suspiro y con una voz temblorosa, hablé: —Solamente no quiero ir... No pienso regresar... Es un agujero muy oscuro para mí.

Me había levantado, no obstante, mi vista no estaba alcance de ver a la joven. De pronto sentí por un segundo su consuelo y su paciencia en mí. Mis ojos la miran de nuevo, pero esta vez, siento como sus manos me dan caricias en mi rostro. Una ligera sonrisa me hace tener fe en Anastasia, por primera vez.

Dimos inicio a nuestra caminata al lugar que menos deseo nombrarlo "hogar". Una inconveniencia vino a nosotros; las mujeres y los hombres impidieron nuestros pasos quedando al final rodeados por una muchedumbre que fueron traídos por la desgracia que han recibido dos mujeres humildes por una niña callejera.

De sus bocas salían insultos, penas y menor frecuente protestas defensivas en nuestro veredicto. Mientras la bulla resona, la autoridad llega a la ofensiva de tenernos con las manos en cadenas y con la condena del silencio.

•••

Las horas habían transcurrido con un conflicto de una mayor gravedad; nos habían hecho tantas preguntas acerca de nuestros orígenes, y algunas veces, los resultados definían un futuro destino a cada uno. Con solamente responder unas cuantas dudas, la oportunidad de protestar en aquel dilema se anula por completo.

Por mi suerte, ha de ser opulento que me hayan catalogado como un inocente sin cuidado, su veredicto, es darme libertades estando dentro de la supervisión de instryctoras religiosas a las afueras de Inglaterra. En el caso de Anastasia, la situación la circula hasta llevarla a las rejas.

Evan: El Niño Aventurero Where stories live. Discover now