Nota del autor.

Advertencia.

En este capítulo encontrarás referencias eróticas, abuso infantil y contenido para +18, etc. No se estima que habrá una escena sexo muy fuerte, sin embargo, se debe tomar precauciones ante la sensibilidad del público.

El siguiente símbolo "[~]" indicará que se aproxima un relato para los mayores de 18 años. Se recomienda evitar esta escena si eres menor de edad.

Si eres menor de edad y decides no captar las advertencias, debo aclarar que no es mi responsabilidad. Sugiero que seas discreto sí prefieres desobedecer.

Nuevamente, mi vista estaba sumida a la oscuridad, mi boca estaba sellada por una tela y mis manos retenidas por unas cadenas

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Nuevamente, mi vista estaba sumida a la oscuridad, mi boca estaba sellada por una tela y mis manos retenidas por unas cadenas. Me movía hacia un lado y luego hacia el otro, mi voz hacía lo que podía para dar gritos de auxilio, pero era un desperdicio; unas manos agarraban mis hombros con fuerza y de mi garganta solamente salían incoherencias.

Mis ojos se abrieron a pesar de mis circunstancias, la tela no impedía que mis mejillas se llenarán en un mar de lágrimas.

Por un momento, sentí que las ruedas del carruaje se detuvieron. Así empecé a escuchar por primera vez varias carcajadas de cada infame y relinchos de cada caballo.

Aquellos brazos comenzaron a presionar mis hombros con más fuerza, tanto que me levantaron de mi asiento involuntariamente hasta dejarme quieto aún con mis ataduras.

De pronto una silueta oscura acercó sus manos a mi cabeza frontal, desató la venda y reveló a una persona que me llenaba de furia al oírla hablar.

— ¡El sol amanecido, mi niño! —dijo la misma traicionera campesina. —Mi nombre es Bianca Stewark y tu eres mi lindo tesoro.

Tenía una rabieta por esa mujer. Trataba de quitarme del agarre de los hombres, daba gritos fuertes aún estando amordazado y por un instante, un golpe me dejo rendido en el suelo.

—Siéntete como en casa ahora —replicó Bianca. Con su sonrisa triunfadora, me abandona con mi derrota.

A la fuerza, me incorporaron para ponerme de pie y adentrarme a una sucia y tenebrosa cabaña. Dentro de ella, había muchos niños; los muchachos con tirantes ajustados, las niñas con faldas hasta sus tobillos y con su toque final; capotas y boinas bien colocadas en sus cabezas con unos peinados muy formales adecuados a su edad.

Todos tenía la aparecía de unos pastores, sin embargo, sus expresiones marcaban tristeza, dolor y miedo, encerraban sus emociones por la cruel crianza y se volvía fríos y tímidos.

Era trágico presenciar tal acto.

Me arrastraron tan lejos de la salida hasta llevarme a un túnel sucio y oscuro. En medio de la repugnancia, empezaron a quitarme cada prenda de mi cuerpo hasta dejarme sin nada.

Evan: El Niño Aventurero Where stories live. Discover now